Un desafío inesperado
Llegué a la oficina de Julián y me encontré con una sorpresa desagradable. Estaba sentado detrás de su escritorio, con una expresión seria y un sobre en la mano.
-Sofía, necesito hablar contigo sobre el proyecto -dijo, su voz seca.
Me sentí un poco nerviosa. ¿Qué había hecho mal?
-Sí, dime -dije, intentando sonar calmada.
Julián me entregó el sobre y me pidió que lo abriera. Dentro, encontré un contrato que me ofrecía un puesto como estilista principal en una campaña publicitaria en Nueva York.
Me sentí emocionada y aterrada al mismo tiempo. Era una oportunidad increíble, pero significaría dejar a Alex y todo lo que había construido en Chicago.
-¿Qué dices? -preguntó Julián, mirándome con expectativa.
Me tomé un momento para pensarlo. Sabía que esta oportunidad podría ser un punto de inflexión en mi carrera, pero también sabía que significaría dejar atrás a la persona que había empezado a amar.
-No sé -dije finalmente-. Necesito tiempo para pensarlo.
Julián asintió y me dio un plazo para decidir. Me fui de su oficina, sintiendo que mi vida estaba a punto de cambiar de manera irreversible.
Al llegar a casa, encontré a Alex esperándome. Me miró a los ojos y supo que algo estaba mal.
-¿Qué pasa? -preguntó, acercándose a mí.
Me senté en el sofá y le conté todo sobre la oferta de Nueva York. Alex me escuchó en silencio, su rostro serio.
-¿Qué vas a hacer? -preguntó finalmente.
Me encogí de hombros, sintiendo una sensación de incertidumbre.
-No lo sé -dije-. No sé qué es lo correcto.
Alex se sentó a mi lado y me tomó la mano.
-La decisión es tuya -dijo-. Pero quiero que sepas que estaré aquí, sin importar lo que decidas.
Me sentí conmovida por sus palabras y supe que estaba enamorada de él. Pero ¿era suficiente para dejar atrás mi sueño?