Un Amor Oculto Entre Las Sombras

CAPÍTULO 10: PACTOS Y MIRADAS

Después de sellar nuestra promesa con un apretón de manos que sabía más a destino que a juego, me retiré de la casa de Luc con el corazón latiendo como loco. Había dado el primer paso hacia la libertad... o hacia un desastre emocional. Aún no lo sabía. Pero una cosa sí era segura: no podía mirar atrás,

Al día siguiente, tras una noche de insomnio e ideas que iban y venían, le pedí a mis padres una audiencia privada. No podía actuar como si nada mientras oficialmente aún estaba comprometida con el Duque Domenek. Para estar con Luc, aunque fuera solo como parte del trato, necesitábamos que el rey y la reina activaran la cláusula del acuerdo: aquella que permitía suspender el compromiso si desarrollaba sentimientos por alguien más.

Al salir del ala este del palacio, pedí que enviaran un mensajero discreto a Luc. No podía enfrentar esto sola. Y si todo salía bien, él tendría que estar allí conmigo, desde el principio. Para mi sorpresa, no pasaron ni dos horas antes de que llegara al jardín de invierno, donde yo lo esperaba con el corazón latiendo a toda prisa.

—¿Estás segura de esto? —fue lo primero que dijo, sin rodeos.

—Más segura de lo que estaba anoche. Necesito que estés conmigo. Hoy pediremos la activación de la cláusula… y tienen que verte a ti.

Luc respiró hondo, pero no me soltó la mirada.

—Entonces vamos, princesa. Empecemos con esta locura.

El rey y la reina nos recibieron en el estudio principal, con la misma seriedad con la que se toman cada decisión que compromete el honor de la corona. Cuando entramos, Luc a mi lado, sus rostros mostraron una mezcla de sorpresa y tensión. No por la presencia de Luc —lo conocían desde siempre—, sino por la situación en sí. Él no era un desconocido, sino un noble de rango medio y mi mejor amigo desde la infancia, alguien que siempre había estado presente en mi vida.

—Arianne, Luc —saludó mi madre con un gesto de cabeza—. No esperábamos verlos juntos en este contexto.

—Majestades —respondimos al unísono, haciendo una leve reverencia.

Tomé aire y hablé con firmeza.

—No vengo a anunciar una relación oficial, al menos no aún. Lo que deseo es ejercer mi derecho según la cláusula que ustedes mismos impusieron. Creo... que he desarrollado sentimientos por Luc. No puedo seguir fingiendo que todo está bien con el Duque cuando no lo está. Y si existe una posibilidad de que esto con Luc sea real, necesito el espacio para averiguarlo.

Mis padres se miraron. Fue el rey quien tomó la palabra, su voz más firme que de costumbre.

—¿Estás diciendo que deseas suspender el compromiso con Domenek?

—Ponerlo en pausa —corregí—. No pido la ruptura inmediata. Pero deseo explorar lo que siento. Y si con el tiempo se comprueba que lo de Luc y yo es verdadero... entonces sí, romper ese compromiso sin que se convierta en escándalo.

Luc dio un paso al frente, su tono sereno, pero firme.

—Majestades, no hemos tomado esta decisión a la ligera. Sabemos lo que está en juego. Pero si el propósito de la cláusula es proteger el bienestar emocional de la princesa, creo que este es el momento de ponerla en práctica.

La reina desvió la mirada unos segundos, como procesando todo. Finalmente suspiró.

—Es arriesgado. Esto puede convertirse en un escándalo mayor si el Duque se entera y lo interpreta como una traición.

—Entonces hagámoslo oficial —propuse—. Un anuncio ante la corte y el consejo: que el compromiso ha sido pausado por decisión de la corona, dado que han surgido nuevos sentimientos que deben ser evaluados durante un periodo prudente. Nadie tiene por qué saber si es amor o no todavía. Solo que ustedes aprueban el espacio para que eso se defina.

Mi padre caminó hacia nosotros, con expresión dura, pero pensativa.

—Esto será visto como una maniobra política, pero prefiero eso a ver a mi hija infeliz en un matrimonio sin alma. Tendrán un periodo de prueba. Treinta días. Durante ese tiempo, podrán pasar tiempo juntos en espacios regulados del palacio, bajo supervisión discreta. No vivirán juntos, y cualquier muestra pública de cercanía deberá mantenerse dentro de los límites de la realeza. Serán tratados oficialmente como conocidos en un proceso de posible cortejo, pero no como pareja formal.

—Lo aceptamos —dije rápidamente.

Luc asintió también.

—Y si después de ese tiempo —añadió mi madre— se demuestra que no hay amor real, o que esto fue solo una farsa para evitar el compromiso, el matrimonio con el Duque se reanudará sin derecho a objeción. Además, si tus sentimientos por Luc resultan verdaderos, pero no son correspondidos, no podrán volver a tener contacto, Arianne. Ni como pareja, ni como amigos.

Esas últimas palabras me perforaron el pecho, pero no podía mostrar duda o debilidad.

—Entiendo, majestad.

Y así comenzó el juego. Uno donde las miradas tenían que parecer cálidas, los gestos espontáneos, y las emociones reales. Y cuanto más fingíamos... más comenzaba a preguntarme si realmente había algo que fingir.

Porque esa noche, al despedirnos, Luc tomó mi mano y no la soltó de inmediato, y no sé si era porque la luz de la luna me estaba afectando, pero algo me decía que esa noche las cosas se sentían distintas, como si algo entre nosotros hubiera cambiado.




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