Un Amor Inesperado (editando)

Capitulo 33

-¡Hay que ver una película!

Estabamos mis amigas y yo en la sala de mi casa.

A Laura, Mateo la dejó  . . . .

A Gaby, Lucas también.  . . . .

Nahh mentira, los chicos fueron a comprar algunas cosas para comer.

-¿Que tal esta? -preguntó Gaby señalando la película que había escogido.

-¡¿Cincuenta sombras de Grey?! -gritamos Laura y yo al unísono.

-¿Ya se la vieron?

-¡Esa película arruinó mi inocencia! -grité.

-Suena divertido.  .  . ¡hay que verla!

Gaby colocó la película y Laura apagó las luces.

La película iba avanzando poco a poco, y Gaby cada vez más gritaba.

-¡¿Que es esto?!

-te lo advertí.

-¡Llega . . . ! -hablaron los chicos pero se callaron al ver la película.

-¡No!

-¡Mi inocencia!

-¡Arruinan mi infancia!

¿Infancia?

¿Enserio Daniel?

-¡¿Que hacen viendo ese tipo de películas?! -gritaron todos los chicos.

-Gaby quiso verla -hablamos Laura y yo.

-¡¿Gaby?! -gritó Lucas acercándose a ella.

-Hola, pequeña -dijo Emilio muy cerca mío.

-Ehh . . . Hola -aún me costaba no estar nerviosa frente a el.

-¡Alto! -gritó Laura llamando la atención de todos.

-¿Qué pasó? -preguntó Mateo.

-¡Mackenzie Smith y Emilio Johnson! ¡¿Que diablos ocurre entre ustedes?!

Oh, mierda.

-¿De que hablas? -me hice la desentendida.

-Te sale muy mal mentir, Kenzie. El punto es que hoy estan tan cariñosos, ustedes no son así.

-Es hora de cambiar de pelícu . . . -estaba hablando pero fui interrumpida por Emilio.

-Kenzie y yo estamos saliendo.

-¡¿Qué?! -gritaron todos con la boca abierta.

-¿Sorpresa?

-¡Ya era hora que confiesen sus sentimientos, par de estúpidos! -me reí.

-Ya, ya mucho, quiero ver la película -me quejé.

-Esta bien, ¡Pero cambien esa película para adultos! -gritó Lucas.

-Si, papá.

☆☆☆

-¿Te parece si vamos al parque? -preguntó Emilio.

Terminamos de ver la pelicula y todos los chicos se fueron con sus parejas. 

Menos Daniel, el fue a comer helado solo.

-Bueno.

Caminamos hacía el parque más cercano y nos sentamos en el jardín.

-Eres muy hermosa, Kenzie.

-Lo sé.

-¿Desde cuando eres tan arrogante? -preguntó divertido.

-Aprendí del mejor.

Nos reímos.

-¡Emilio! ¡¿Te gustaría ir hoy a una fiesta?! -gritaron unos chicos pasando en una motocicleta por nosotos.

Antiguos amigos de Emilio.

-Lo siento chicos pero hoy estoy con mi novia -dijo acercandome a el.

Novia.

-Esta bien, ¡adiós!

-Pensándolo bien, no soy tu novia -le recordé.

-¿Qué?

-Todavía no me lo pides.

Y era verdad, Emilio todavía no me pedía que sea su novia.

-¿La señorita quiere que se lo pida?

-Pues no estaría nada mal.

-Bien -se aclaró la garganta -Mackenzie Smith quiere hacerme el honor . . . . o la desgracia -susurró lo último.

-¡Emilio! -me reí.

-Entonces, Mackenzie Smith ¿desea ser mi novia?

-A decir verdad hay muchos chicos . . . 

-¡¿Qué?!

-¡Claro que acepto, idiota!

-Ya me estabas asustando.

-Idiota.

-Necesito algo -habló Emilio.

-¿Que necesitas?

-Un beso.

-¿Un b-beso?

-Sip, y esta vez quiero que estes bien sobria y te acuerdes de ello.

-Eres un tarado, el primer beso en la fiesta si me acordaba . . .  bueno no, pero eso no es . . . -me besó.

-Creo que hablas mucho.

Volvió a juntar nuestros labios.

Y . . . ¿Como se llama el destructor de besos?

¡Si! ¡Adivinaron!

¡Estúpido aire!

-Creo que debemos irnos -le dije a Emilio, ya estaba oscureciendo y de seguro los chicos ya estaban en mi casa.

Se preguntaran ¿por qué los chicos deberian estar en mi casa?

Pues, hoy ellos se iban a quedar a dormir conmigo.

¡Pijamada!

-Si, vamos.

Agarró mi mano y caminamos hasta la casa, no quedaba lejos.

-¡Ya era hora que llegaran! -gritaron los chicos afuera de mi casa.

Ya habia llegado a mi casa y los chicos estaban sentados el puerta.

-¡Me muero de frío! -se quejó Lucas.

-Ya entren.

Abrí la puerta y todos como locos entraron.

-Ya saben donde dormir, ¡adiós! -me despedí.

-¡¿Qué?! ¡Tengo hambre! -se quejaron todos haciendonos reir a Emilio y a mí.

-En la cocina hay comida.

-¡Que pésimo servicio!

-¡Yo no soy sirvienta de nadie!

-¿Ya te vas a dormir? -preguntó Daniel.

-Pues . . . ¿quieren hacer algo divertido?

-¿Como qué?

-No sé, solo lo dije por decir.

-¡Juguemos algo! -gritó Laura.

-Tus juegos nunca terminan bien -susurré.

-¡Juguemos a el piso es lava!

-¿El piso es lava? -preguntó Lucas.

-¡Si, y el que pierda cumple un reto!

-¡Yo si juego! -grité.

-¿Quien más se apunta? -todos alzaron la mano.

-Bien, juguemos pero el que rompa al menos una sola cosa lo mato -advertí.

-¡El piso es lava en 3 . . 2 . . 1! -y todos saltamos en los muebles menos Mateo que se cayó al intentar saltar al mueble.

-¡Eso no fue justo! -se quejó.

-¡Reto! ¡Reto! ¡Reto! -gritabamos todos.

-Bien, como buen perdedor que soy, acepto el reto.

-¡Perfecto!

Los chicos y yo hicimos un pequeño circulo y nos juntamos para debatir el reto de Mateo.

-¡Se demoran bastante! -gritó Mateo al cual habiamos excluido del círculo para que no escuchara.

-¡Tenemos el reto perfecto para tí!

-¿Y cual es?

-¡Algo demasiado divertido!

-Eso no suena nada bien.

-Eso es porque no lo es.

-¡¿Qué?!

 

 

 

 

Holiiiiii!!!!!




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