Un Amor Inesperado

PARTE DOS

Cuando la muchacha despertó se asombró al verse arropada con tal hermosa capa blanca, suave al tacto, brillantemente inmaculada. Tenía el mismo aspecto que las alas del ángel ¿Sería posible que él se la hubiese dado? Al mirarlo pudo detectar cierto dolor en su rostro aunque estaba más sereno que la noche anterior. Tras colocarse de pie se puso la capa blanca e inmediatamente el frío se alejó de su cuerpo. Sabía que debía regresar a casa o sus padres irían por ella. Tenía que mantenerlos lejos de la cabaña del guardián
- Enseguida regreso - le susurró al oído - Si puedes oírme por favor no salgas de aquí. Te ayudaré en todo lo que pueda.
Diciendo aquello salió de la habitación y de la cabaña. El frío era peor de lo que se hubo imaginado, aunque su nueva capa la protegía bastante. No tardó en llegar a casa donde su madre la recibió preocupada
- Estoy mejor madre - dijo fríamente
- Tu padre está preocupado, quiere verte - le dijo la madre. 
- ¿Está en su despacho? 
- Si
- Iré ahora mismo - Cuando entró vió el fuego del hogar crepitar en la chimenea, la habitación estaba calentita - Padre - Ambos se miraron unos instantes en silencio
- Hija ¿Estás mejor? - su padre parecía cansado - Me alegra saber que viniste - Ambos se sentaron - Nunca dejas de sorprenderme hija
- Se que tendré que casarme padre, pero seré yo quien elija con quién. No aceptaré a nadie que me sea impuesto ¿De acuerdo? 
-  Tan terca como siempre
- De trata de mi futuro y en estos momentos no deseo pensar en el matrimonio y no lo haré
- ¿Cuando lo harás? Debes recordar que cada día que pasa cuenta y es una oportunidad que pierdes para hacer una buena boda
- ¿Acaso eso soy para ti? ¿Una oportunidad más de hacer negocios? 
- No hija y lo sabes, pero Miguel es un buen candidato
- Está fuera de discusión, no aceptaré a Miguel
- ¿Por qué?
- No es quien dice ser, es un embustero y un farsante. Además deseo pasar algunos días en la cabaña sola
- ¿,Otra vez con lo mismo?
- No te lo estoy preguntando, simplemente te estoy informando. No soy un mueble que se usa sin tener en cuenta mis sentimientos.

- Te casarás con Miguel quieras o no, yo tampoco aceptaré tu negativa a no ser que aparezca alguien mejor. 
- Sabes perfectamente que no lo haré - luego se fue a la puerta - Deberías pensar un poco en mi y no solo en tus negocios. 
- Pienso en tí
- No, no lo haces
Diciendo esto salió de su despacho, la madre supo el resultado de la conversación con tan solo mirarla
- Hija no seas tan dura con tu padre, el te quiere
- Estaré en la cabaña madre, no me molesten ni me estorben. En cuanto a papá...solo piensa en él mismo y estas son las consecuencias.
- Sabes que no es así
- Si que lo es, y tú lo apoyas únicamente a él.
Cuando su hija se marchó ella fue al despacho a ver a su marido quien tenía cara de haber perdido una gran apuesta. Ella sonrió y lo abrazó mientras decía:
- Es tan terca como tú. Se parecen bastante y no solo en lo físico. ¿Por qué insistes con Miguel? A mí tampoco me gusta
- ¿Tú también? 
- No quiero que sea el marido de nuestra hija
- Miguel tiene una gran fortuna y podría ayudarnos a que el negocio familiar florezca aún más ¿Qué más puedo desear para nuestra hija? 
- Amor
- Por favor sabes que en esto el amor no cuenta
- Tú y yo nos amamos desde el primer momento en que nos vimos
- Un caso entre millones
- Yo te elegí a ti por amor no por el dinero que mi familia podía recibir
- Una excepción
- ¿Por qué nuestra hija no puede disfrutar del amor también?

La esposa acarició el semblante de su marido tiernamente y este cerró los ojos para sentir con mayor intensidad aquellas caricias. Sus labios se juntaron y se fundieron en un apasionado beso. Aún seguían sintiendo la misma pasión que los unió tanto tiempo atrás. Él cedió al final, nada podía hacer contra la pasión de su amada esposa.
- Está bien, dejaré que nuestra hija busque el amor. ¿Contenta?
- Mucho
Volvió a besarlo con ternura y pasión.

Cuando él volvió a abrir los ojos estaba solo en la cabaña. Lo supo al instante. Se incorporó y sintió el cuerpo tan pesado como si estuviese inmovilizado con plomo. Pero podía moverse un poco más. Respiró agitado intentando levantarse de la cama, le costó bastante pero al final lo había logrado. Sujetándose en la pared con una mano miró el exterior desde la ventana. Estaba totalmente desnudo, sus blancas alas nacían desde su espalda y llegaban a sus talones pero pasaban por encima de su cabeza al doblarlas un poco. Eran enormes y brillaban con luz propia.

Respiraba entrecortado y el mareo era persistente, el cielo gris atraía su mirada violácea. No podría volar por una larga temporada. Estaría atrapado en el mundo humano por varios días. El demonio que lo atacó estaba vivo, podía sentirlo y aquello lo preocupaba. Tenía que detenerlo aunque primero debía reponerse.

Antes de que la humana llegue debía vestirse pero primero debía asegurarse de que podía mantenerse en pie solo. Tras varios intentos lo hubo logrado, recién se colocó las ropas y sus alas desaparecieron a voluntad suya. Los alas blancas son una raza de seres que habitan en las colinas más allá de las nubes visibles por los humanos. Poseen poderes asombrosos y extraordinaria belleza física. Combaten a los alas negras, sus enemigos y también llamados demonios. Estos seres también son poseedores de una deslumbrante belleza física. Aunque sus corazones son tan negros como sus alas. Poseen habilidades únicas aunque se deleitan con la destrucción mientras que los alas blancas ayudan a los humanos y demás criaturas vivientes.

Los alas negras también viven más allá de las colinas ocultas por las nubes y de vez en cuando bajan al mundo humano en busca de esclavos y poder para saciar la sed de avidez que tienen. Ambas razas pueden perderse en la multitud humana haciéndose pasar por uno de ellos gracias a que saben ocultar muy bien sus alas. El enfrentamiento entre ambas razas fue sutilizándose cada vez más para evitar ser descubiertos por los humanos. Mientras que los alas blancas llegaron a convivir con los humanos sin problemas, los alas negras jamás se mezclaron con ellos considerándolos inferiores. El poder destructivo de los alas negras llegó a exterminar grandes razas de humanos y a varios alas blancas. Aunque la verdadera forma de matar a un alas blancas era mediante las armas mágicas, lo mismo sucedía con los alas negras aunque por los general con el poder de un alas blancas era suficiente.




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