Un Amor Inesperado (editando)

Epílogo

¡Hoy era Navidad!

Me levanté de mi cama y me senté en la orilla, Navidad es mi época favorita, ya que siempre es el momento que comparto con mi madre, pero:—''Este año la familia se agrandó'' —pensé, Emilio dijo que vendría con su madre y Lucas con su padre, me gustaba ver la mesa navideña llena de personas a las cuáles amo demasiado, a veces me preguntaba:— ''¿por qué mi padre me abandonó?'', mi madre dijo que se fue de la casa cuando a penas yo tenía 5 años, a esa edad era una bebé y por eso no tengo muchos recuerdos, yo siempre entusiasmada cada día de mi cumpleaños y cada fecha de navidad, esperaba junto al lado del telefono su llamada, tenia la esperanza de recibir su llamada, sus felicitaciones por mi cumpleaños o desearme una feliz navidad, mi madre me dijo que es un buen hombre, solo que la tentación le ganó, hasta el dia de hoy no he recibido una sola llamada o un insignificante mensaje de su parte, yo como hija le he mandado varias cartas, y el no tuvo el tiempo de al menos responderme una, no tenía caso seguir intentando hablar con el.

—Kenzie, bue . . . .¿que ocurre, cariño? —me sequé las lágrimas que empezaban a salir, mi madre había entrado a mi habitación, como solía hacerlo siempre para levantarme.

—Nada, madre —estamos en navidad, no quería arruinarla con mis cosas.

—Lo que sea que estes sintiendo en este momento, solo quiero que sepas que estoy contigo, soy tu madre, te quiero mucho y quiero lo mejor para tí —dijo abrazandome, ese acto tan cariñosa de ella hizo que estallara en lágrimas, puede que tenga un padre que no quiere saber nada de mí, pero tengo una madre que me ama con su vida, siempre me ha dado lo mejor, y siempre ha estado en mis obras de teatro de primaria, para el día de la madre, y para el dia del padre . . . . ella siempre iba, nunca faltaba a ninguna de mis presentaciones, adoro a mi madre.

—Bueno hija, hay que arreglarse, pronto vendrán Emilio y Lucas para que te acompañen a comprar el pavo para la cena —sus palabras hicieron que esta vez estallara en carcajadas, confundiendo a mi madre.

—¿Por qué te ríes? —mi madre al igual que yo, tambien se estaba riendo a carcajadas.

—¿Recién vamos a comprar el pavo?

—SI, me había olvidado de eso, por eso vamos a hacer todo a última hora —y volvimos a estallar en carcajadas, mi madre siempre me sacaba una buena sonrisa.

Vi como salía de mi habitación y en ese momento me dispuse a darme un baño, no hay tiempo para llorar por un padre que no quiere saber nada de su hija, hay que recordar que siempre estaran esas personas que estarán contigo en las buenas y en las malas, que siempre me sacaran esas carcajadas que haran que me ría como una foca retrasada y me tire al suelo, siempre estaran esas personas que me quieren, me protegen y me cuidan.

Salí del baño y me coloqué unos vaqueros con una sudadera gris, un gorro y guantes, ya que está haciendo un terrible frío, tampoco podrían faltar los tenis negros, fui a la sala y ahí encontré a los chicos, justamente como mi madre lo habia dicho, ya habían llegado.

—¡Hola, buenos tardes, fea! —gritaron abrazandome.

—¡Tarados!

No evité sonrojarme cuando Emilio se me acercó al oído y me susurró unos de esos:—Te quiero, pequeña. Sus palabras siempre me sorprendían, ya que Emilio nunca esperaba que hubiera un momento o una celebración para decirme lo mucho que me queria, el siempre, cada dia, me decía lo hermosa que soy, y que me quiere bastante, nunca hubiera imaginado que el playboy del instituto, la persona que tanto odiaba, esa persona que siempre sacaba los demonios dentro de mí, se volviera una persona muy importante en mi vida, se convirtiera en esa persona que siempre me saca unos sonrojos.

—¡Ya vayan, que se hace tarde! 

Salimos de mi casa y caminabamos por el parque que se encontraba al frente, hacía un frío de mierda, estamos en épocas navideñas, así que tú sales de tu casa y lo primero que encuentras es nieve, nieve por todas partes, me sorprende que no haya una tormenta, ya que mis amigos dicen que es normal en estas épocas.

—¿Donde venden pavo? —preguntó Lucas, todos en ese momento nos quedamos quietos.

—¡¿Entonces hacía donde estamos caminando?! —grité, llevabamos un buen tiempo caminando para que luego Lucas diga que no sabe donde venden pavos.

—Ya no grites, Emilio tiene razón, no seas tan gruñona —le dí un golpe en la cabeza por idiota.

—¡Auch! —preotestó.

—¡Agh!, lo mejor sería que llamemos a un taxi y vayamos al centro comercial, mi madre tambien me pidió que comprara unos adornos para la casa y de ahí compramos el pavo en la resección de comida, claro, si es que aún queda —¿quién compra la cena en Navidad?, nadie, nadie de los nadie compra comida para preparar su cena en el mismo día de Navidad, creo que mi madre es la única despistada, pero me gusta, eso hace nuestra Navidad única y especial.

—Entoces, ¿pedimos un taxi? —asentí.

—Me marea subir en taxi, ¿por qué no puedo tener un carro como Daniel? —se quejó Lucas.

—Saca puro diez en tus calificaciones y tu padre te comprará uno —dije.

—Eso sería todo un milagro —nos empezamos a reir, Lucas tambien es una de esas personas que siempre me sacaban involuntarias carcajadas, y las risas causadas por él, eran para que me tirara al suelo y me ría como foca retrasada.

—Bien, entonces, ¡Vamos al centro Comercial!

♡♡♡

—¡Dame eso! —gritaba mientras perseguía a Lucas por todo el mall. El muy idiota había agarrado el último bote de Nutella que quedaba. Al llegar al centro comercial lo primero que pude ver fue a esa belleza en una repisa, con un descuento de infarto, entonces fui corriendo a toda prisa hasta llegar a ella, pero el retrasado mental, idiota, imbecil, estúpido de Lucas me lo arrebata, y por eso aquí me encuentro yo, persiguiéndolo a el, hasta esperar que venga la seguridad a botarnos del mall.




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