Un Amor Inesperado (editando)

Capitulo 37

—¡Hija! ¡Ven cariño, ya me voy! —gritaba mi madre desde la sala.

Me encontraba en mi habitación escuchando música cuando escucho los gritos de mamá, ya habia llegado la hora para que se vaya a la prueba de trabajo con la señora Johnson, y tambien habia llegado el inicio de mi pesadilla, hoy vendría el idiota de Emilio para ''cuidarme'' mientras mi madre no estaba. No hemos vuelto a hablar después de aquella vez en su departamento, y yo tampoco  tengo la intención de hacerlo.

—¡Ya voy! —salí a toda prisa de mi habitación, al llegar hasta ella pude notar las maletas que llevaba, eran bastantes, seguro ahí se guardaban sus materiales necesarios.

—¡al fín! bueno, cuídate, ahora llega Emilio —dijo dándome un beso en la frente —adiós, vuelvo en una semana, ¡cuídate! —salió cerrando la puerta.

Me senté en el sofá y prendí la televisión para ver una película, de seguro Emilio llegaba más tarde, se sentirá incómodo tener a tu ex enamora . . . espera ¿y ahora que somos Emilio y yo?, no tengo ni la menor idea de lo que somos ahora pero lo que si estoy segura es que yo no quiero volver a dirigirle la palabra.

—Tengo hambre —hablé para mi misma, caminé hacia la cocina y me preparé huevos revueltos.

—¡Diablos! extraño los panqueques de Emilio.

Y si, la comida preparada por Emilio es deliciosa, sin duda lo mejor que le sale son los panqueuqes.

Comía mis panqueques cuando escucho un fuerte sonido proveniente de afuera de la cocina.

Agarré lo primero que pudo conseguir para protegerme.

¡Sartén!

Pensaba si salir o no para averiguar ese sonido.

Pero si salgo y si ese ruido es una persona que quiere matarme.

No lo creo, quizá solo fue el viento.

O tal vez puede ser un secuestrador.

¡Mierda!

Me armé de valor y salí con mi sartén en manos, caminaba silenciosamente cuando veo la puerta de mi casa abierta.

¡Un ladrón! o ¡un secuestrador! o mucho peor ¡un asesino!

Saqué esos pertubadores pensamientos de mi cabeza y seguía caminando cuando veo una sombra.

—¡¡Vete espíritu malígno!! —grité asustando a esa sombra haciendo que de un brinco.

—¿Espíritu maligno? ¿que carajos, Kenzie?

Oh, al parecer esa sombra era Laura y Gabriela.

Pero . . .

—¡¿Como demonios entraron a mi casa?! 

Me asustaba la idea de tener un asesino en mi casa, pero me aterra aún más saber que mis amigas entran a escondidas a mi casa, ¿quién entra a una casa que no es suya por . . .? ¡¿por donde entraron?! Estoy que muero del miedo, ¿y si esas personas no son mis amigas y son espiritus que retomaron los cuerpos de ellas? ¡Puede ser!, quizá se transformaron en esos cuerpos para confundirme, secuestrarme y luego matarme.

Estás loca.

—¡Kenzie! —gritaron los espiritus dentros de los cuerpos de mis amigas.

—¡Alejense espiritus asesinos! ¡tengo un sartén! ¡He visto rapunzel, sé como defenderme! 

Y era verdad, me ví la pelicula de rapunzel, y ella se enfrentó con un ladrón con solo un sartén, entonces yo tambien puedo hacer lo mismo. Sujeté el sartén con mis manos aún más fuerte, lista para atacar.

—Está loca —susurró el espiritu dentro del cuerpo de Gaby.

—¡Ya callense espiritus! ¡No lograran matarme!

—Ya no jodas y ven con nosotras, queremos hablar.

¡Copiaron hasta su forma de hablar!

¡Laura se comporta igual que ella!

¡Será por qué no son ningunos espiritus y son tus verdaderas amigas, estúpida!

—¿Son las verdaderas Laura y Gaby? —pregunté acercandome a ellas, pueden ser las verdaderas o no, y si son realmente espiritus no se ven asesinos, no llevan armas para protegerse, seguro son espiritus amigables.

—¿De que hablas, Kenzie?

—Me presento, mi nombre es . . . creo que ya lo sabes, bien, entonces espiritus del otro lado, se ven amables así que estemos en paz —dije bajando mi sárten —seamos amigos, nada de pelea, amor y paz, no me asesinen y yo tampoco haré lo mismo con ustedes.

—¿Que mierda hablas? ¡somos nosotras, estúpida! 

—¡Mentirosas! ¡solo quieren asesinarme!

—Hoy me dieron ganas de hacerlo, ¡entiende Kenzie, somos nosotras! venimos a hablar sobre como estas con Emilio —habló Laura.

Y ahí me dí cuenta que eran las verdaderas.

—Oh, si son ustedes.

—¡Eso tratabamos de decirte! —gritó Gaby dándome un golpe en el brazo de manera juguetona.

—¡Oye! —protesté.

—Bien, ahora sentemonos y hablemos —ordenó Laura, tomamos asiento en el sofá y cada una agarró mi plato de comida.

Sip, todo este tiempo llevaba mi comida en mi mano al lado del sárten.

—En primer lugar, hola chicas, lo siento por confundirlas con espiritus asesinos, y en segundo lugar ¿como entraron a mi casa? —hablé acomodandome en el sofá.

—Bien —dijo Laura volteando los ojos —Ahora Cuéntanos ¿que ocurrió ayer con Emilio? 

—¡No me han respondido de como entraron!

—Eso te digo después, ahora ¡dime que ocurrió!

Aún no quiero hablar de ese tema, me duele saber que me haya mentido, me sigo preguntando ¿tan dificil fue decirme la verdad?, si ya no queria nada conmigo me lo hubiera dicho, yo lo entendería, pero no, el prefirió ocultarme todo, ocultarme y engañarme con otra chica.

—No pasó nada.

—Ese nada no me lo creo, dime la verdad Kenzie —insistieron las chicas.

—Ayer . . . ayer fui a su departamento y lo encontré con Fernanda, estaban solos —admití cabizbajo.

—¡¿Qué?! —gritaron al unísono.

—Y lo peor es que mi madre salió por una semana a otra cuidad con la mamá de Emilio, el punto es que mi madre le dijo a este que me cuidara, y estaré toda una semana con el, ¡¿entienden?!

—¡¿Qué?! —volvieron a gritar.

—¡Ya no griten! ¡soy un humano y tengo timpanos que justo ahora están sangrando!




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