Un Amor Imposible En Navidad

Capitulo final.

Los amores más grandes de mi vida

tuau_Ak8cn1hUyg9axyE6GUdkMXKUzuMFUO3zKMYzMej0bfKPY4zV-SO-LYGbNOc2h_QVl1cim_OcVchlSwO4N87atrjL9bAW5zZdRMPeVqUyAjjFzFRP-sRp46w5af65ZfeZqu52KpF13FbQ--dWzQ

Mónica.

La noche ártica nos abraza mientras nos adentramos en la tundra, buscando refugio. Entre la neblina, descubrimos una cueva que parece más propia de un oso polar que de dos humanos perdidos. Aunque la idea de compartir espacio con un oso no es atractiva, la necesidad de calor y descanso nos empuja a entrar.

No sé si esto es una buena idea, pero necesitamos algo de abrigo.

La cueva es oscura, pero nuestros ojos se ajustan lentamente. Buscamos piedras para chocarlas y crear chispas, y después de varios intentos, logramos encender improvisada fogata en el centro de la cueva.

La luz parpadeante del fuego proyecta sombras danzantes en las paredes rocosas. Nos sentamos cerca del calor, la adrenalina de la huida comienza a disiparse, y nos encontramos en un silencio cómodo.

Adam rompe el silencio haciéndome mil preguntas. La conversación que iniciamos se desliza hacia territorios más personales. Hablamos de nuestras vidas, nuestros sueños, nuestras experiencias. La cueva se convierte en un santuario de confidencias, donde la intimidad crece junto al fuego que arde entre nosotros.

— A veces, siento que la vida es como una película, pero esta noche... esto es diferente. Es decir, diferente, pero especial. —comenta conectando sus ojos con los míos— Tú eres especial.

—Yo, ¿por qué? Creo que soy una mujer común y corriente —rayo a lo modesta cuando una pizca de timidez me consume, al notar la mirada intensa de este hombre tan hermoso sobre mí.

—Para mí eres especial, ame poder pasar estas horas contigo y… —frena sus palabras cuando un ruido intenso aparece de la nada

—— ¿Escuchas eso? ¡Eso es! —hablo emocionada al recocer el ruido de las aspas de un helicóptero

—Sí, ya lo esperaba, mi reloj inteligente envío las coordenadas de donde estamos y me confirmaron que llegarían pronto.

—¿Por qué no me contaste? Pensé que nos devoraría un oso. —reclamo con una gigante sonrisa que denota mi buen humor.

—Quería darte la sorpresa.

—¡Adam! ¿Dónde están? —Los gritos provenientes de afuera se acercan a nuestro refugio.

El caballero quien fue mi compañero de aventura se me incorpora, me extiende una mano y me ayuda a poner de pie.

—Es hora de volver a casa. Vamos —Confirma, apoyando su mano en mi espalda. Camina lentamente simultáneamente conmigo a la salida.

— Nunca imaginé que mi día terminaría así. —Suelto un suspiro algo derrotado.

—¿Cómo te lo imaginaste? —cuestiona con voz suave.

—Yo, pensé en ir a buscarte y por lo menos regresar a casa después de haberte robado un beso, aunque mi madre me pidió le llevara un nieto, pero, creo que eso sería mucho pedirle a la vida. Con haberte conocido fue demasiado especial, supongo que es una linda historia que podré contarle algún día a mis hijos, y… —hablo sin frenos, con un tinte de decepción dentro de mí porque, ¡Por poco muero en el polo norte y no paso nada de nada! Lloro en mi mente como una niña pequeña, ¡demonios, ni un solo besi…!

Los lamentos que iban torturándome en mis pensamientos son interrumpidos, cuando la mano del actor que venía a la par conmigo me atrapa por mi cintura y de repente, su boca choca contra la mía.

—No hemos finalizado como es debido con la noche, Ángel. Yo… No podría dormir tranquilo el resto de mi vida, si no me robo un beso de tu boca.

Su voz ronca confiesa unas palabras que me dan taquicardia, sentir sus labios adueñados de los míos como si de verdad los sintiera suyos, dándome el beso más esperado y delicioso de mi existencia, es demasiado perfecto. Espere tanto por este momento que creo, esto es solo un sueño del que no quiero despertar.

Sus labios lentamente van soltando los míos, sus hermosos iris verde como manantial me observa atentamente, y su sonrisa me confirma que… haberlo conocido, sin duda hizo realidad, me anhelo más preciado.

—¿Así te imaginabas ser besada por mí, o te decepcione? —pregunta cuando nota que quede como una momia estática.

—Sí, no… ósea, quiero decir que… bueno —Los nervios me ganan y soy incapaz de decirle que fue más especial de lo que en mis locas e ilusionadas fantasías logré recrear.

—Shh… Dame una segunda oportunidad, Ángel. Déjame darte el mejor beso de tu vida. —pide y no ha finalizado la frase cuando lo tengo arrebatado una vez sobre mi boca, dándome en un solo beso ardiente y muy apasionado todos esos que siento me debe por años de espera.

—¿Adam, donde están? —los gritos persisten afuera.

El hombre que literalmente se come mis labios creo que es sordo, porque no tiene ninguna intención de soltarme, mientras yo… creo que morí y subí al cielo porque me siento flotando en una nube.



#266 en Otros
#7 en Aventura
#103 en Humor

En el texto hay: humor, romance, aventura

Editado: 01.01.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.