Un Amor Inesperado

CAPÍTULO 6

FLORENCIA, ITALIA

SANNE

Las palabras de Zita me han golpeado con una fuerza descomunal, provocando un dolor lancinante en mi pecho, abriendo más esas heridas que siguen frescas porque nunca han cerrado, todo a mi alrededor las mantiene abiertas y sangrantes. Y entonces está mi hija, quién parece se ha enamorado de Zita hasta el punto de irse con ella apenas conociéndola hace unas horas, dejándome hecha un mar de lágrimas y nervios.

«¿Cómo puede ser tan confianzuda con todos?», es la pregunta que se repite en mi mente y que no me cabe en la cabeza, no concibo de dónde salió todo eso, yo no soy así, ella es todo lo opuesto a mí y sí, me pincha y me saca de quicio porque yo jamás tendré esa facilidad de hablar con todos y ser un encanto como Nova.

«¿Estás celosa de tu propia hija? ¡No seas ridícula, Sanne!», me golpeo la frente con los dedos, pero la mano de Geovanna cerrándose en mi muñeca detiene el movimiento en seco.

—¿Vas a dejar de regodearte en tu miseria y me vas a escuchar? —espeta y siento que mi corazón se paraliza un segundo.

—Geovanna, yo… —Alza su mano para frenar mis palabras.

—Mira, Sanne, yo te adoro y adoro a Nova, amo que estén aquí en Florencia y en este presente conmigo, en este presente con la familia, pero aquí no tienes a nadie persiguiéndote, aquí nadie sabe tu historia, si no sueltas el pasado vas a sufrir toda la vida y de paso, vas a condenar a Nova a vivir en la misma miseria, ¿eso quieres?, ¿quieres que tu hija sea tan infeliz cómo tú lo eres ahora? —jadeo por la crudeza de sus palabras y sacudo la cabeza.

—¡Dios, no, claro que no! —repongo al instante—. Quiero que Nova tenga lo que yo no pude, Geovanna, lo que yo no…

—No podrás darle jamás lo que tú no tuviste si no trabajas en ti, Sanne, si no sanas lo que te carcome jamás podrás romper el círculo y tarde o temprano vas a arrastrar a Nova a repetir la historia —sentencia con severidad, dejándome sin aliento y sin palabras para responderle—. No te lo estoy diciendo para lastimarte ni hacerte sentir mal, es incómodo, lo sé, pero mantenerte en la comodidad no te dejará avanzar y ser feliz; debemos incomodarnos para cambiar y transformarnos, de otra forma cada año seguirá pareciéndose al anterior y cuando nos demos cuenta, habremos perdido casi toda una vida siendo víctimas.

—Yo…

—¿Quieres ser una víctima o la protagonista de tu vida, Sanne?

—Geo, yo…

—Porque Nova es protagonista en este momento, pero tú puedes llevarla a ser una víctima también y dudo que quieras eso para ella, ¿o sí? —Su puya con mi hija se clava como un afilado puñal en mi pecho. Nova es mi debilidad, para bien y para mal.

—No quiero, claro que no. —Me froto el pecho, desesperada por encontrar un alivio a este dolor y desasosiego.

—Ya no estás bajo el yugo de tu padre ni de tu esposo, Sanne, la única dueña de tu vida y tus decisiones eres tú, ¿quieres dejar que ellos sigan rigiendo y dañando todo?, ¿vas a seguirles dando ese poder? —Más lágrimas salen, pero estas se sienten como un ácido corrosivo que erosiona todo a su paso—. Peor aún, ¿quieres darles ese poder sobre Nova?

—¡Dios, no! —jadeo con horror, sintiéndome aterrada que su maldad dañe a Nova como me dañaron a mí—. Mi niña es lo mejor que me ha pasado, no quiero que sufra como yo lo hice.

—Ahí tienes, corazón, si el principal motivo no vas a ser tú porque no has llegado a ese nivel de consciencia, entonces hazlo por Nova. —Su mano se desliza por mi mejilla y lloro con más fuerza, pero esta vez no siento que el líquido quema todo a su paso—. Puedes confiar en Zita, porque, aunque es impulsiva y tajante como su madre, es una mujer maravillosa, divertida, alegre, bondadosa y la más leal si le ofreces lo mismo a cambio, será una influencia grandiosa para Nova, créeme —asegura, con esa convicción y calidez que la caracteriza.

Geovanna es un ángel en nuestras vidas y la única que conoce toda mi historia porque a la semana de haber llegado, se presentó en casa con una pila de ropa para reparar, ofreció a hacer café, trajo pastel y al sentarnos a conversar, le solté sin miramientos toda mi historia de vida, ella me escuchó y consoló, lo que me hizo sentir mejor porque además de Otis, nunca pude hablar de todo lo sucedido con nadie más.

Cierro los ojos al pensar en mi pasado y me estremezco ante los recuerdos de los años más dolorosos y atemorizantes de mi vida, haciendo la salvedad con la llegada de Nova, que se convirtió en un faro brillante de luz y una especie de salvavidas de mi cruda realidad. Por ella fue que mi hermano insistió en salir de nuestro pueblo y se ha comportado como un sostén, no solo financieramente, sino también emocional y una figura masculina sana para mi hija.

Tuve a Nova a los diecisiete años, no sabía lo que estaba haciendo, pero era mi deber darle un hijo a mi esposo, se supone que me obligaron a casarme para eso, para perdonar la deuda de mi papá y para ser el vientre que albergara los hijos, que, para mala suerte, nació niña y no niño como mi esposo esperaba. Al Nova cumplir el año y yo no quedar embarazada de nuevo, me echó de la casa con Nova en brazos y sin nada de dinero, ni ropa, de no ser por Otis, no sé dónde estaría con mi hija hoy, probablemente muertas las dos.

—Lamento mucho la escena, no quise ofenderte ni molestar a Zita cuando lo que ha hecho ha sido congeniar con mi hija y ser amable conmigo, la odiosa he sido yo y no hay justificación, lo siento. —Agacho la mirada y me froto las manos contra la tela, sintiendo la angustia carcomerme porque le he dejado una mala impresión a esa bellísima y extrovertida mujer, nada más y nada menos que nieta de Geovanna.




Reportar suscripción




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.