“Todo lo bueno llega a su fin”…
Días después…
SABINA
—¡Sabina, no sabes el gusto que me da que ustedes por fin se hayan reconciliado! —dijo la madre de Kaidan. Siempre lady Verónica había sido la más insistente en un compromiso entre Kaidan y yo, ahora que por fin se había hecho realidad la mujer parecía no caber de la felicidad. —¡Seria precioso tener nietos pelirrojos!
Me atragante con mi té.
—Madre por favor, incomodas a sabina —dijo Kaidan, dándome palmadas en la espalda y pronto me calmé.
“Mi suegra es una mujer muy intensa”. –pensé.
—Sabina perdona a mi esposa. Ella a veces no controla lo que sale de su boca. —intervino lord Heronimo. —Verónica por favor, apenas están iniciando su noviazgo y ya piensas en sus futuros hijos.
Lady Verónica se sonrojó.
—Ya he esperado demasiado a que mi tonto hijo reaccionara, yo esperaba que a estas alturas ellos ya estuvieron casados. —ahora el avergonzado era Kaidan.
—¡Madre por favor! —me reí.
“Esta situación resultaba de lo más cómica”...
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NICOLAS
La piel de Eliana se sentía cálida y suave cuando la acariciaba. La abracé de la cintura pegándola a mi pecho. Habían sido unos días maravillosos en los cuales ambos nos habíamos divertido.
—Eres adorable Nico. —dijo con un tono suave. —¿Cuánto tiempo nos queda antes de que tengas que irte?
—Unas pocas horas, tengo que estar en el puerto temprano. —ella sonrió y se levantó para sentarse a horcajadas encima de mí, completamente desnuda y el largo cabello rojo caía en ondas por sus hombros cubriendo sus pechos.
—Perfecto. Aun me queda mucho para disfrutarte Nicolas. —se inclinó para besarme, rozaba nuestras narices y cuando la mire a los ojos había mucha ternura en ellos —¿Me vas a escribir francés?
—Cada día, Eliana. —lo volví a besar. Fue lindo estar en compañía de una mujer como ella aun si el tiempo fue tan corto.—¿Quisieras que vuelva?
—Si. —confesó —Espero que vuelvas pronto Nicolas Lombrad….
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Meses Después.
ELIANA
Hacía mucho que no asistía a estas fiestas a escondidas de mis padres, donde todos se divertían sin importar quienes los vieran. No quería admitir que empezaba a extrañar al francés, Nico había sido una gran compañía los pocos días que compartimos juntos y me entendía a la perfección.
“Estar en este tipo de fiestas ya me aburría”.
Entre a una habitación que pensé estaba vacía, entrándome con quien menos pensé. Él tenía una botella en la mano, su ropa desarreglada como si hubiera terminado de estar con su amante pero la expresión de su cara no transmitía que estaba muy satisfecho.
—Adam… —el rio pero se escuchó casi como un sonido de rabia y burla.
—Tenías razón, víbora. Solo soy un juego para ella. —espetó con dureza.
Parecía una oportunidad perfecta pero no quería ser una maldita, más bien lo que siempre quise fue cambiar la manera en que Adam me veía a mi como la perra de la historia.
—Adelante, búrlate Eliana Berfor. Tenías razón, Emory solo me estaba utilizando. —me senté a su lado.
—No voy a burlarme de ti. Si, fuiste un idiota y me molesta que no creyeras ¿pero como podrías? Yo tampoco soy un signo de honestidad a primera vista.
—Lo lamento. —recosté mi cabeza en su hombro.
—Perdonado. —lo escuché reír.
—Es el perdón más fácil que te he escuchado decir —fue mi turno de reír.
—Cierto, pero tienes un corazón roto y no seré un perra esta vez.
—Gracias… te traté pésimo.
—A pesar de tus insultos, como te dije: no quería dejar que un pedazo de mierda jugara con tus sentimientos…
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SABINA
Hasta el momento Kaidan se había portado muy bien conmigo. El romance volaba por el aire. Romina ya había presentado con nuestros padres a Franz como su prometido, madre estaba encantada con el hombre pero nuestro padre aún era muy reacio con él y todos los intentos que el pobre hacía para ganar su aprobación.
—No te pongas triste, mi amor —lo consoló Romina luego de su última reunión con papá.
—Franz nuestro padre no acepta que ya no somos sus niñitas, así que no te decaigas —dije para animarlo. —Mira el lado positivo, tienes a nuestra madre de tu lado y si ella está feliz padre no va a poder oponerse.
—Cierto, además yo te quiero —le dijo Romina, haciendo que el hombre sonriera de felicidad.
Los dejé solo en el salón para que tuvieran un poco de privacidad. Encontré a Eliana leyendo una carta, sentada en las escaleras y estaba sonriendo.
—Te noto muy emocionada Eliana. ¿Nicolas te escribió? —pregunté con picardía.
—Sí, me escribió —admitió mi hermana con una sonrisa.
—¿Y qué te dice?
—Pronto regresará.
—Y eso te tiene muy feliz —dije con una sonrisa. —Lo extrañas mucho.
—Si. —admitió ella. —Ah, basta. No tolero cuando haces esa expresión.
—¿Cual?
—Esa, como si yo te dijera que estoy enamorada de Nicolas.
—No creo que estés enamorada, aun, pero si sientes más por él que por otro. —ella se quedó callada y sus mejillas se sonrojaron dándome la razón. —Lo sabía...
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Durante la noche, todos nos arreglamos para asistir al último baile de la temporada. En el momento que llegué a la fiesta, busqué a Kaidan pero no se encontraba en el salón. ¿A dónde estará? Él había dicho que estaría aquí antes, dejé a mis hermanas para empezar a buscarlo por toda la residencia. No fue hasta que escuche voces desde el jardín y me acerque, escondiéndome detrás de una pared para escuchar lo que estaba hablando.
—¿Felicity que es lo que te gusta de mí? En serio, explícame con tus propias palabras: ¿por qué estas enamorada de un tipo como yo? —preguntó Kaidan con seriedad. —¡Soy un imbécil!
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Editado: 02.04.2022