Un Amor Libertino. Trilogía: Amores Verdaderos 3

Capítulo 13

SABINA 

La actitud de Eliana había estado insoportable desde que tuvo la riña con Adam Bonet, no conforme con eso mi hermana menor parecía no tener consideración por los sentimientos ajenos, así que me tocaba a mi como su hermana mayor reprenderla. 

—Eso está mal Eliana. A Adam le gusta esa joven, no es justo que quieras lanzarla a los brazos de Robert. —espeté con voz seria, mientras probaba las galletas que recién había sacado del horno. “No están quemadas y su sabor era pasable. ¡Era un logro!”

—Pero…

—¡Basta Eliana Berfor!

—¿Y si...?

—No. Fin del asunto Eliana  

—Igual lo haré. —“Dios dame paciencia, porque si me das fuerza la zarandeo hasta arrastrarla por todo el suelo”. 

—Te daré este último consejo como tu hermana mayor que soy. Ya déjate de ser egoísta y no te metas en relaciones ajenas porque al final la más perjudicada serás tú y los que te rodean. —ella pareció entrar en razón con mis palabras. 

“Si no me hacía caso entonces tendría que recurrir a madre para que le jalara las orejas como cuando éramos niñas”. 

 

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KAIDAN

Salir al club con los gemelos comenzaba a ser aburrido, Robert parecía tener la cabeza en las nubes y ni hablar de lo distraído que Adam estaba en estos días. 

—¿Alguno piensa decirme que es lo que hizo que su ánimo esté por los suelos? —pregunté cansado de esperar que hablaran. —De Robert se entiende, le duele la herida porque Eliana desechó su amor ¿pero y tu Adam? ¿Cuál es tu excusa?

—Por lo mismo que tú y Rob sufren, mujeres que lo desechan como si fuéramos trapos inservibles. —hasta el mismo Robert se sorprendió porque no sabíamos que Adam tuviera un interés genuino en alguna dama. 

—¿Quién es la afortunada? —preguntó Rob con un tono curioso. 

—Lady Emory Preston. 

—La rubia bonita de los Preston, creo que bailé con ella en alguna velada. Es bastante bella —dijo Robert con completo desinterés pero por la expresión de Adam pareció no gustarle que su hermano pensara en la susodicha. 

“Es divertido ver a Adam celoso de su propio hermano”. –pensé mientras comía un bocado del fino queso que nos habían traído a nuestra mesa. Entonces vi al imbécil francés de Nicolas Lombrad junto a Franz Hatmond entrando al salón, sentándose unas mesas lejos de nosotros, los gemelos vieron a Lombrad y Hatmond.

—Miren quien está ahí. Ahí está tu rival de amores Kaidan, me pregunto si ya habrá tenido algún avance con tu preciada Sabina —se burló Adam. 

Mis manos se hicieron puños y miré a Lombrad con ganas querer matarlo, él se dio cuenta de eso y me saludó con una sonrisa como si yo no estuviera fusilándolo con la mirada. 

—Vaya, el muy idiota quiere morir —dijo Robert conteniendo su risa. 

 

NICOLAS.

—¿Acaso quieres morir? Deja de provocar a ese hombre —replicó Franz notando la mirada asesina del lord McDonall. 

—No, no quiero morir pero sabes que se me da natural irritar a la gente. 

—Eso es cierto, estas siendo un tonto por seguirle el juego a la hermana de Romina. Si ese hombre te mata a golpes será tu culpa. —lo miré haciéndome el ofendido. 

—¡¿No defenderías a tu único amigo!?

—Soy tan buen amigo que organizaré tu funeral. —sentía como si estuviera hablando con Sabina —Si Kaidan McDonall te da la golpiza de tu vida por meterte con su mujer será entera responsabilidad tuya Nico.

—Con amigos como tú, ¿para qué enemigos? —Franz se rio. 

—Cierto, basto y sobro. ¿Qué tan lejos piensan llevar tú y lady Sabina esta comedia?

—Lo suficientemente lejos para hacer explotar al lord McDonall pero no tanto para que me asesine a golpes. —siendo sincero conmigo no era el plan más sensato del mundo provocar a un hombre que superaba por mucho en altura y fuerza. 

“¿Que es la vida sin un poco de emoción?”. Mi inminente muerte al parecer se estaba adelantando, vi a Kaidan McDonall levantarse de su mesa para acercarse a la nuestra. 

—Mierda, ¿acaso ya se decidió a matarte? —preguntó Franz viendo como el castaño se acercaba a nuestra mesa. —Tranquilo amigo, como dije… prometo llorar en tu funeral.

—Eres un maldito Franz. —El imponente hombre se detuvo frente a nuestra mesa. 

—¿Podemos hablar lord Lombrad? —preguntó con un tono bastante educado pero a la vez sombrío. 

—Claro milord, siéntese. —el castaño se centró frente a mí, me mantuve callado esperando que McDonall hablara. 

—Qué pretende acercándose a lady Berfor. —“más que una pregunta fue un exigencia”.  

—Nada. Solo me gusta estar en compañía de una hermosa mujer como ella, soltera e interesante de todas formar usted no tienen ningún derecho sobre ella. —respondí con una sonrisa. 

—Tiene razón, no lo tengo pero igual me preocupo por Sabina por eso le advierto una cosa Lombrad. —su tono se tornó más frío y sombrío —Hace algo indebido, llega a aprovecharse de Sabina de cualquier manera y lo mataré, ¿estamos claro con eso Lombrad?

Esa amenaza ya me la esperaba así que me mantuve tranquilo, sonriendo con prepotencia. 

—Entendí a la perfección, milord. 

—Perfecto entonces. —dijo McDonall para acto seguido levantarse de la mesa y volver con los gemelos Bonet. 

—Definitivamente lo tuyo es atraer problemas Nicolas. —enfatizó Franz. 

—En eso tienes razón, mi mala suerte a veces me abruma pero como ves aun no me ha matado, puedo estar feliz por eso…

 

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ELIANA

Sé que de las tres yo era la más problemática de mis hermanas. Siempre fue así, desde niña recordaba a la perfección como Romina o Sabina venían detrás mí para que no provocara catástrofes. Mis padres no es que les gustara que trajera problemas pero me entendían, sobretodo madre. 

Mi personalidad era así, desde pequeña me gustaban los problemas, las fiestas, incluso fui yo quien terminó haciendo que Romina quisiera salir a su primera fiesta. Puedo ser loca, insensata, egoísta con algunos pero si había personas por las cuales daría lo que fuera seria mi familia. ¿Me gustaría enamorarme? Aun no conozco el sentimiento, ni siquiera el hombre al cual le di mi virginidad lo amé, si lo recordaba con cariño porque él era bastante parecido a mi o eso creí cuando el vino a mi diciendo que me amaba, proponiéndome matrimonio y yo me opuse a esa tontería. 




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