Un Amor Inesperado

Capítulo 3

Cassia se encontraba sentada en la mesa de la cocina, observando el mundo exterior. Estaba reflexionando acerca de las vidas complicadas de los ratones y las mujeres. A través de la ventana abierta que daba al jardín trasero, contemplaba cómo un pájaro cantaba jubiloso por la llegada del verano. ¿Por qué todo había salido tan mal? Sus planes perfectamente elaborados ahora eran polvo. En un breve lapso de tiempo, su vida había pasado de ser feliz y segura a estar llena de amargura e incertidumbre.

En ese momento se encontraba en una encrucijada. Un error cometido en la clínica la había dejado en estado de gestación. La pregunta que se hacía era qué hacer en esa situación, lo cual la llevó a pensar que la mejor opción sería evitar que el bebé naciera. Además, aún había tiempo para hacerlo. Y si su familia se enterara de su embarazo, se escandalizarían, especialmente su madre, quien esperaba que se casara y formara un hogar con hijos. Pero ella no se sentía preparada para enfrentar la crianza de un bebé, sobre todo con aquella situación tan injusta para ella.

Habían adquirido una casa al momento de independizarse de su familia. Contaba con dos hermanos sobre protectores como lo eran Dam y Dylan. De mayor edad que ella, cada uno tenía su propio hogar y en cada encuentro familiar, compartían todo el tiempo con ella. Ahora que les iba a confesar, ¿Qué estaba embarazada, que no sabía quién era el padre, o que planeaba someterse a un aborto? Eso sí, tendría que enfrentarse al jefe de la familia, su progenitor Matteo McAllister. Todo aquello mantenían a Cassia en constante inquietud. Justo en ese instante, escuchó la puerta sonar y fue a ver quien era. En la entrada de su puerta estaba su amiga Dana.


 

— ¿Qué estás haciendo aquí, Dana? — preguntó al abrir la puerta.

— Vine para asegurarme de que no cometas un error. — respondió al entrar en la sala.

— Es mi vida, es mi decisión, no la tuya. — replicó ella.

— Entonces, dejaré de hablar contigo. — dijo su amiga seriamente.

— Oh, por favor, no me digas eso, Dana. — dijo ella mientras se sentaba en el sofá.

— Entonces, no hagas lo que estás pensando. — dijo Dana con una expresión seria. — Sabes que eres mi mejor amiga y que siempre estaré contigo en las buenas y en las malas.

— Sí, lo sé. Pero me estás diciendo que tenga este bebé que no quería. La clínica se equivocó y me inseminaron con un bebé que no sé quién es el padre.

— Amiga, las cosas cambiarán cuando tengas al bebé en tus brazos. — suspiró Dana.

— Ya te dije que no quiero a este bebé. Tendré que ver qué puedo hacer. — después le dice fastidiada, y enojada a su amiga. — Sería mejor si te marchas Dana, déjame sola.


 

Dana no tuvo otra opción que marcharse y dejar a Cassia sola. Luego de que su amiga se fue, Cassia fue a su habitación, cogió su bolso y se lo puso sobre el hombro antes de salir de casa. Acudió a una clínica donde se realizaban abortos, consciente de que en algunos países se podía poner fin a un embarazo no deseado y de que ella no quería tener ese bebé. Recopiló la información necesaria para llevar a cabo el procedimiento y acudió a una clínica especializada en abortos recurrentes. Gracias al mundo cibernético de Internet, pudo encontrarla fácilmente. Al llegar, se apuntó en la lista que tenía la enfermera y pagó el procedimiento con sus ahorros. Finalmente, sería libre como antes.


 

— Buenas tardes, el médico las atenderá en breve. Por favor, siéntense y aguarden su turno. Les agradecemos su paciencia y les deseamos una tarde feliz.


 

Cassia estaba muy nerviosa, ya que era la primera vez que se encontraba en una situación así. Sin embargo, estaba decidida a seguir adelante. No quería complicaciones en su vida y el feto que estaba creciendo en su vientre aún no tenía conciencia de nada. Mientras esperaba su turno, se sentó junto a otras jóvenes. Fue sorprendente escuchar las historias de cada una, pero la de Cassia era aún más inusual y asombrosa.

Ella aguardó allí hasta que la llamaran para ingresar al consultorio. Había oído tantas cosas de las chicas que su conciencia estaba al borde del arrepentimiento, pero decidió dejarlo de lado y no prestar atención. Entonces, se alejó un poco de las demás para despejar su mente. De repente, escuchó su nombre y se asustó.


 

— Cassandra McAllister

— Por fin me llaman —le dijo a la enfermera.

— Adelante, pase y espere a que le indique qué hacer.


 

Cassia ingresó en aquel sombrío lugar, ya que así lo percibían otras personas. En ese instante, la enfermera la acompañó y le otorgó una bata para que se mudara y aguardara la llegada del médico para el legrado. Mientras se desvestía y se cambiaba, se acostó en la camilla y permaneció allí. Sin embargo, lo que no esperaba Cassia era que su amiga Dana, le había dejado un sobre en su cartera. Mientras ella buscaba su teléfono para leer los mensajes. El sobre salió volando y ella lo agarró para leer lo que contenía. Pero, para su sorpresa, Cassia encontró algo distinto.


 


 



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En el texto hay: humor, romace, drama

Editado: 13.06.2023

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