Un Amor Libertino. Trilogía: Amores Verdaderos 3

Capítulo 18

SABINA

Hoy por fin estaba en la residencia de los Cambell. No podía con mis nervios y la emoción. La casa era enorme, compuesta de tres pisos y apenas entre quedé un poco intimidada. 

“Es mucho más grande que mi hogar”. 

—Lady Berfor, bienvenida —me recibió la señora de la casa, lady Isabella se veía muy bien para haber tenido a su primer hijo hace unos cuatro meses. Hoy usaba un bello vestido color azul con bellas perlas alrededor de cuello, su cabello rubio recogido solo hasta la mitad, dejando a la parte de atrás caer en bucles dorados por su espalda. —Sígame por favor, mi esposo ya se encuentra en el salón. 

Habló con un tono melodioso y elegante. 

—Si claro, miladi 

Estaba nerviosa pero lo disimulaba lo mejor que podía, lady Cambell es casi tan alta como yo; aun así yo resultaba ser la más alta de las dos por unos pies. Lady Isabella me guío al salón, donde su esposo nos esperaba, sosteniendo entre sus gruesos brazos a un bebé. Su expresión se suavizaba mientras miraba al niño y cuando nos miró, más bien cuando sus raros ojos carmesí vieron a su esposa llenos de amor, por poco y me desmayo.

“Quiero que me miren así”. –pensé envidiosa. 

—Caled, ella es lady Sabina Berfor…

En el bello salón ya tenían preparado el cuadro y las pinturas, mientras que yo había traído mis pinceles. Había narcisos decorando la habitación, con muebles dorados.

—Un placer conocerlo, milord. —dije intentando sonar tranquila. 

Nadie podría estar calmada frente a un hombre así, aunque verlo sostener al bebé en su brazos resultada ser una escena adorable. 

—¿Comenzamos? —pregunté para luego empezar a decirles como posar para el retrato. 

Mientras que lady Isabella se sentó y sostuvo al niño, su esposo parado a su lado poso una mano en su hombro. El niño como lo supuse es precioso, no parecía un bebé de meses, más bien se veía como si ya tuviera el año con lo enorme que estaba; tenía unos brillantes ojos azules, su cabello tan negro y rizado como el de su padre.  

Pasó como una hora y le di un descanso a la pareja. El bebé fue llevado por lady Isabella para poder alimentarlo, quedee en compañía de su esposo. 

“Contrólate Sabina, trata de estar calmada. Si, puede que sea uno de los hombres más guapos que has podido conocer en tu vida, pero hay que comportarse porque estás haciendo un trabajo.” 

Lord Caled estaba frente al cuadro y lo observaba en silencio. 

“¿Le esta gustado? Su expresión no me dice nada. Ni bueno, ni malo”.-pensé nerviosa. 

—No me gusta el azul que usaste en los ojos de mi esposa. Debe ser más claro, Isabella tiene unos ojos muy bonitos que no estas sabiendo realzar. —espetó, mirándome directamente.

—Ah, sí, sí. Buscaré un mejor color, milord.

“En serio su mirada da miedo”. Yo podré ser pelirroja pero ver el rojo en los ojos del lord Cambell en serio podía poner a cualquiera nervioso, aunque eso no le quita lo guapo. Apenas regresó lady Isabella todo se sintió más tranquilo, lord Cambell sonrió, nada comparado a la expresión seria que tenía conmigo hace unos momentos. La rubia miro el cuadro. 

—Me gusta cómo va quedando. Tiene talento lady Berfor. —halagó. “Por lo menos a ella le gusta” –pensé más tranquila. 

—Gracias miladi. Solo necesito tres días y estará lista para ustedes. 

—Me parece perfecto. —ella sostuvo entre sus manos la mano de su marido, mirándole a los ojos sin miedo. —¿Te gusta? —preguntó con ternura e intimidad. 

—Si. —respondió él con un tono más suave hacia su mujer. Me sentía una tercera rueda presenciando un momento intimo entre la pareja. 

“Que incomoda situación”.  

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Regresé de la residencia Cambell muy contenta, no todos los días podía retratar a uno de los hombres más guapos de toda la ciudad. Kaidan vino a invitarme a salir, la primera en que somos vistos juntos desde que hicimos todo el teatro donde terminé dándole un puñetazo frente a todos. Mi madre venia como chaperona siguiéndonos a una buena distancia junto con Eliana.

—Supe que ahora vas a hacer un retrato de la familia Cambell. —comentó mientras caminábamos.

—¿Mi madre te lo dijo?

—Sí, dice que ahora muchos podrán ver lo talentosa que eres y eso es verdad —sonreí. 

—Yo solo pinto, Caled Cambell es quien tiene la belleza que cualquier artista adoraría plasmar en una obra —respondí. 

—¿Caled Cambell es más guapo que yo? —pregunto con una expresión complicada. 

—No es por herir tu orgullo, pero sí. Sinceramente si no tuviera esposa me verías corriendo atrás de él. 

—Pues es muy bueno que este casado, sería muy difícil competir contra él. —lo miré con una ceja levantada. 

—¿En serio estas admitiendo que lord Caled es mejor que tú? —pregunté burlona.

—Hay que saber identificar a los verdaderos rivales peligrosos como él. Pero es un alivio que este casado y ame a su esposa más que a su vida. —no pude evitar reírme.

“Por favor, primera vez en la vida que Kaidan admitía que había alguien más guapo y mejor que él”. Apreté más su brazo. 

—Puede que él sea más guapo pero tú eres más carismático y no tienes esa aura de querer matar a cualquiera que se te acerque. El lord Caled y lady Isabella son una pareja muy hermosa, perfectos el uno para el otro. —le sonreí y seguimos caminando…




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