Alexia
En unos días mi princesa cumple tres añitos y ya tengo cinco meses de embarazo. Por suerte va todo bien y me permite organizar la fiesta de cumpleaños. Jamie siempre a mi lado ayudándome en todo, algo que hace que todo sea más fácil. Por suerte en la escuela nos va bien a los dos y en el próximo ciclo lectivo nuestra hija comienza el kínder. Para ese momento su hermanito ya habrá nacido y yo me tomaré una licencia especial para estar con los dos, sobre todo con ella cuando empiece a ir a la escuela.
Jamie
El tiempo pasa volando, no puedo creer que María Alejandra tenga tres años y que Alexia ya esté de siete meses de embarazo. Trato de guardar en imágenes todos los momentos que pasamos juntos, como su tercer cumpleaños que fue muy especial, ya que a todos les contaba que iba a ser la hermana mayor. El mes pasado la llevamos a que vea a su hermanito por primera vez en la ecografía de control, estaba extasiada mirando la imagen, le hizo un montón de preguntas al doctor y se fue satisfecha con las respuestas.
-Dónde estás amor?
-Estoy en el dormitorio Jamie.
-Ya voy para allá, dejó las cosas que traje primero.
En la cocina dejó las compras que hice y me dirijo a reunirme con mi amada. Cuando entro me quedo mirándola, está frente al espejo y sin ropa mirándose, se la ve tan bella con su panza de siete meses, mi mujer no puede ser más perfecta.
-Hola amor. Dejaste a nuestra hija con sus tías?
-Si hermosa. Se quedó muy contenta. Aunque en este momento creo que yo estoy más feliz que ella.
-No digas pavadas. Mira lo gorda que estoy, parezco una vaquita.
Hace un puchero tan infantil y tierno que me derrite el corazón. Me acerco a ella y acarició su vientre, donde anida mi hijo, su piel siempre es tan tersa.
-No digas eso, eres hermosa y en este momento que te tengo así solo quiero hacerte el amor. Quiero perderme en ti.
Alexia
Siempre sabe cómo hacer que mi cuerpo despierte y responda a sus placeres. Lo ayudó a sacarse la ropa, quedamos los dos desnudos frente a frente. Sus manos recorren mi cuerpo y yo me deleito en su tacto. Me besa apasionadamente, deja un reguero de besos desde el lóbulo de mi oreja hasta mis pechos. Los rodea con sus manos y los chupa, mis pezones se endurecen más rápido, seguro es así por el embarazo porque todo mi cuerpo está más sensible. Recorre con besos mi abultado vientre, se arrodilla delante de mí, separa un poco mis piernas y comienza a trazar círculos en mi clítoris, cuando me introduce un dedo en la vagina tengo que apoyarme en sus hombros porque me cuesta mantenerme parada. Siento un orgasmo muy intenso. Antes de que me de cuenta me toma en brazos y me lleva a la cama, de tal forma que mi cola queda apoyada en el borde de la cama.
-Ahora llegó mi parte favorita, perderme en su interior esposa mía.
Jamie
Con Alexia hemos encontrado maneras para poder hacer el amor en esta etapa del embarazo. Así que cuando la colocó cerca del borde de la cama con sus pies apoyados en el piso vuelvo a arrodillarme tomando sus piernas, para poder penetrarla mejor. Entró en ella lentamente, disfrutando de este momento, comienzo a moverme, entro y salgo de ella. Paulatinamente voy aumentando la velocidad, su cuerpo está acompasado con el mío, nos movemos como si fuéramos uno solo. Siento la tensión en sus piernas y veo como tira su cabeza hacia atrás, escucho mi nombre cuando llega a su orgasmo y luego de una última estocada también llegó yo. Salgo de ella y me acomodo a su lado atrayéndola hacia mi.
-Tu eres mi sol, mi estrella y mi cielo. Estando a tu lado no necesito a nadie más que a ti. Solo me importa amarte y cuidarte por lo que me quede por vivir y más. Alexia cada día que paso a tu lado me siento el hombre más completo y tu junto a nuestros hijos me llenan de felicidad.
-No amor, no soy yo. Tu me haces ver de esa manera. Tu amor es el que ha logrado hacerme una mejor persona, me haces sentir muy importante y muy amada. No dejaré nunca de agradecerle a Dios porque te puso en mi camino, que juntos podamos formar esta bella familia. Me doy cuenta que el sentido de mi vida es amarte a vos y darte toda la felicidad que te mereces. Algo que haré en esta vida y todas las venideras.
Alexia
La emoción se hizo visible cuando las lágrimas rodaban por mis mejillas y el nudo en mi garganta no me deja seguir hablando. Jamie las seca con dulces besos, me abraza y permanecemos así por un largo rato, hasta que el cansancio me venció y me quedé dormida.
Por qué estoy en el hospital, faltan dos meses para que nazca. Miro a mi alrededor, veo una cuna con un bebé. Sigo sin comprender hasta que de pronto veo a Jaky a los pies de la cama. Tiene el bebé en sus brazos, me mira y se ríe de forma sardónica, se da media vuelta y se va con el bebé. Debo impedir que se lo lleve pero no me puedo mover.
Me despierto agitada, el corazón me late a mil, estoy sola en la cama. Me siento y trato de relajarme, se que la tensión le puede hacer mal al bebé. En cierta manera agradezco que Jamie no este, no quiero que me pregunte sobre mi sueño. No puede ser que tenga nuevamente esa pesadilla, cuando dejara de ser una sombra en mi vida esa mujer.
Me levanto, pasó primero por el baño, porque el bebé me obliga a ir más seguido, luego voy en busca de Jamie. Lo encuentro cocinando la cena, cuando me ve sus ojos brillan con ese amor único que él siente por mi.
Editado: 22.01.2019