Un Amor Inesperado

Capítulo 4

El soberano Luca Moretti, gobernante de Aragón, observaba a su compañero con el ceño fruncido. Estaba revisando el historial de la joven que portaba un futuro heredero al trono. A medida que avanzaba en su lectura, su entrecejo se acentuaba más. La perspectiva de engendrar un hijo con una desconocida lo inquietaba.

 

— No me mires así, Luca. Fuiste tú quien envió a un investigador a Estados Unidos para averiguar sobre la vida de esta mujer, sin siquiera pensar en mí. Y eso que soy tu amigo de toda la vida y el abogado de la familia en casos legales — Lucas golpeó el escritorio con fuerza.

— Maldita sea, Antón. ¿Cómo voy a mandarte a investigar algo que otro podría hacer? Te necesito para hablar con esa mujer.

— Pero igual podría haber hablado con ella en lugar de enviar a alguien a investigar, Luca — dijo un poco desanimado.

— Soy el Rey de Aragón, Antón. Solo tengo una tía y dos primos, quienes aún no le han dado nietos a mi tía la princesa.

— Tu tía Fabiana era la única familiar de tu madre, y tu madre Carlota se convirtió en Reina al casarse con tu padre. Tú eres el único heredero al trono después de la muerte del rey anterior. Ahora tendrás un heredero y no sabemos quién es esa mujer.

— Por eso la mandé a investigar y también ordené a la clínica de un futuro para ti, que me diera el nombre de la mujer que lleva en su vientre al heredero de Aragón — se levantó del sillón de cuero negro del escritorio — Ahora que tengo estos documentos, quiero saber quién es la mujer que lleva a mi hijo en su vientre.
 

Antón tomó el documento de la mesa y lo leyó en voz alta mientras el rey observaba el atardecer por el ventanal que daba al jardín del castillo. Con las manos en los bolsillos, escuchó atentamente a Antón leer la información.
 

— Nombre: Cassandra McAllister. Edad: Veinticinco años. Fecha de Nacimiento: 15/05/1998. Profesión: Diseñadora de Interiores. Vive sola, tiene dos hermanos que residen en el campo, dos padres que aún viven en el mismo lugar. Tiene una amistad cercana con Danna, con quien trabaja en equipo. Cassandra reside sola en un apartamento desde hace más de cinco años. Y es virgen… Realmente es interesante que aún sea virgen. En la foto que le tomaron se ve que es una mujer hermosa.

— Sí, esa foto fue tomada cuando entraba a una clínica de interrupción del embarazo. — su amigo exclamó en voz alta. — ¡Qué!. — su amigo se sorprendió.

— Sí, ella ingresó a una clínica de ese tipo. Pero el investigador informó que ella salió de allí asustada, llorando y con prisa. — volteó con seriedad y profundidad en su mirada. — Por eso quiero que la contactes y hables con ella.

— Luca, puede que ella no quiera hablar con nadie, menos aún después de haberse enterado de su embarazo. Cualquiera en su situación trataría de mantenerlo en secreto.

— Sé que eres persuasivo, y más aún con las mujeres. Te conozco, Antón. — señaló otro sobre que estaba en la mesa. — ¿Qué hay en ese sobre? — su amigo preguntó mientras lo tomaba. — Es un contrato que necesito que ella firme. Necesito asegurarme de que no haga nada imprudente con mi hijo, el heredero de Aragón.

— ¿Cómo voy a encontrarla?.

— Eso lo dejo en tus manos. — el rey puso su mano en el hombro de Antón y le dijo nuevamente. — Espero que la traigas conmigo.

— Haré lo que pueda.

 

Luca salió del estudio, dejando a Antón solo con una importante decisión. Él pensó en cómo podría acercarse a Cassandra para hablar con ella. Entonces, planificó una estrategia basada en su profesión como Decoradora de Interiores y traerla a Aragón al lado de Luca. Él utilizaría esa oportunidad para acercarse a ella y descubrir quién era en realidad. No podía aceptar que una mujer quisiera poner fin a la vida de un ser humano que aún no ha nacido.


 

 

Danna no se detuvo a hacer preguntas, en su lugar proporcionó algunos contactos de Ginecobstetra para que pudiera llevar a cabo su embarazo. Se sintió muy aliviada al saber que su amiga no había tomado la decisión imprudente de abortar a su hijo. Incluso le brindó el número del restaurante preferido de su hermana, para cuando tuviera antojos inusuales.

 

— No puedo creer que hayas metido esa carta en mi cartera. — dijo Cassia con una leve sonrisa. — Realmente eres mi mejor amiga.

— Somos esas mejores amigas. Que nos graduamos y triunfamos temprano en la vida. — le respondió mientras caminaban hacia la esquina de la oficina.

— Tienes toda la razón, pero esas palabras me hicieron reflexionar sobre el bebé, que al final no tiene la culpa de nada. — Cassia tomó una manzana que había comprado esa mañana, un día después de todo lo que había pasado.

— Siempre puedes contar conmigo, Cassia, para lo que sea. Somos las mejores amigas del mundo.

— Lo sé, amiga, pero ahora debemos trabajar. — Danna salió de la oficina diciendo “está bien, jefa”.

 

Cuando ella se quedó sola, se sentó en el sillón que giraba y se recostó suspirando. Con una sonrisa tierna, acarició su vientre y habló con su bebé:



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En el texto hay: humor, romace, drama

Editado: 13.06.2023

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