Un futuro brillante
A medida que Emma crecía, se convirtió en una joven inteligente y apasionada. Tenía un don para la música y pasaba horas practicando el piano en casa. Alex y yo nos sentíamos orgullosos de ella y la apoyábamos en todo lo que hacía.
Un día, Emma nos dijo que había sido aceptada en una prestigiosa escuela de música. Estábamos emocionados y orgullosos de ella. Sabíamos que iba a hacer un gran impacto en el mundo con su música.
Alex y yo nos miramos y sonreímos. Éramos tan afortunados de tener una hija como Emma.