PRÓLOGO

oy a comenzar diciéndoles que esta es una historia de amor, pero no una común y corriente en la que el príncipe y la princesa terminan juntos y viven felices por siempre como en aquellos cuentos infantiles que mi madre solía leerme en las noches. Esta historia tiene mucha tragedia y dolor, causados por ambiciones y expectativas inalcanzables para un simple mortal como yo, que solo quería vivir la vida al máximo y encontrar el amor. Un amor bonito, pero maduro; tal vez un poco cursi, como los personajes de mis libros, pero a la vez estable, donde mi alma gemela y yo tuviéramos un lindo final. Pero bien dicen que "soñar no cuesta nada", y es verdad, porque aquellos sueños y fantasías nunca podrán ser reales en otro lugar que no sea mi imaginación.

Debido a mi estatus, estar con alguien es más una obligación que una opción. El rey, es decir, mi padre, elige al mejor candidato para estar conmigo, basado en cualidades dignas de la realeza, tales como una buena etiqueta, un alto nivel de estudios y un gran dominio de los negocios. Además, y no menos importante, debe venir de un linaje real o de familia noble, capaz de darme, según mi padre, "lo que cualquier mujer puede desear pero que pocas podrán obtener". Y sí, casi nunca estoy de acuerdo con su pensamiento anticuado, por no decir nunca, pero ¿qué se le va a hacer? Es mi padre, por ello debo respetarlo y obedecerlo si algún día quiero gobernar mi nación.

Se preguntarán quién soy, pues aún no les he dicho mi nombre, así que voy a terminar con su sufrimiento y revelar mi identidad. Soy la princesa de Inglaterra, Zoé Arianne Bransford, primogénita del rey Dimitri y la reina Isabella. Todos estarán pensando en este momento: "¡Guau, esa princesita es una mimada y desagradecida que no valora lo que tiene!". Y puede que sea cierto, pero quiero que eso lo determinen al final de mi historia, pues no todo lo que brilla es oro, así como no siempre el hecho de que sonrías significa que estás feliz. Dentro de ti, puedes estar muriendo de sufrimiento, pero escondes tus emociones solo por no sentirte juzgada y para dar una buena impresión a los demás.

Así que voy a relatarte mi historia, querido lector, para que tengas una visión de lo que he tenido que vivir y cómo todo lo que he experimentado impactó mi vida de manera inimaginable y surrealista, hasta el punto en que vas a pensar que hubiera sido mejor ver una telenovela o un k-drama que haber perdido tu estabilidad. Pero no nos adelantemos, porque para reaccionar primero tendré que contarte mi historia.