Capítulo 10

MILE

Diana y Shawn habían organizado una cena en la residencia, invitando a toda la familia McDonall; ya me había puesto a buscar una nueva casa para mudarme porque no pensaba estar bajo el mismo techo con una pareja de recién casados que necesitaban su privacidad. Estaba ansioso porque por fin volvería a ver a la señorita Cornelia después de días de ausencia. 

“Shawn regresó y estoy furioso por ello, sé que aún no lo has olvidado Cornelia; sentir celos de mi propio hermano no es agradable. Siempre protegí a Shawn desde que eras unos niños, cuando perdimos a nuestros padres y ahora lo veía como un rival, al menos tenía la pequeña satisfacción de que yo fui quien pudo besar tus labios por primera vez. 

Había sido el primero pero quería ser el último y el único en tu corazón, peco de egoísta porque quiero que seas mía y para lograrlo tendré que ser aún más perseverante, pondrás mil barreras para evitar que me acerque a ti, no quiero rendirme contigo, no aun”.

Terminé de escribir la carta y volví a guardarla en el cajón de la cómoda, junto con las demás, peiné mi cabello y salí de la habitación, la familia McDonall había llegado y debía bajar para recibirlos y saludar. 

COKKIE. 

Mi familia y yo entramos a la residencia de los Perkins, la primera en recibirnos fue mi hermana. Mi madre chilló de alegría al ver a su primogénita, todos la abrazamos y me dio risa cuando Kaidan cargó a Diana dando vueltas con ella en brazos. Vi al señor Mile bajar las escaleras y me sentí inquieta, estaba tan guapo vestido de traje con el cabello peinado de manera formal. 

Me mostré segura y casi estoica pero por dentro me moría de los nervios, me había arreglado para esta ocasión como hace mucho no lo hacía, usaba mis gafas pero me había hecho una recogido arriba y la mitad de mi cabello suelto, un vestido precioso y más acorde a mi edad y figura; unas hermosas joyas de topacio, quería que sus ojos verdosos me miraran y sonreí para mis adentros. 

“él me estaba mirando. Mile me estaba mirando”-mis labios casi me traicionaban, contuve mi sonrisa de satisfacción. 

Me separé un poco de mi familia quienes no paraban de hacerle preguntas a Diana. Mile se acercó a mí, su perfume invadió mis fosas nasales, olía tan masculino y limpio. Eché mi cabeza un poco hacia atrás para mirarle a los ojos.

—Señorita Cornelia, se ve bellísima —dijo con un tono casi embelesado. 

—Y usted muy guapo señor Mile. —no quedamos unos minutos mirándonos en silencio. 

—Cokkie. —Shawn nos interrumpió. —Que hermosa estas. 

—Shawn me alegra volver a verte. —le dije con una sonrisa. 

Miré de reojo al señor Mile y se notaba tenso. “¿Por qué esta así? Debería estar feliz de que su hermano volviera, ¿estará celoso?”-la sola idea me hizo sonreír. Era un tonta, ya empezaba a caer demasiado rápido ante los encantos del Perkins mayor. 

Diana nos pidió que pasáramos al comedor donde la cena ya estaba siendo servida. La velada transcurrió con tranquilidad y todos mantuvimos una conversación amena, siempre que alzaba la mirada de mi plato encontraba al señor Mile mirándome y él volteaba hacia otro lado tratando de disimularlo. 

Cuando la comida terminó todos pasamos a la sala, quería estar un momento a solas con el señor Mile pero con toda mi familia aquí era realmente difícil.

—Son tan tiernos ustedes —me susurró mi hermano.

—No sé de qué hablas Kaidan. 

—Tú y el Perkins mayor no han parado de mirarse en toda la cena, me da tanta gracia sus ojos de borrego desollado por no poder acercarse a ti hermanita. 

—Ayúdame, distrae a nuestros padres —le pedí en susurros. 

—Me las cobraré, ¿sabes eso?

—Sí, solo hazlo —Kaidan sonrió e hizo que la conversación se centrara en él. 

Miré al señor Mile e hice una seña para que se levantara del lado de Shawn y me siguiera al extremo alejado de la sala, mis padres y los demás estaban tan concentrados en escuchar la conversación de Kaidan como para prestarnos atención. 

—Al fin me concede un momento a su lado señorita Cornelia, ¿por qué dejó de visitarme? —se escuchaba dolido. 

—Me asusté señor Mile.

—¿Le causo temor señorita? —las risas llamaron mi atención, mi hermana sostenía la mano de su esposo y mostraban una tierna escena. —Ellos lucen felices.

—Así parece —dije mirándolos, de repente Mile me sujetó de la muñeca para llevarme fuera de la sala —¡¿Que le sucede?!

—Te propongo un acuerdo.

—¿De qué tipo?

—Tú quieres olvidar a mi hermano, ¿por qué no lo olvidas conmigo? Finjamos estar enamorados, intentemos demostrarles a todos que has superado tu amor por Shawn.—estaba perpleja por la propuesta que él acababa de hacerme, intentaba que no notara que el corazón se me había acelerado retumbando fuertemente contra mi pecho. 

—¡Está loco! El amor es un sentimiento que no se pueda fingir. —confesé sincera —Si llego a decirle a un hombre que lo amo será porque así lo sentiré no porque quiera demostrarle algo a mi familia que he superado mi corazón roto. Con permiso señor Mile, debo volver con mis padres.

Me alejé de él dejándolo ahí solo, Mile era un completo tonto. ¿Por qué me propone algo tan absurdo como fingir ese tipo de sentimientos? No debió nunca proponérmelo. 

“No cuando con un poco más de esfuerzo podría llegar a sentir más de lo que alguna vez sentí por Shawn”.–pensé decepcionada, 

MILE

Debía arriesgarme y ser osado para conseguir lo que deseaba. Quería que ella me diera la oportunidad de conquistarle, de conseguir su cariño y su amor. Me valdría de cualquier arma para poder conseguirlo. La familia McDonall se marchó, Shawn y su esposa se retiraron a su habitación a descansar.

“Esto se volverá costumbre, escribirte mis sentimientos sin temor a que me rechaces porque tengo la certeza de que nunca leerás estas cartas. Ahora solo existe una persona en mi cabeza cada noche antes de irme a dormir y esa persona eres tú, Cornelia McDonall. Pienso en que estarás haciendo, si estarás pensando en mí; mi mente se ha gradado tu rostro y el color de tus ojos con tanta exactitud.