UN MES DESPUÉS.
MILE.
—El correo llegó, mi señor. —la ama de llaves me entregó las cartas en la mano.
—Está bien, puede retirarse. —ella asintió y salió de mi estudio.
Algunas cartas pertenecían a mis socios o gerentes de mis negocios fuera de América. Vi la carta que tenía como remitente el nombre de mi hermano y por poco la arrugo entre mis manos debido a los puños que se había formado.
“Serénate Mile, esto no significa nada. Son solo amigos, ella es ahora tu esposa. Tuya” –pensé buscando serenarme. Me gustara o no Shawn siempre estaría en nuestras vidas, si tan solo no fuera la causa por la que mi propia esposa aún no se ha enamorado de mí no estaría así.
—Mile —alcé la mirada y le sonreí. “Cokkie mi esposa, ella es mía”. pensé tranquilo —¿Llegó la correspondencia?
—Si. Aquí tienes, Shawn y tu familia respondieron a tus cartas —traté de sonar tranquilo, les entregue las cartas y la vi sonreír mientras leía la que había sido escrita por mi hermano.
—¡Shawn y diana planean venir a visitarnos! —exclamó entusiasmada pero yo no estaba igual y seguramente debí demostrarlo por la manera en que ella me miró —¿No te agrada la idea?
—¡Por supuesto que sí! ¿Por qué lo dices?
—Mile tienes la sonrisa más forzada que vi en mi vida y mira que en Londres he visto a muchos ser unos completos hipócritas.
—Nada me molesta Cokkie. —ella levantó una ceja.
—¿Por qué será que no te creo esposo mío? —sonreí.
—Me gusta cómo suena, “esposo mío”. Repítelo por favor.
—Esposo mío —pronuncio lentamente con las mejillas sonrojadas. No tengo de que preocuparme por la visita de Shawn, no, no tengo pero entonces… ¿Por qué aún sigue esa molesta sensación de rabia en mi pecho?
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Pasaron días desde que supe que Shawn y mi cuñada vendría de visita, trato de ignorar el hecho y estar más concentrado en mis negocios y en mi mujer. Cornelia y yo llevábamos meses casados y teníamos confianza para mantener largas conversaciones, preocuparnos el uno por el otro… Pero seguíamos sin consumar el matrimonio, ella no me había dicho si me quería o si se estaba enamorando de mí. ¡No me decía nada!
No deseaba presionarla pero esta situación me estaba matando y ahora tenía que aguantar que mi hermano del que ella estaba enamorada cuando se casó conmigo venia de visita. Buscaba mantener la calma, se supone que soy un hombre maduro y sereno.
“Por dios al fin de cuentas Shawn es mi hermano y New York había sido su hogar por muchos años al igual que el mío. Estaría feliz de ver a mi hermano” –o eso pensé antes de entrar en la casa y quedar completamente pasmado al encontrarlos abrazados.
—¡Oh, Mile cuanta alegría de verte! —ignoré completamente el saludo de Diana porque solo podía verlo a ellos ahí y los celos me cegaron.
CORNELIA
Diana y Shawn llegaron a la casa, después de meses sin ver a nadie de mi familia chillé alegre para abrazar a Diana y luego hacer lo mismo con Shawn.
—¡Cornelia! —gritaron haciendo que nos separáramos. Mile estaba viéndonos con sus puños apretados y se acercó en grandes zancadas hasta mí.
—¿Hermano que te pasa? —preguntó Shawn con el ceño fruncido. Vi a mi hermana y ella no entendía que estaba pasando. No me esperé que Mile me agarrara del ante brazo con tanta brusquedad. —¡No la agarres así! ¡¿Qué te sucede Mile?!
—¡Tú no te entrometas Shaw! Esto es entre mi esposa y yo.
—¡Es mi hermana a quien estás zarandeando como una muñeca de trapo, Mile! —gritó Diana.
—Les voy a pedir que se vayan.
—¡Ésta también fue mi casa Mile!
—¡Váyanse! —sentenció con una voz furiosa y nunca había escuchado a Mile tan lleno de ira.
—¡Por favor basta! —gritó Cornelia —Shawn, Diana por favor después hablaremos.
—Pero Cokkie…
—Váyanse. —pidió mi esposa y la pareja salió de la casa. —Mile que… ¡Mile!
Me agarró del brazo para llevarme escaleras arriba hacia mi habitación.
—¡Suéltame que me estas lastimando Mile! —chillé y me soltó, adentrándonos a la habitación.
—¿LO HACES A POSTA CORNELIA? —gritó tan colérico, haciendo que mi cuerpo temblara.
—¡¿De qué me hablas?!
—Te encuentro abrazada a él. Shawn, siempre Shawn tu eterno amor.
—¡No estaba haciendo nada malo solo abracé a un amigo! —la tensión entre nosotros era cada vez más grande. Invadió mi espacio personal casi acorralándome.
—¡A los amigos tú no sueles mirarlos con anhelo y amor! —gritó furioso alejándose de mi. —Creí que podría soportar esto pero fui un completo estúpido al dejar que ellos vinieran aquí. No quiero que lo veas, no quiero que estés cerca de él. ¡Te amo tanto, maldición! Y me jode que tú ni siquiera en todo el tiempo que llevamos juntos me hayas dirigido un “te quiero”. Estaba convencido de que podrías llegar amarme pero apenas aparezca Shawn siempre correrás a sus brazos...
Sus labios se unieron con los míos robándome el aliento con cada roce, no era un beso dulce o delicado, sino uno lleno de rabia y enojo. Mis labios ardían por lo rasposo de su barba y mi cuerpo temblaba entre sus brazos. Lo miré a los ojos, vi el deseo reflejado en ellos para después separarse.
—Perdóname Cornelia. —dijo para luego salir de la habitación.
DIANA
De la estupefacción pasé a la cólera al ver como el hermano de mi esposo nos corrió y trató a mi hermana como una muñeca de trapo.
—¡Es inaudito! ¡Tu hermano es un canalla que abusa de mi hermana! —grité histérica y Shawn intentaba calmarme.
—Di por favor.
—¡No! ¡Se puso como un demente! Le escribiré a mis padres, ellos tienen e que saber que Cokkie no está segura con ese hombre.
—Debe de haber alguna razón.
—¡¿Que razón pudo haber para que actuara como un patán y nos echara de ese modo?!