El mejor hospital de Seúl, la habitación mejor equipada, los médicos más calificados en el tema, nada de eso logró hacerla despertar.
Hacía frío aquella noche, NamJoon permanecía con la frente pegada al cristal que separaba a su mujer de él, la habitación permanecía aislada pues la condición de Emma era grave no sabían si quiera si despertaría del coma en el que se encontraba, "aún sigue con vida", se repetía una y otra vez Nam al mirarla en aquella cama.
Ninguno de los otros miembros de Bangtan se había marchado luego de la noticia, todos decidieron permanecer en lado de su líder, de su hermano mayor. Todos con las caras tristes por lo sucedido, ninguno encontraba las palabras para expresar su propio dolor que aunque no se acercaba al que su líder sentía, les dolía en el alma no poder hacer nada por él. La señora Kim seguía llorando en los brazos de su esposo quien en seguida arribo a Seúl para apoyar a su hijo.
Bang SiHyuk y SeJin también continuaban esperando por alguna novedad, sin duda había mucha gente a su lado, pero Nam solo permanecía con el rostro pegado al cristal.
—No hay mucho que hacer ahora, solo queda esperar.
Esas habían sido las palabras del doctor antes de que la colocaran en aquella habitación. Hasta ese momento su llanto no había cesado a pesar de sentir el apoyo de todos a su al rededor.
—Nam...—escuchó la voz pero no se separo, continuo mirando al frente.
—Nam deberías tomar un descanso has estado de pie por horas en el mismo lugar, Emma...
NamJoon levantó el rostro en cuanto escuchó su nombre. —Ella me necesita, hyung, me quedaré aquí.
—Al menos déjame traerte algo, un café, algo de comer.
—No tengo hambre Jin, no quiero nada.
—Sé que no tienes hambre, pero debes comer, ella te necesita, tienes que estar bien.
—Yo estaré bien, no es la primera vez que no como nada en todo el día, no moriré.
—Pero...
—Solo vete Jin, todos váyanse, ustedes necesitan descansar yo soy su esposo me quedaré aquí por si despierta, no la voy a dejar sola.
—De acuerdo. —dijo Jin sujetándole el hombro con cariño —pero por favor no olvides que estamos todos aquí para ti.
NamJoon volvió a perder la mirada en la cama y en su esposa. Sin embargo nadie de los presentes se movió de ahí en un buen rato, todos querían estar con su líder. Después de unas horas el cansancio comenzó a cobrarles la cuenta, Jimin y YoonGi se habían quedado dormidos uno sobre el hombro del otro, Jungkook miraba el móvil sin parar, mientras Tae y JHope trataban de distraerse mirando la ciudad desde el gran ventanal, Jin solo miraba a NamJoon casi de la misma forma en la que su compañero miraba a su chica.
Le dolía no poder hacer nada,era frustrante mirarlo de esa manera tan triste como jamás le ha IA mirado, le admiraba siempre esa fuerza y valor con el que solía vivir, verlo de esa forma solo le partía el alma en pedazos. Se levantó y tomó el abrigo, sin decirle nada a nadie salió del hospital, caminaba con más manos en los bolsillos, hacia frío aquellas horas de la madrugada, algunas personas se cruzaron por su camino pero no les dio importancia alguna, solo continuo, el fresco aire le agitaba el cabello y quemaba ligeramente su piel, finalmente se sentía tranquilo con aquella caricia.
Miró hacia el cielo, completamente oscuro y después con una voz muy suave comenzó a enunciar palabras de suplica, no podía seguir viéndolo así, no podría hacerlo, solo quería que le devolvieran a NamJoon la alegría, toda esa felicidad que en un segundo le habían arrebatado, dejó de evitarlo y dejó que sus lágrimas le recorrieran el rostro.
"Qué tengo que hacer para verlo feliz nuevamente"
Termino diciendo y después solo tomo su camino de vuelta al hospital, se quedaría ahí con su amigo el tiempo necesario para verlo sanar, aún si fuera el resto de su vida. Subió por el ascensor y los encontró a todos excepto a Nam quien parecía no estar más frente a la habitación.
—¿Dónde esta Nam? —pregunto angustiado a la señora Kim.
—Esta con el bebé, las enfermeras le pidieron que fuera a verlo.
—Puedo ir con él, no quiero que este solo.
—Sí, acompañalo Nam debe necesitar mucho de sus amigos ahora.
Jin subió hasta el area de pediatría y lo alcanzó a mirar de frente a los cuneros, de la misma manera en la que miraba por la ventana a su esposa así lo encontró. Se acercó despacio para no importunar a nadie hasta estas bien su lado.
—Dicen que es muy pequeño, que quizás no sobre viva. —dijo NamJoon. —Qué haré si los dos se van, si ambos me dejan.
Jin se mordía el labio para no llorar, quería ser fuerte para su amigo, quería ser su apoyo.
—Aún le faltaban ocho semanas para nacer, es por eso que sus pulmones no son tan fuertes.
—Es tu hijo, seguro que es fuerte. —Dijo quedamente.
Jin volteo hacia los cuneros encontró la encubadora hasta el fondo, un pequeño cuerpecito descansaba dentro, parecía dormir con una serie de tubos dentro de su diminuta garganta, en su piecito la zonda del medicamento, sintió aún más dolor cruzandole el pecho, no podía morir, no aquel pequeño tan indefenso.
—Emma quería que lo llamaremos JeongJin, —siguió NamJoon, —les he dicho a las enfermeras que le llamen de esa forma, —hablaba con demasiada tristeza en la voz, Jin sabía que estaba tratándose el llanto y que necesitaba desahogarse.
—Ven un momento conmigo, —lo tomó de la mano hasta sacarlo de la sala entonces sin que este lo pidiera le paso los brazos por la espalda en un fuerte abrazo, NamJoon se resistió un poco al principio pero Jin se aferró a él hasta que finalmente su líder se desplomó y logró sacar todo lo que llevaba dentro.
—Vamos Nam, llora, grita si quieres, golpeame si es lo que necesitas, deja salir todo el dolor que estas cargando contigo, déjame llevar tu pena al menos unos minutos, por qué yo siempre estaré aquí para ti, tu dolor, es el mio.
NamJoon no dejaba de llorar en los brazos de su amigo, finalmente se dejó ser vulnerable, lo apretaba de los hombros con tal fuerza que sentía que le hacía daño, pero Jin resistía por que entendía que era necesario. Los dos estaban conscientes de que solo entre ellos el dolor podía aminorar al menos por unos instantes.