Un encuentro desafiante
Al día siguiente, decidí visitar la tienda de Alex para discutir sobre las fotos de perfil para mi sitio web. Me puse mi mejor sonrisa y me dirigí a la dirección que me había dado Lucía.
Al llegar, me encontré con un estudio fotográfico moderno y elegante. Me sentí emocionada de trabajar con alguien que parecía tener un gusto tan refinado.
Entré en la tienda y me acerqué al mostrador. Un hombre con el cabello oscuro y ojos intensos levantó la vista de su cámara.
-¿Puedo ayudarte? -preguntó con una voz un poco seca.
-Soy Sofía -dije, extendiendo mi mano-. Estoy aquí para hablar sobre las fotos de perfil para mi sitio web. Hablamos por teléfono ayer.
Alex me miró con una expresión seria y me estrechó la mano brevemente.
-Sí, recuerdo. Pasa -dijo, indicándome una silla.
Me senté y traté de romper el hielo.
-Así que, ¿cómo trabajas? -pregunté, intentando sonar amigable.
Alex se encogió de hombros.
-Te hago las fotos, tú sonríes, y listo -dijo con una sonrisa irónica.
Me sentí un poco incómoda con su actitud, pero decidí darle una oportunidad. Después de todo, Lucía me había recomendado a él.
-Bueno, ¿qué necesitas de mí? -pregunté, sacando mi teléfono para tomar notas.
-Necesito que te vistas de acuerdo a tu estilo y que sonrías -dijo Alex, mirándome con una expresión seria-. ¿Puedes hacer eso?
Asentí y me levanté para ir a cambiarme. Mientras me vestía, no pude evitar sentirme un poco nerviosa. ¿Iba a ser un trabajo difícil trabajar con Alex?
Cuando salí del vestidor, Alex me miró con una expresión crítica.
-¿Qué pasa? -pregunté, sintiéndome un poco insegura.
-Nada -dijo Alex-. Solo estoy pensando en cómo hacer que parezcas natural frente a la cámara.
Me sentí un poco incómoda con su mirada intensa, pero traté de relajarme y disfrutar del proceso.
Después de varias horas de tomar fotos, Alex finalmente dijo que habíamos terminado.
-¿Te gustan las fotos? -pregunté, mirando la pantalla de su cámara.
-No están mal -dijo Alex, sin mucho entusiasmo-. Te enviaré las fotos por correo electrónico.
Me sentí un poco desanimada por su reacción, pero traté de no tomarlo personalmente.
-Gracias, Alex -dije, sonriendo-. Estoy emocionada de ver las fotos.
Alex asintió y me acompañó a la puerta.
-Lo siento si fui un poco brusco -dijo, sorprendiéndome-. Es que he tenido malas experiencias con estilistas antes.
-No te preocupes -dije, sonriendo-. Entiendo.
Y con eso, me fui del estudio, preguntándome qué había pasado con Alex para que fuera tan cínico.