Un amor no Correspondido. Trilogía: Amores Verdaderos 1

Capítulo 22

MILE.

Llegué a la casa buscando a mi esposa. Los sirvientes me dijeron que había salido y cuando regresó se encerró en el dormitorio ordenando que nadie la molestara. Subí y entré a la habitación sin tocar, Cornelia estaba con una expresión pensativa sentada frente al ventanal.

Ella volteó a mirarme con una sonrisa.

—Los sirvientes me informaron que saliste. —dije acercándome a ella. 

Sostuve su mano y la hice ponerse de pie, abrazándola de la cintura. Cokkie echó sus brazos alrededor de mi cuello. 

—Fui a visitar a mi hermana. —me sentí incómodo. —Diana está embarazada, no te imaginas lo feliz que están ella y Shawn. 

—Me alegro por ellos, serán buenos padres —dije con sinceridad pero sabía que eso no era todo lo que ella quería decirme —Cokkie...

—Hablé con Shawn, le confesé que estuve enamorada de él —todo mi cuerpo se tensó.

—¿Qué fue lo que dijiste? —me alejé de ella, no supe como sentirme ¿Herido? ¿Molesto, celoso, frustrado? —¿Por qué lo hiciste? —pregunté con una tranquilidad que en realidad no sentía. 

—Fui sincera con él, necesitaba sacarme todo ese peso del pecho para poder...

—¿¡Para poder qué?! ¡Ver si él te hubiera correspondido! —espeté con fiereza —¡Pues bien, se feliz con mi hermano! Anda Cornelia, ve con él.

—¡Mile no pienses cosas que no son! ¡Yo te amo a ti! —Cornelia me agarró con fuerza del brazo, aparté la mirada de ella —¡Mile mírame!

—No quiero ver tu cara ahora Cornelia.

—¡Mile, por favor! —su voz se escuchó ahogada —Mi amor no dudes de mí, ¡la única razón por la cual me sinceré con Shawn es porque quería sacarme ese peso del pecho para poder ser feliz contigo! Te lo suplico mi amor, mírame. 

Ella jaló de mi brazo y cogió mi rostro por ambas mejillas para que la mirara a la cara, sus bellos ojos claros estaban llorosos intentando contener sus lágrimas. Es increíble como una solo lágrima de sus ojos me desarmaba, pero la cólera que empezaba a crecer en mí era como una coraza dura frente a sus lágrimas.

—Mile estoy frente a ti como tu esposa, tu amante, la mujer que te ama solo a ti y solamente a ti. No a Shawn, a ti mi amor —se puso de puntillas para poder dejar besos por todo mi rostro —El único que es capaz de enamorarme y hacerme estremecer con sus besos eres tú, mi dulce Mile.

—Júramelo.

—¡Te lo juro! —la besé con fiereza y celos, la acerqué a mi cuerpo. —Mile…

La cargué para llevarla hasta la cama y empezar a desvestirla con impaciencia. Quería sentir su piel. 

—Mi amor —gimió mi Cokkie entre besos —Mi amado, mi guardián. Te amo, Mile Perkins.

—Y yo te amo como un estúpido Cokkie. —confesé haciéndola sonreír. Se abrazó a mí y le hice el amor, entraba en ella, la amaba y acariciaba su cuerpo como pasión y dulzura. —Dime que soy el único hombre en tu corazón Cornelia.

—Eres y serás siempre el único.

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“Estaban frente a mí con una cara llena de felicidad. Ellos se abrazaban, sus ojos se miraban el uno al otro con tanto amor y luego… su boca se posó en la de ella.

-¡NO LA BESES! –Shawn tomaba a Cornelia entre sus brazos ¡A mi Cokkie!

 Él la besaba y ella no lo apartaba. Sentía como el corazón se me hacía añicos, la perdía, ella se iba para siempre. Él se la llevaba de su lado. 

-¡Cornelia! Cokkie por favor, no. ¡No me dejes! –comencé a gritar desesperado, les gritaba pero ellos no detenían”... 

—¡Mile, Mile! —Desperté con la mirada preocupada de mi esposa sobre mí —Te removías furioso. ¿Qué sucedió? 

La abracé con fuerza. Ella estaba aquí conmigo, no con otro; no la había perdido.

—Fue un sueño realmente desagradable. —besé su cabeza y volví a recostarme en la cama con ella encima de mí, la rodeaba con mis brazos y acariciaba la piel suave y tersa de su espalda baja. 

—¿Tuvo que ver conmigo, verdad? —estuve varios minutos en silencio hasta que por fin hablé. 

—Soñé que me abandonabas por Shawn. —confesé —Te marchaste con él sin mirar atrás, sin importar cuanto grité tu nombre y te supliqué porque te quedaras.

—Mile. —se puso frente a mí y su pequeña mano acarició mi mejilla. —No iré a ningún lado, al único a quien amo y seguiré hasta fin del mundo eres tú. 

Dejó un tierno beso en mis labios y yo lo volví mas apasionado y profundo. Invertí los ligares, poniéndola bajo mi cuerpo, mi miembro se endureció, ella abrió sus piernas y me rodeó la cintura con ellas. 

—Te amo Cokkie. —ella sonrió contra mi boca y la penetré de una estocada, su grito un quedó sofocado por mi beso. —Eres mía. Mi mujer.

Entraba y salía de su cuerpo, besé su cuello, la mordía haciéndola gemir y gritar más alto. Ella llegó a su liberación y yo me vine en su interior.

—Te amo —dijo con la voz adormilada. —Mile, te amo tanto. Eres el único hombre para mí. 

Sonreí feliz y la acomodé entre mis brazos, acercándola a mi cuerpo. Ella no me iba abandonar, su corazón por fin era mío al igual que mi corazón ya era completamente suyo. 




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