Maya
En la preparatoria no todo es diversión también hay trabajos que no ah muchos nos gusta hacer —Soy aplicada aunque aveces me gane la flojera.
—Señorita Johnson su ensayo fue uno de los mejores— ¡Felicidades!
—Gracias—es lo único que respondo.
La profesora Abigail es muy buena en su clase realmente es una de las que más adoro, será porque ella se esmera en qué entiendamos su clase. Los otros profesores no es que sean malos pero normalmente sus clases son aburridas y los chicos se la pasan es murmurando prestándole la más mínima atención.
Salgo ya que es mi última clase y debo ir a casa
«Lo menos que quiero es llegar»
Justo cuando estoy por salir escucho un grito por parte Erik uno de mis amigos.
—¡Maya espérame!
—Te puedes apresurar— Exclamó.
No dice nada y llega corriendo a mi sitio. Comenta que debemos hacer un trabajo en grupo y él se está encargando de buscar las personas que faltan. El trabajo es fácil solo que hay que esmerarze a investigar.
Me despido de Erik diciéndole que estoy atenta a cualquier novedad. Subo al autobús que me lleva a casa ya que no tengo quien me traiga; mi primo Thomas es el que normalmente nos traía a Penélope y a mí pero desgraciadamente se fue a otra ciudad a estudiar y bueno por mi parte me toca irme en el autobús mientras que a prima su novio es el que se encarga de traerla.
Decido sentarme en uno de los primeros asientos para no tener que esperar que salgan todos, recuesto la cabeza del vidrio mientras decido ver la cuidad y colocarme los auriculares para distraerme.
Media hora después bajo a una cuadra antes de casa, vivimos en una buena zona de la cuidad donde las casas son grandes, con jardines, piscina y seguridad. En la entrada hay porteros los cuales saludo.
—¡Hola Richard! ¿Que tal tu día?
—¡Hola Maya!— responde con una sonrisa. Estuvo pesado ya que hay nuevos inquilinos viviendo en la zona y no se quieren adaptar a las reglas.
—Que mal. Bueno espero puedas terminar el día bien— Sigo de largo ubicando la casa a la cual entró y gracias a Dios consigo sola.
Subo a mi habitación bañándome, salgo en busca de la ropa que me pondré. Optó por un suéter gris, pantalón azul y unos deportivos.
Busco los libros que tengo que devolver metiendo los en el bolso. Llamó a casa de la familia Clinton dónde trabajo de niñera en las tardes para avisar que voy en camino.
Después de unos 20 minutos llegó a la casa de la familia donde trabajo. Al llegar tocó la puerta y veo a Abby, emocionada por verme me abraza diciendo que me estaba esperando. Tomo asiento en el sofá y me quedo con ella viendo caricaturas.
—Dónde está Owen—. Le pregunto a Abby.
—Está en su habitación dijo que no quería que lo molestará.
—Iré a verlo— quédate aquí.
Subo las escaleras ubicando la habitación del pequeño— toc toc. ¿Se puede?
Desde el interior escucho un pasé.
—¿Cómo estás? ¿Cómo te fue hoy? ¿Porque no quieres que tu hermanita suba?— pregunto desde el umbral de la puerta.
—Estoy bien, me fue normal como todos los días y respecto del porque no quiero que Abby entre es porque estoy cansado y quiero dormír.
—¿Creés que me creeré eso?— digo cruzando me de brazos. Sabes que te conozco bien ¿Verdad?— ¿Que pasa?
—No es nada.
«Si claro y me trague ese cuento»
—Tiene que ver con alguna chica— pregunto levantado las cejas.
—¡Noo! Responde rápidamente.
—Es que está semana son los exámenes y no me siento bien, creo que saldré mal.
—Pequeño es normal sentir nervios por las pruebas pero no te preocupes yo te ayudaré a estudiar y así saldrás bien ya lo verás— lo motivo y él solo asiente.
—Así que vamos a bajo mientras les preparo una merienda y me cuentas bien, lo abrazo mientras salgo con él a la cocina.
Decido que les haré unas galletas de chocolate lo bueno de esta receta es que ya me la sé de memoria gracias a qué mi hermana las hacía cuando yo era una niña pequeña.
Llega la hora de irme a casa y me depido de los niños. Son adorables sus padres trabajan mucho y dado a eso solo se quedan con la persona que limpia y yo que soy su niñera.
Me adentro a las calles caminado lo más rápido posible para llegar a casa a lo lejos vislumbró el Portón de rejas negras dónde está uno de los porteros afuera vigilando.
Saludo y voy hasta la casa la cual me recibe con mi tía y su hija quien es mi prima.
—Maya pense que ya habías dejado eso a lo que tú llamas trabajo me dice Penélope.
—No, no puedo debido a que eso me ayuda a costear mis gastos.
—Quizás lo haces para no estar aquí en casa y ayudar—reclama.
—No voy a discutir contigo, tengo demasiadas cosas que hacer para perder el tiempo en cosas que no me ayudan. Paso de largo dejándola con la palabra en la boca.
Llegó a mi habitación tirándome en la cama cuando escuchó mi teléfono sonar, es mi primo Thomas.
—Cómo estás pitufa! Siento no haberte llamado más temprano es que pase todo el día en la universidad y pues ahorita fue que me desocupe.
—Holaaaaa! Bien, sabes cómo son las cosas en casa— respondo. Hablamos como por una hora en la que me cuenta como le fue en el día y me comenta que pronto vendrá a visitarnos. Se despide diciéndome que me cuide y que no le preste mucha atención a su hermana.
Bajo a la cocina porque tengo mucha hambre, por lo que veo ya cenaron porque veo varios platos recién fregados pero no me guardaron cena. «Dios hasta cuándo tendré que soportar esto» por lo más rápido me preparo dos emparedados y sirvo jugo que hay desde la mañana.
Ya en mi habitación decido sacar los apuntes de la clase para un examen que tengo que presentar y debo estudiar— reviso la hora y son las once. Paso tres horas estudiando dónde me quedo dormida en la mesita por lo cansada que estoy.
Un nuevo día comienza cuando la alarma me despierta y al levantarme me duele el cuello por la mala posición en la que dormía. Rápidamente me ducho, visto y voy hasta la cocina buscando una fruta con la cual desayunar e irme. El transporte me lleva hasta a la preparatoria, mientas bajo trato de ubicar a mis amigos y los veo que están apunto de entrar. Salgo corriendo lo más rápido posible los alcanzo y entramos todos al examen.
Editado: 05.07.2024