Querido NamJoon, esta tarde de nuevo te he visto pasar, me pareció que desviabas tus ojos hasta mí, si fue así, te pido que sea real que por una vez en mi vida, me dejes sólo acercarme a ti...
La mañana parecía calida, los rayos del sol se alcanzaban a colar por de entre las cortinas de la habitación, un cuarto bastante pequeño que rentaba hacia unos días desde su llegada, miraba por una diminuta rendija la gente al pasar mientras bebía de su café matinal, le gustaba sentir el calor de la taza entre sus manos y respirar aquel dulce aroma que le recordaba mucho a su tierra natal. Ahora se encontraba del otro lado del mundo lista para comenzar una nueva aventura, había terminado la carrera de maquillista profesional con honores, se destacó como la mejor de su generación, era por sus logros que se encontraba ahora en Corea del Sur lista para comenzar con el empleo de sus sueños, y es qué quién no querría trabajar a lado de sus ídolos, pues bien ese era su sueño y estaba por cumplirlo.
Emma, se miró al espejo, con gran habilidad se recogió el cabello sobre la coronilla con una liga que sostenía entre los dientes y la sostuvo hasta formar una cola de caballo perfecta, en la universidad le envidiaban aquel don que tenía para lograr las mejores coletas a la primera, para Emma no era ningún logro, aún así jamás les contó a las chicas que tuvo que aprender desde muy pequeña a peinarse por si misma, pues era huérfana y la tía con la que solía vivir no le prestaba demasiada atención. Desde pequeña aprendió a valerse por si misma, todo ese esfuerzo ahora daba sus frutos.
Volvió a mirar en el móvil la dirección 42 Teheran-ro 108-gil, Daechi-dong, Gangnam-gu. Estaba nerviosa, aspiró con fuerza antes de coger el bolso y salir en donde un taxi la esperaba ya. A penas conocía algunas palabras en coreano, tenía pensado aprenderlo antes de su viaje, pero la oportunidad que le daban en ese momento no la podía dejar pasar, la aceptaron con el porcentaje de inglés que manejaba, el cual era bastante bueno.
Miraba por la ventanilla, le gustaba ver los árboles y la gente transitar, como todo parecía moverse de manera diferente, hasta el aire que entraba y le golpeaba la cara se sentía tan distinto, en lo que le pareció un parpadeo, llegó a su nuevo lugar de trabajo, sus manos comenzaron a temblar cuando estuvo a unos metro de la puerta de entrada, repasaba el saludo que por su cuenta había tratado de aprender en una página de YouTube, mientras hacía una reverencia muy corta, buscaba caerle bien a todos ahí, pero temía no lograrlo.
—¡Heoga! — escuchó a sus espaldas aunque no supo que responder, se dio de frente con un chico pálido como la leche, su gorra le cubría el rostro y una mascarilla la otra mitad.
Emma dio unos pasos de costado para que el chico pasara y lo hizo, seguido de otros dos que ni siquiera la miraron. Su corazón latió aprisa en cuanto supo quienes eran, su piel se erizo y de repente sintió ganas de gritar, estaba por hacerlo cuando su espalda sintió el golpe con un fuerte pectoral, la joven apenas respiraba y no se atrevía a voltear el rostro solo por temor a encontrarse con alguno de "ellos".
—¡Joesong haeyo! —se escuchó una fuerte voz.
—Lo siento —la chica bajó tanto el rostro que solo alcanzó a ver el par de zapatos que pasaron delante de ella con prisa. El aroma que había dejado al pasar le borro la euforia y la transformo en cierta inquietud que no supo como describirla.
Aún llena de aquel sentimiento entró al edificio casi temblando, pues luego de aquello levantó el rostro hasta el ascensor en dónde se percató de quien era aquel chico que se disculpaba aun sabiendo que había sido su propio error. Reconoció el cabello en seguida, la espalda fornida, la altura que por poco la deja más que impresionada sabía que era alto, pero estando a unos pasos de ella, le pareció realmente grande.
La chica de la recepción, una bajita de cabello corto y bastante agradable, la condujo hasta la oficina del encargado del staff, esperaba poder ver a los chicos de nuevo pero en ese momento le fue imposible puesto que estaba en una prueba que la pareció más complicado que cualquiera de sus exámenes en el colegio.
Luego de tres horas en las que demostró sus habilidades, no solo para el maquillaje natural sino también para el de fantasía llamaron al CEO de la empresa, Emma esperaba con las manos sudorosas a que la aprobaran pues de no ser así perdería no solo el tiempo sino la beca que tenía y tendría que volver a casa con los sueños destrozados.
Bang SiHyuk parecía más impresionado por el rostro de la chica que por su trabajo, luego se volvió a jefe de maquillistas sin siquiera darle una mirada a Emma quien ahora parecía un manojo de nervios.
—Me parece que es muy bonita, —escucho decir —podría distraerlos, podría llamar la atención de alguno.
—Es buena en lo que hace, tiene muchas recomendaciones, todas de prestigiosas empresas, ha venido de tan lejos como para que la rechaces así.
—Bien, acepto, dices que habla perfectamente inglés, déjala a cargo de RM, no tendremos problemas con él.
Abandonó la habitación y de inmediato el ambiente se relajo, Emma, quien sin querer había escuchado toda la conversación se sintió halagada y al mismo tiempo bastante estresada estaba dentro finalmente y ahora conocía con quien trabajaría el resto de la temporada. Llego a escuchar que solían cambiar al staff cada seis u ocho meses, todo con la finalidad de no crear lazos permanentes entre ellos, cosa que le pareció estúpida pero entendía y agradecía la oportunidad que le estaban dando.
—Emma, comenzaras a trabajar de inmediato, seras la encargada de RM, —dijo el superior —quiero pensar que sabes de quien te hablo.
—Desde luego, es decir sí, sí se quien es.
—Perfecto, ahora dirígete a el area de maquillaje busca a YoungSook ella te mostrará donde trabajamos y te dará algunas recomendaciones, digamos que tienes una misión algo complicada.