Un amor no Correspondido. Trilogía: Amores Verdaderos 1

Capitulo 16 parte II

CORNELIA.

El conflicto que hubo entre Shawn y el señor Uriel no pasó a mayores pero si fue un mal sabor de boca para Mile, él sabía que su hermano y su mejor amigo no se toleraban y sintió que había arruinado toda la fiesta para mí. Por otro lado toda mi familia y mis tíos se hallaban felices por mi próxima boda, Maeve no paró de molestarme en toda la fiesta.

Ya mi madre junto con Diana habían comenzado a hacer la lista de invitados y preparar los detalles de la boda, me integraba en la discusión solo cuando se excedían o escogían algo que no era de mi agrado ya que el diseño del vestido seria de mi completa elección. Me encontraba en el estudio de mi padre haciendo el presupuesto para la fiesta. Tan inmersa estaba entre los números que no escuché cuando alguien ingresó a la habitación. 

—Cokkie, querida. —Miré a mi madre —El señor Mile te está buscando, te espera en la sala 

Con una sonrisa cerré mi libro de cuentas y salí del estudio de mi padre prácticamente corriendo a verlo. Mile estaba parado en medio de la sala, se giró al escucharme entrar. 

—Espero no agarrarte en mal momento. —dijo apenado.

—Tranquilo, los números puedes ser tediosos y aburridos. —fui a su encuentro.

—Hay que poner fecha para nuestra boda. 

—Es cierto, no lo hemos decido aún.

—Pensaba que podíamos casarnos dentro de dos meses. —lo miré sorprendida.

—¿Tiene que ser tan rápido? —las mejillas de Mile se sonrojaron. —¿Acaso tienes temor de me arrepienta?

—¿Aun no lo has hecho? —negué.

—Te di mi palabra Mile Perkins y planeo cumplirla. 

—Debo regresar América por eso hay apresurar la boda. Mis negocios y mi trabajo están allá Cornelia; me he ausentando lo suficiente. Allí será nuestro hogar cuando nos casemos Cokkie. 

—Mile… no vería más a mi familia. 

—Jamás te privaría de eso, podremos viajar a visitarlos o ellos podrán venir a nuestra casa. —bajé la mirada a mi manos, la verdad eso era demasiado no había pensado en que podría separarme tanto de mi familia. —Cokkie… —alcé la mirada — ¿Te sentirías muy infeliz si te llevara conmigo América? —sus ojos verdes de verdad eran tan expresivos cuando la miraban. 

—Serás mi esposo Mile y mi deber es acompañarte a donde vayas, me entristecerá separarme de mi familia pero podré soportarlo, después de todo…—apreté sus manos entre las mías — ¿Los visitaremos no es así? 

—¡Por supuesto! Te juro que te va encantar América, Cokkie. Te mostraré muchos lugares preciosos, vas amarla —sonreí, se veía tan entusiasmado casi como un niño. 

—Sé que sí. Entonces dentro de dos meses nos casaremos. 

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—Vas a verte tan hermosa Cokkie —exclamó mi madre entusiasmada. 

— ¡Ay! ¡Cuidado con las agujas! —me quejé y la modista hizo una mueca. 

Mi madre no perdió tiempo en hacer una cita con la mejor modista de la ciudad, ahora estábamos en su local tomando las medidas y ajustando lo que le sobraba a mi vestido. Aparte de mi madre también me acompañaban Diana y Maeve, quienes se les veían muy divertidas viendo como sufría. 

—¡Quédese quiete señorita! —exigió la modista y chillé cuando volví a sentir el pinchado de la aguja en mis posaderas. 

“Esta vieja bruja me esta puyando a propósito” —pensé molesta. 

—¡Cornelia quédate quieta! —regañó mi madre.

—¡Pero si me estoy quedando quieta! —Lo que hay sufrir para verse hermosa, no tendré más oportunidades de lucir un lujoso vestido de novia. 

 

DOS MESES DESPUÉS. 

CORNELIA

Fueron dos meses extenuantes planeando mi boda. Los preparativos, manteles, vestidos, comida, tantas cosas y al fin había llegado el día. Tenía los nervios de punta, las manos no me paraban de temblar y sudar. 

El vestido se ajustaba a mi cuerpo como un guante, mamá y Diana habían salido de la habitación para buscar mi velo y el ramo, Maeve era la única que se quedó en la habitación para acompañarme. La rubia se veía preciosa con aquel vestido azulado que hacía resaltar sus ojos. 

—¿Nerviosa? —preguntó con una sonrisa. 

—Como nunca lo estuve en mi vida, siento como si el corazón se me fuera a detener en cualquier momento. ¡Me voy a casar Maeve! ¡Voy a casarme con Mile! El lord fastidioso, aquel hombre que hace meses ni siquiera soportaba. Son tantos sentimientos encontrados. —ella se acercó y sostuvo mis manos.

—Tú respira y disfruta de tu día Cokkie. Hoy eres tú la única que importa. —mi hermana y mi madre entraron a la habitación. 

Diana me ayudó colocarme el velo y mamá me entregó el ramo, mi madre parecía a punto de llorar cuando me vio. 

—Te ves tan hermosa Cokkie —dijo ella con los ojos aguados y luego me abrazó. —Mi bella hija. 

—Gracias mamá. —mire a Di y ella parecía igual de emocionada. 

 

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Mi madre, junto con Maeve y mis hermanos se adelantaron a la iglesia. Mi padre y yo íbamos solos en un carruaje aparte. Los nervios hacían que mis manos sudaran y cuando el coche al fin se detuvo por poco el ramo se me resbala de las manos. 

—¿Estas segura Cokkie? —miré sus ojos idénticos a los míos.

—Padre, ya estamos en la iglesia creo que escogiste el peor momento para preguntar eso. —él rió. 

—Nunca es tarde para echar a correr. 

—No, no podría hacerle eso a Mile. Estoy aquí y quiero casarme con él. Entremos —mi padre asintió complacido, me ayudó a bajarme de la diligencia y cruzamos las puertas de la iglesia.

Caminamos juntos hacia el altar y a medida que nos acercábamos podía ver a Mile esperándome, vestido con aquel fino traje que ajustaba a su figura imponente y robusta, bien peinado, a mis ojos parecía tan inhumanamente guapo. Cuando mi padre me entregó, me sentí completa al sostener la mano de Mile.

—Eres preciosa Cornelia —me susurró y sonreí satisfecha. 




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