No puedo creer que Arizona me convenciera de hacerme un perfil en una app de citas y que tenga solicitudes de hombres dispuestos a salir conmigo.
Nebraska está sorprendida igual que yo, aunque se está divirtiendo con la situación.
—Pelirroja, empresaria, sin hijos y amante de los libros busca hombre soltero sin traumas para relación seria y futuro en común. —lee Nebra en voz alta.
—¿Era necesario poner eso?
—Claro. Agradece que Ari no puso algo como que tienes buen trasero y pechos pequeños. —agrega Nebra riendo.
Comienzo a arrepentirme de haberle dado luz verde a mi hermana para que me creara el perfil. No se me ocurrió otra forma de conocer hombres.
El chef con anabólicos está descartado, los huéspedes que pasan por aquí están de paso y no tendré aventuras.
Y de solo pensar en salir a un bar a tomar algo esperando conocer a alguien, me dan ganas de vomitar.
Arizona no sale a bares sin su esposo. Ya dejó atrás la vida de bares y sexo sin compromisos en cuanto quedó embarazada, se enamoró del padre de sus bebés y se casó con él. Ahora sale con él o en grupo con los demás casados. Algunas veces salgo con ellos estando tranquila que no me dejarán fueran a pesar de estar todos en pareja.
Sin embargo, la conversación que tuve con Max anoche, me hizo comprender que él no es el único estancado en el pasado. Yo también lo estoy. He dejado que las malas experiencias pasadas quitaran el deseo de tener citas y de abrirme a alguien para conocerlo. Pero estoy dispuesta a cambiar eso, aunque deba salir con alguien de una app.
—Sí—responde Arizona—. Oh, mira, aquí hay uno que está guapo y parece decente. Es doctor, no tiene hijos, le gusta leer y pasar tiempo al aire libre haciendo caminatas o disfrutando de una buena copa de vino. Cocina.
—Yo sé cocinar. Me da igual si cocina o no. No estoy segura que un doctor sea buena idea. Los que he conocido están demasiados ocupados en sus trabajos o yendo detrás de enfermeras y pacientes.
—Sal con él y averiguas que clase de doctor es, si uno decente o un playboy. Es una cita, una cena para hablar. No tienes que casarte con él. Si no te sientes cómoda estando con él, le dices que vas al baño y lo dejas plantado como yo hacía.
—No podría hacerle eso.
—Si no puedes hacer eso, nos envía un mensaje a nosotras de emergencia y te llamamos con alguna excusa tonta como… la abuela se cayó de la escalera o algún pretexto valido—sugiere Ari—. Listo, acepté la solicitud y queda esperar que te hable.
—¿Has usado esa excusa? —pregunto.
—Sí—responde Arizona—. Yo evitaba las citas y si no me gustaba solo me iba sin culpas, pero algunas amigas no, así que ellas me escribían cuando querían huir y yo las salvaba. No te preocupes, no te dejaremos a la deriva.
—Tiene razón—agrega Nebraska—. Es bueno tener un hombre que cocine—musita—. Zeke me ayuda cuando no tengo ganas o incluso él se encarga de hacerle la comida a Angie si yo no puedo. Como quiero que mi hija coma sano, funciona.
—Yo quemo hasta el agua y gracias a Troy los gemelos y yo no morimos de hambre cuando Emilse tiene el día libre.
Suelto una carcajada.
—Solo quiero que tenga trabajo decente, alguien con quien poder tener una conversación inteligente e interesante sin tonarse aburrida y que sea sincero.
—Podría presentarte a Simon, el socio de Canon y Zeke. Es un hombre decente y divertido.
Ari mira a Nebra.
—¿Ahora lo mencionas? La vagina de April pide ayuda a gritos y ella decidió escucharla, ¿Por qué no dijiste nada antes?
—Tenía novia y terminó hace unos meses. No sabía que April había decidido salir con alguien. Creo que tengo su número. —Nebra saca el celular.
—Mientras ella chequea eso, dime que tal la hija de Max. Todavía no puedo creer que sea padre. Pensaba que era alérgico a los niños.
—Max se está volviendo loco. —confieso.
—Troy tiene fe en él y yo también.
Omito comentar que la noche anterior fui a su casa a ayudarlo con Blue. No creo que a él le guste que exponga ese momento de pánico que tuvo por más que sea divertido molestarlo.
La única que sabe es mi madre, con ella no tengo secretos, y me pidió que no me involucrara más de la cuenta con él y con su hija.
Sé que tiene razón.
Ella huele que mi forma de ver a Max cambió un poco y ambas sabemos que no es un hombre que me convenga.
Otra determinación para salir en citas.
—Es una niña muy dulce que necesita tiempo para adaptarse. Le aconsejé a Max que sea paciente y se tome unos días libres en el trabajo para ocuparse de ella. Ya veremos si lo hace.
—¿Max y tú estuvieron juntos en una habitación sin que volaran cuchillos ni palabras despectivas? —cuestiona Nebraska, sorprendida.
—Él estaba preocupado por bañar a su hija y no morir como el peor padre de la historia y yo me enfoqué en la niña. Ambos dejamos nuestras diferencias a un lado por el bien de esa pequeña.