No tengo miedo a amarte

El beso no había terminado cuando Harriet se dio cuenta del grandísimo error que eso significaba. Era difícil de entender, pero no se sentía del todo segura de estar haciendo lo correcto, hay veces en las que tu conciencia es superior a tu deseo, eso era la realidad de ambos. Estaban tan cerca que  sus respiraciones se habían sincronizado, la atracción era mutua y crecía a cada segundo que pasaba. Llegados a un punto, lo único que los mantenía unidos era una profunda mirada en la que estaban sumergidos. Fue en ese momento en el que los comentarios de las personas alrededor les transportaron a la realidad. Hay que tener en cuenta que se acababan de ver y lo que sucedió fue una sorpresa para todos los presentes. Cuando ambos recuperaron la compostura, se levantaron mientras continuaban mirándose, ya pasados unos segundos se alejaron en distintas direcciones. Ni una sola palabra salió de ninguno de los dos. 

Harriet estaba tan impresionada que no era del todo consciente de lo que había hecho, cuando se marchó, lo primero que hizo fue entrar a uno de los baños. Ese beso lo llevaba esperando años, aunque no había sido del todo real para ella ¿Cómo puedes descifrar los sentimientos que se encuentran detrás de una persona a la que llevabas años sin ver y prácticamente no conocías del todo? Esa era la única pregunta que se le pasaba a la joven por la cabeza. Todo lo que había ocurrido nada más llegar había desubicado a Harriet y cuando ésta volivió a su realidad salió del baño se miró en el espejo y se dijo a sí misma:

- No pierdas el control, no otra vez.

Al salir, varios empleados la miraron y al minuto la reconocieron, ella no se paró y continuó su camino a la sala de reunioones a la que llegaba tarde por culpa de todo lo que le había pasado mientras, con una timida sonrisa, se tocaba los labios y recordaba al único dueño de su corazón...o no.

Cuando Thiago se alejó unos paso decidió darse la vuelta por si Harriet seguía ahí, pero ella ya  se había marchado, eso sin quererlo le incomodó un poco ¿Acaso para ella ese beso no había significado nada? Al preguntarse eso, tomó la mala decisión de hacer como si nada para no quedar en ridículo, a partir de ese momento la evitaría por miedo a su rechazo ¡Típico de un hombre inseguro con miedo a ser herido en su ego! Pronto pagaría las consecuencias. No pensó en que después de despejarse un poco fumando un cigarro, la volvería a ver cuando entrase a la sala en la que le esparaba todo el equipo encargado de su nueva propaganda en la que sería el modelo principal.

 Harriet abrió la puerta de la oficina y se encontró con varias personas que conversaban en distintos grupos y no prestaron atención alguna a su entrada, excepto él, Paul Grayson, el prototipo más reconocido de un hombre americano, era rubio y de ojos azulados, y según lo poco que Andy le había podido comentar era el encargado del proyecto sobre la línea que iban a promocionar. Fue muy extraña la sensación que la tensó, nunca nadie con tan solo una mirada le había transmitido tanto. Cuando se acercaba a ella, Harriet no pudo evitar mirar hacia atrás por si no era ella  a la que se dirigía. Al llegar hasta ella, y con tan solo dos pasos entre ambos, le dio dos besos que si intentarlo la habían sonrojado un poco.

- Estaba deseando que llegaras, mi nombre es Paul, ¿Tú debes ser Harriet Estrada,no?-dijo aquel hombre mientras no dejaba de mirarla con una pequeña sonrisa, sin duda alguna aquella joven un poco más bajita que él le acababa de asombrar, nunca había conocido a una mujer con hoyuelos, la única a la que se los había visto antes era a su propia madre y eso había hecho que no le parecieran un rasgo atractivo.

- Prefiero que me llames Harriet Jiménez, era el apellido de mi madre y es con el que firmo mis contratos de fotografía- y con gesto algo nervioso siguió- aunque es más cómodo que me llames solo Harriet.

- De acuerdo, Harriet- contestó el hombre sin dejar de sonreir - Te presentaré al equipo de trabajo.

Terminadas las presentaciones y habiendo quedado encantada con lo agrables que eran todos, Harriet empezó a concerse un poco más con Paul, al fin y al cabo, quedaban dos personas por llegar a la reunión y entre ellas estaba el modelo principal. Entre risas y anécdotas interesantes, la joven se sintió cómoda por primera vez en todo lo que llevaba en esa empresa.

Hablando, entre otras muchas cosas, de los colores que les gustaba plasmar en sus fotografías empezaron a entenderse a las mil maravillas.

- Enserio, el azul, es un color muy amplio para representar en una foto, hace unos meses hice un trabajo sobre eso y fue tan bueno que logré que mi profesor lo publicara en la página de la universidad para que así otros compañeros tuvieran más conocimientos. Además, he estado trabajando en una colección de fotografías en las que el azul forme parte de nuestra vida.- y sin pensar lo que iba a decir, soltó- Sería todo un honor poder contar con tus ojos para esto.- al decirlo sus mejillas se volvieron a sonrojar.

- Jajaja, cuenta con ello- le dijo y después la miró de forma seductora- es más, me gustaría...

Justo en ese momento la puerta se abrió y Thiago entró en la sala mientras miraba los papeles que llevaba en la mano, al mirar hacia los presentes no pudo evitar asombrarse cuando la vio sentada en la mesa y tenía en frente al encargado del proyecto. Una sensación de envidia al ver que ellos si estaban entablando una conversación. Eso nunca le había pasado y pensar en que aquellos suaves labios a los que acababa de besar le sonreían  otro, le invadió unas ganas tremendas de acercarse a ellos y besarla enfrente de él. Pero no era lo correcto, y teniendo en cuenta lo que se había propuesto hacer decidió ignorarlos justo cuando ella se dio cuenta de que él estaba allí y se levantó con la intención de poder hablar con él. Al sentir ese desplante Harriet entendió lo que estaba haciendo, y sin ganas de dar su brazo a torcer susurró para ella: