Un Amor Escondido

¿Eres tú?

OCHO AÑOS MÁS TARDE

Eran las seis y media de la mañana y el despertador sonaba como ningún otro día. Thiago intentaba atinar sin despegar la cara de la almohada dónde estaba el botón de apagar la alarma. Después de varios intentos por fin se decidió a levantarse y prepararse. Le esperaba un largo día de trabajo. Había llegado hace dos días de Japón en donde había hecho alguna que otra campaña de publicidad y acudido a eventos. Durante esos días recibió varias ofertas de trabajo, pero fue incapaz de aceptar alguna. Llevaba tres años trabajando en una empresa textil americana en la cual se sentía muy agusto y había crecido mucho como modelo, llegando a ser bastante conocido en esa industria. Todo le iba bien, tenía un buen trabajo, viajaba  siempre que podía, pero no había encontrado el amor. En esos ocho años nunca se había enamorado de ninguna chica, todo lo que había tenido habían sido líos de poco tiempo. Esa mañana, mientras intentaba mantenerse despierto, pensó en lo mucho que se querían sus padres, nació dentro de una familia "estructurada" y tenía una hermana mayor, pero lamentablemente no había vivido una historia de amor como la de sus padres. La única vez que sintió algo similar a estar enamorado fue cuando se enteró de que la chica que tanto le gustaba también estaba interesada en él, pero ya habían pasado poco más de ocho años y eso lo tenía como un simple recuerdo del chico que fue.

Ese día era distinto a los demás, anunciarían una nueva campaña y el sería el modelo principal, cosa que lo emocionaba. Es por eso que no se dejó llevar por el jet lag. Cuando se preparó recordó la última vez que había salido con una chica ¡Toda una locura! Casi todas las citas que había tenido se interesaban únicamente en una relación física, él no, él quería vivir y sentirse vivo.

 

En el instante que él salió de su casa con dirección a la oficina, el vibrar del móvil de Harriet se sintió tanto que eso fue lo que la despertó. Llevaba muchas semanas descansando poco debido a la presentación que tuvo hace poco menos de un mes en un centro cultural. Ahí conoció a Andy, una mujer joven como ella, que trabajaba en la empresa más cotizada de Nueva York. Cuando Andy conoció las fotos que Harriet exponía rápidamente le ofreció un empleo, el cual Harriet no rechazó, llevaba varios meses pensando en darle un vuelco a su vida. Lo único que le preocupaba era su padre, aquel hombre que se desvivió por ella desde que su madre murió hace poco más de dos años debido a una enfermedad terminal. Ambos se trasladaron a   un pueblo después de la muerte de su madre, Harriet no deseaba cambiar la vida de su padre, él era realmente feliz en su casa y con el ganado al que cuidaba como su mayor tesoro.

La decisión fue muy difícil de tomar, pero su padre no le impidió nada. Él sabía cuanto significaba para Harriet comenzar una nueva vida. Le prometió que lo visitaría a menudo, pero en el fondo la joven sabía que sería muy díficil verse fecuentemente. Las cosas no iban del todo bien a nivel económico por eso Harriet no podía rechazar la oportunidad. Lo único que ella deseaba era no tener que separarse de su padre, pero si se quedaba se quedaría estancada como lo había hecho é y habrían sufrido muchos problemas con el dinero.

Sintiéndolo en el alma la joven se despidió de su ya mayor padre con una sonrisa impidiendo que se le escaparan las lágrimas. Después de eso, cogió un avión y desde las alturas se planteaba como sería su nuevo futuro. Lo cierto es que nada de lo que le pasó después pudo habérselo llegado a imaginar.

Eran relativamente pocas horas de viaje y cuando llegó al hotel donde se hospedaría hasta que le entregaran su piso, lo único que quiso fue dormir, esa habilidad de dormir con facilidad era muy característica de ella.

Cuando el vibrar del móvil se le hizo insoportable decidió cogerlo y mirar quién llamaba, para su sorpresa era Andy, la chica que la contrató. Todo cobró sentido ¡La reunión con el equipo de la campaña! Harriet lo había olviddado ¿Qué clase de presentación en el trabajo iba a ser llegar tarde al trabajo?

Contestó y Andy le calmó los nervios diciendo que el jefe había tenido un asunto que atender y se posponía la reunión para una hora después. Tras de colgar, la joven se duchó ,se maquilló y se puso unos pantalones de traje negro junto con una blusa con escote en punta y bastante corta. Cogió el auto que había comprado hace unos meses y justo cuando llegó, aparcó y subió deprisa a la reunión. No conocía las oficinas y llegaba tarde ¡Menuda suerte llevaba ese día!

Estaba apunto de llegar a la sala donde era la reunión cuando, de pronto, se escuchó el grito de una mujer ¡ Le acababan de pedir matrimonio en el trabajo! Harriet no quiso frenar pero la curiosidad le ganaba y cuando caminaba mirando hacia atrás sintió como si se hubiera chocado con un muro alto y que olía estupendamente. El impacto fue tal que se cayó al suelo. Todo lo que llevaba en las manos también se callaron y cuando la joven estaba a punto de responderle a aquella persona se dio cuenta de que era él. No lo podía creer, eran esos profundos ojos negros, ese lunar cerca de la boca. Un escalofrío la arrasó. De pronto hacía mucho calor, y más si las vistas eran un hombre en traje y que era la reencarnación pura de un bombón. Aquel chico encantador que ella conoció se convirtió en un hombre atractivo que solo con su sonrisa ya había acelerado la respiración de Harriet.

- Las probabilidades de encontrarte aquí eran prácticamente iimposibles ¡Dios, cuántos años Harriet! - respondió dedicandole una mirada, que para ella fue más que seductora, a menos de diez centímetros de su cara.

- ¡No me lo creo!- en ese momento la ilusión de verlo alegro tanto a Harriet que ni siquiera se dio cuenta de que le estaba abrazando hasta que él posó sus anchos brazos por encima de su cintura.

En ese momento los recuerdos les invadieron a ambos, el recuerdo de ese beso se apoderó de su pasión, y de manera inconsciente ella se acercó a él y le robo un pequeño beso. Al darse cuenta de lo que había hecho quiso apartarse por miedo a la reacción de él, pero al ver que Thiago no la soltaba, lo miró y ahí fue cuando el aprovechó para robarle esta vez el beso que ambos deseaban de verdad. Un beso que curara el sufrimiento que ambos pasaron hace ocho años en su despedida. La intensidad fue poco comparada con toda la química que se sentía en aquellos cuerpos, ninguno de los dos sintió nunca lo que sintieron con ese besó...y jamás lo harían.




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