AUDREY CAMPBELL
"Te amé con la locura de un suicida, sabiendo que tu amor era mi veneno más dulce."
Estamos esperando a Terry. El silencio en la habitación es casi palpable. Estoy sentada en un rincón, repasando los detalles del plan en mi mente, mientras Alexa se ha apostado en el sofá, absorta en su propio mundo.
Alexa se mira las uñas, recién pintadas de un rojo carmesí, como la sangre que pronto podría derramarse. Un color llamativo, casi desafiante.
Después de un momento, Alexa rompe el silencio, soltando un comentario como quien piensa en voz alta:
—Compadezco a esa chica que se enamoran de Terry.
No espero una respuesta, pero Alexa continúa, respondiendo a su propia pregunta:
—¿Cómo se llamaba? Ah, sí, Rose. Seguro que él tampoco se enamoró de Rose. Pobre, con lo que le espera. Qué lástima que yo no pueda presenciarlo, me gustaría haber estado ahí, cuando le parten el corazón.
Frunzo el ceño ligeramente. No me gusta esa actitud.
—No es buena idea hablar de eso —digo, tratando de sonar indiferente.
Alexa se encoge de hombros, restándole importancia.
—Pero es inevitable. Además, su papá es el director de la prisión. Había que aprovechar al máximo todo esto con nuestro plan. Lo necesitábamos. Todo salió a la perfección. Todo tenía una ventaja.
La miro de reojo. Me pregunto si realmente ve las cosas como yo.
—Así que tú tenías todo pensado y calculado al aceptar esto. Buscaste todas las ventajas y las aprovechaste.
Alexa se vuelve a mirar las uñas, como si nada más importara.
—Más o menos.
Alexa continúa, con una sonrisa que no llega a sus ojos:
—Claro, al ser la única hija consentida de papá, y al ver que Terry le romperá el corazón de la forma en que lo hará, entrará en una depresión y confusión tremendas. Quién sabe lo que podría llegar a hacerse a sí misma. Hasta podría autolesionarse. De esa manera, sabemos cómo está de débil. Y sabremos que Terry la manipulo fácilmente.
Me quedo en silencio, pensando en las palabras de Alexa. ¿Será capaz Rose de llegar a ese extremo? No me sorprendería. Terry siempre ha tenido un don para destruir a las personas.
Miro hacia otro lado, tratando de apartar esos pensamientos de mi mente. No quiero involucrarme en lo que él haga.
Alexa vuelve a mirarse las uñas, como si estuviera contemplando una obra de arte.
Alexa continúa, con una sonrisa que se ensancha lentamente:
—Claro. Y al estar ella tan débil, su padre, al ver a su preciosa hija así, descuidará su trabajo. Ese día, esa persona importante no estara en la prisión, será crucial para nuestro plan. Si él falta al trabajo, ya que es el director de la prisión, no estará durante unos días porque estará cuidando a su hija.
Hago una pausa, analizando la situación. Alexa siempre piensa en todo.
—En eso tienes razón. Es una buena ventaja.
Alexa sonríe, con una satisfacción evidente.
—¿Viste? Siempre lo tengo todo calculado.
Mi mente divaga en tantas cosas pero principalmente es ese mensaje. A pesar de que Terry se levantó de repente y dijo que tenía que encargarse de la segunda parte, que era muy importante, no puedo evitar sentir curiosidad por el mensaje que recibió. Intento convencerme de que no importa, pero la duda persiste.
Miro a Alexa.
—¿Qué crees que decía ese mensaje?
Alexa se encoge de hombros, restándole importancia.
—No creo que sea nada importante. Seguro era esa chica, Rose, hostigándolo. Es una coñazo. Por eso salió rapidito, para que no le preguntáramos qué era.
— ¡Ay, no! Qué horrible. Menos mal que Terry se toma el trabajo en serio y no cree que de verdad sienta algo por esa chica.
La miro fijamente. ¿De verdad cree eso?
—¿Y si fuera que sí siente algo por ella?
Alexa se ríe, como si hubiera dicho la mayor tontería del mundo.
—No, no puede ser posible. No se puede.
Admiro su convicción, pero también me preocupa.
—Alexa, sabemos que ninguno de nosotros puede enamorarse. ¿Recuerdas las consecuencias?
Alexa se pone seria de repente. Su mirada se endurece.
—Tenemos un enemigo. Y ese enemigo es capaz de matar a la persona que amemos, solo por diversión, para vernos sufrir. ¿Lo recuerdas, Audrey? A veces me pregunto si has olvidado por qué hacemos esto.
Sus palabras me golpean como un balde de agua fría. No he olvidado. Nunca lo olvidaré.
—Además, si él sientes algo por ella, esa chica estará marcada. No creo que sea justo para todos. Ademas también es pelirroja, los pelirrojos traen mala suerte.
Alexa se queda en silencio, mirando a la nada. Su rostro se contrae ligeramente, como si sintiera un dolor fantasma.
Estaba segura que Alexa no iba a quedarse tranquila si Terry se llegará a enamorar de esa chica.
— Si Terry llegara a enamorarse, sería un asco. Lo protegería a toda costa, haría lo que fuera por él. Y si fuera ella tendría que...
Su voz sonaba resentida.
Muevo la cabeza, mirando a Alexa. ¿Podría Alexa volver a sentir ese tipo de emociones?
Alexa solía pensar siempre en ella. Si ella llegara a sentir ese tipo de sentimientos otra vez sería...
Niego lentamente. Me doy cuenta de lo absurdo que es. No tendría sentido. Para que Alexa sintiera algo así tendría que ser igual a él y eso es imposible, Noy hay nadie como él.
Puedo sentir su mirada sobre mi.
—El amor... es una ilusión. Una trampa que te hace creer que eres fuerte, cuando en realidad te está haciendo débil. No puedo permitirme esa fantasía. No puedo permitirme creer en algo que no existe. Nosotros no podemos permitirnos esa fantasía.
Terry entra en la habitación, irradiando su encanto habitual. Impecablemente vestido, con una sonrisa que podría derretir el hielo, encarna la palabra que lo define: seductor. Alexa, justo al terminar de pintarse las uñas, levanta la vista y lo mira con una alegría casi infantil, como una hermanita pequeña que recibe a su hermano mayor. Él se deja caer en el sofá, no recostándose completamente, sino más bien mirando al techo, aunque sus ojos parecen perdidos en la nada. Alexa lo observa, expectante.
—¿Cómo te fue? —pregunta, con una mezcla de curiosidad y preocupación.
Terry responde, cortante y seco:
—Bien.
Alexa frunce el ceño, decepcionada.
—No, no me lo digas así. Dime lo más emocionante. Quiero saber cómo te fue.
Alexa lo miraban fijamente con esos ojos que querrían clavarse en la mirada de cualquier persona, esos ojos que son capaces de desgarrar la piel humana.
Alexa se inclina hacia adelante, con los ojos entrecerrados.
— ¿Además también queremos saber qué decía ese mensaje? Dijiste que era algo importante por lo que tuviste que irte rápidamente.
Terry se encoge de hombros, restándole importancia.
—Oh, nada. Lo que cualquier chica enamorada e ilusionada diría. Que me extrañaba mucho. Que nunca se hace uno a la idea. Palabras bonitas para un alfiler.
Trataba de mostrarse indiferente pero era todo lo contrario.
— Vi la vida destruirse en sus ojos. La persona que creía que la estaba ayudando, la estaba era destruyendo, simplemente fui el creador de que se volviera así: rota, vacía y sin nada. Y todo gracias a mí.
La seduje con mentiras, la utilicé como un objeto, la engañé sin remordimiento, la manipulé a mi antojo y la abandoné a su suerte, así de fácil. Simplemente la seduje. La utilicé. La engañé. La manipulé. La abandoné. Y no me arrepiento de haberlo hecho.
Alexa lo miró con una expresión entre asombro y fascinación, como si estuviera presenciando una obra de arte.
— En serio...", susurró con una sonrisa oscura, dándole un leve golpecito en el lóbulo de la oreja.
Terry no devolvió la sonrisa. Su rostro permaneció inexpresivo, sin rastro de emoción. Simplemente su mente estaba divagando.
Sé que oculta algo. Alexa es incapaz de verlo, pero yo sí. Todo se reduce a una simple y cruel conclusión: él es un mentiroso.
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