Un Amor Inesperado (editando)

Capitulo 38

—¡Ya no aguanto!

Estaba en una cafeteria con Laura y Gabriela, hoy tuve que levantarme a las 6:00AM para que el idiota de Emilio no me persiga, pues a esa hora el estaba dormido. Como decía estaba en la cafetería con mis amigas hablando sobre mis problemas amorosos, no se quejen, son ellas, quieren estar bien informadas con el chisme, en fin, les expliqué que Emilio no dejaba de hablar con Fernanda, y es más que obvio que se siguen viendo, siempre que recuerdo eso me muero de celos, ¡agh!.

—Tranquila, solo habla con él y listo —trató de ayudarme la pelirroja, lo único que logró hacer es tener toda mi atención.

—¡No quiero hablar con el! —protesté.

Suficiente con lo de ayer, dije que no iba a hablar con el y fallé, es que ¿como no hablarle?, si es tan lindo, con ese cabello despeinado de todo un chico malo, esos hermosos ojos azules que me cautivan y me vuelven loca, esos . . . ¡rayos!

—Debes darle una oportunidad y escucharlo.

—Y si hago eso y me sale con unas de sus estupideces —hablé dudosa, lo más probable es que diga tonterias.

—¡Vamos, Kenzie! Hablamos de Emilio, obvio que va a salir con sus cosas —gritaron las chicas.

—Si, tiene razón.

—Bueno Kenzie, ya nos vemos, hoy teniamos una cita con nuestros novios —dijeron levantándose de las sillas.

—¡¿Qué?! ¡¿me van a dejar aquí sola?!

—¡Adiós!

¡Mierda!

¡Estúpido Mateo y estúpido Lucas!

Me fijé la hora en el reloj que tenía en mi muñeca, ¡¿4:00PM?! ¡es tarde!, si que habíamos hablado mucho. Como no sabía que hacer, y estaba demasiada aburrida, estaba recontra aburridisima que hasta extrañaba el Instituto, En el instituto estábamos de vacaciones por las épocas navideñas y regresariamos en Enero del otro año, en fín, estaba aburrida y tomé un taxi decidida a ir al centro comercial más cercano, tenía ganas de comprarme algunos botes de nutella, ya que en mi casa no quedaba ni uno. Agarré el primer taxi que se parqueó y este me llevó al Mall.

—¡Fantástico! —grité viendo la multitud de nutellas, sip, ya había llegado al Mall, al llegar lo primero que hice fue ir a la sección de postres y ahí encontré a mi bebé.

Coloqué en el carrito de compras varios botes de Nutella, fui hasta la cajera y ahí los pagué.

—Bien, ahora que tengo a mis bebés, ¡debo ir por un libro! —dije caminando hacía la biblioteca del centro comercial.

—Señorita ¿por qué tiene todas esas bolsas? —me preguntó un niño pequeño.

—Oh, eso es por qué a mí me gusta la Nutella, y siempre me compro muchas —le expliqué arrodillandome igualando su estatura.

—¿Y eso sabe rico? —preguntó timido.

—¿Rico? ¡puff! ¡es delicioso! —dije haciéndo reir a la madre del niño que justamente había llegado.

—Mami, yo tambien quiero eso —jalaba el brazo de su madre para tener toda su atención.

—No nos alcanza para eso Calum, debemos comprarle el libro a tu hermana —habló su madre agarrando al niño en brazos, este al escuchar eso se puso triste.

—Esta bien, madre.

Me conmovió esa escena, el niño fue muy comprensivo con su madre la cual le dijo que no podia comprarle lo que el queria.

—¿Cauntos años tienes? —pregunté poniéndome de pie, ya que el niño esta vez se encontraba en los brazos de su madre.

—8 años —dijo mostrando con sus deditos.

8 años.

—¿Y te llamas Calum, verdad? —asintió.

Saqué un bote de Nutella de mi bolsa y se la dí.

—¿El puede comer esto? —le pregunté a su madre mostrándole la nutella, quería darle un bote de nutella y no quería envenenarlo, si no podía comer chocolate o era alérgico, uno nunca sabe.

—Si puede, pero no se preocupe señorita yo . . . 

—No es molestía, yo tambien he sido niña y he querido que me compren cosas —le entregué la nutella —para que les dé de postre.

—Muchas gracias —agradeció yendose.

Me acordé de cuando era pequeña, yo también quería que me compraran muchas cosas, barbies, chocolates, y muchas cosas más, sin embargo, mi madre nunca tuvo el presupuesto para comprarlo, el dinero faltaba, y eso que ella trabaja todo el día, desde pequeña me dí cuenta de la gran mujer que es mi madre, ella trabajaba para darme una buena vida, y si, de seguro no paraba con ella en todo el día, pero como una vez Emilio me dijo, ella trabaja para darme lo mejor, aprecio y admiro mucho a mi madre.

Me sentí felíz cuando vi la cara contenta de ese niño, al principio se puso triste cuando su madre le dijo que no podía comprarle lo que el pedía por qué debia comprale un libro a su hermana. Puede que solo sea un bote de Nutella, pero para ese niño es todo, de pequeños siempre lo único que nos atraen son los dulces y los juguetes.

Caminaba por afuera del Mall con una sonrisa gigante cuando una sombra se cruza en mi camino.

La sonrisa que tenía en el rostro desapareció al instante que lo veo. . .

—¡¿Qué haces aquí?! —grité viendo a Emilio parado al frente mío.

—Hola Kenzie.

—¡¿Qué haces aquí?! —volví a gritar.

—Nada, solo pasaba a comprar algunas cosas y te ví, me puedes decir ¿por qué te escapastes?

—No me escapé.

—Al menos me hubieras avisado, ¡¿sabes lo preocupado que estaba?!

—Eso ni tu te lo crees, ahora no molestes más, y Llévame a casa.

—¿Ahora si quieres estar conmigo?

—Si quieres, tambien le puedo pedir a otras personas —dije dándome la vuelta.

—¡Alto!, ¡agh!, está bien, yo te llevaré.

Una sonrisa maligna apareció en mi rostro, bien Kenzie, ahora lo que debemos hacer es resistirse a sus encantos, perfecto, eso es fácil ¿verdad?, mierda, algo me dice que no podré resisitirme. Agarramos un taxi hacia mi casa.

Como el centro comercial no se encontraba tan lejos, llegamos en menos tiempo, Emilio le pagó al conductor e ingresamos a la casa. Lo primero que hice al entrar fue irme a mi habitación, iba a cerrar la puerta de mi cuarto cuando Emilio me llama:

—¿Eso es todo? ¿ya te vas a volver a encerrar en tu habitación? 




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