Un amor para Namjoon.

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El camerino se encontraba mejor resguardado que cualquier prisión de máxima seguridad, el pequeño descansaba en la cuna de viaje completamente dormido a pesar del bullicio que ya se escuchaba afuera, NamJoon se miraba en el espejo terminando de arreglar los botones de su camisa, parecía cansado y lo estaba pues toda la mañana la había pasado entrevistando a niñeras de toda índole, ninguna lograba llenar sus expectativas, se lamento no haber llevado a la antigua niñera que visitaba a su madre en Corea. Pero era tarde para llamarla, así que solo escogió a la persona que le pareció la mejor calificada para cuidar unas horas a su hijo.

—Señorita Lawrence si ocurre cualquier cosa con JeongJin por favor hágase lo saber al staff para que me informen enseguida.

Una mujer madura afirmó con el rostro y entró a la habitación, miró al niño dormido.

—Sus biberones están en la nevera, cuando vuelva me encargaré de alimentarlo.

—De acuerdo señor Kim, vaya y haga su trabajo, cuidaré de su hijo puede estar seguro de que nadie que no sea usted entrará a este lugar.

NamJoon se sintió aliviado aunque desconfiado pues aquella mujer era una completa desconocida.

—Por favor no lo deje solo, vendré en cuanto pueda.

Miró al bebé y sonrió —Saranghae JeongJin.

Salió al escenario dispuesto a dar lo mejor de sí mismo, los demás hacían lo mismo. Durante dos meses aquella escena se repetía, viajaron a Londres, Madrid, Alemania y Rusia, después llegaron a Nueva York y de ahí de vuelta a Corea, pues se había suspendido el tour por América latina.

—Hyung, cuándo podrás llevar a Emma a Tokio, mi contacto ha encontrado al mejor neurólogo te espera ya. —Decía Jungkook la misma tarde que arribaron a Corea.

—Lo prepararé todo en seguida, no quiero perder más tiempo, además en una semana JeongJin cumplirá un año necesito que lo vea.

—De acuerdo entonces le diré que llegaras pronto.

NamJoon tomó las llaves del auto y busco a Jin quien mantenía al pequeño con él, se acercó para susurrar en su oído.

—Cuídalo, no lo dejes solo iré a ver a Emma, la llevare a Tokio.

—Nam, ¿se mudarán a Japón?

NamJoon guardo silencio unos segundos. —Sí es necesario lo haré, haré cualquier cosa para que despierte, por favor cuida de Jinnie confío en ti.

—No tienes que pedirlo, lo cuidaré con mi vida, —meció al pequeño que en seguida comenzó a reír animado.

El líder salió en seguida directo al hospital, al parecer era cierto que el médico a cargo de Emma deseaba que firmara el documento para desconectarla.

—La llevaré a Japón, tengo un vuelo privado, el medico la espera ya.

—Señor permitamos decirle Emma no esta en condiciones de viajar si no se tienen las condiciones necesarias podría morir en el viaje.

—No lo hará, ella vivirá, lo sé por qué lo siento dentro de mí, ella quiere vivir de lo contrario se hubiera ido hace tiempo, pero ustedes no hacen nada para que despierte, la llevaré a donde puedan ayudarla.

—De acuerdo señor Kim, lleve a su esposa con usted, pero si algo le sucede será el único responsable.

—Lo acepto, me haré cargo de todo.

El grupo de médicos a cargo de Emma la prepararon, cuando NamJoon la vio parecía realmente un ángel, se cuestiono si estaba haciendo lo correcto, o si estaba siendo egoísta al actuar de aquella manera, pero la verdad era que en su interior algo le decía que Emma aún seguía ahí, que solo necesitaba de un tiempo para recobrar sus fuerzas y después solo vivir más feliz que antes, era aquella punzada la que le motivaba actuar así, además lo había planeado, el hospital en Japón era el mejor del país, no le haría falta nada en aquel lugar al contrario obtendría aquella segunda opinión que tanto deseaba le diera ánimos.

Dejo al pequeño a cargo de sus hermanos, pues aún no se atrevía a comentarle nada a sus padres y solo confiaba en sus amigos ciegamente para dejar a su hijo un par de días en lo que dejaba bien atendida a su chica. Sin duda la atención que le prestaron fue diferente, en cuanto Emma llegó al hospital le aplicaron todo tipo de pruebas y exámenes que se requerían, NamJoon no quería que pasara un solo segundo sin que alguien le atendiera. Luego llamó al agente mobiliario para que le mostrará el apartamento que estaba por comprar, un lugar cerca del hospital en donde podría pasar a cambiarse cada que lo necesitara. NamJoon no puso un pie en aquel lugar hasta que lo amueblo, la persona a cargo había hecho el trato mediante llamadas telefónicas y mensajes.

—Le aplicaremos un tratamiento nuevo a su esposa, pensamos que podría despertar si tiene buena respuesta, solo tiene que firmar el permiso.

—Sí lo hago, ¿empezará en seguida?

—En el momento en el que usted lo decida.

—Tiene algún riesgo, algún efecto secundario que deba saber.

—Nada fuera de lo ordinario, quizás su piel sea sensible a los componentes es todo, un buen ungüento calmara las posibles molestias.

—De acuerdo, tiene mi permiso para hacerlo, pero por favor no dejen de monitorearla, ella y mi hijo son lo que más me importan en la vida.

—No vamos a defraudar su confianza señor Kim, su esposa pronto volverá a estar con usted solo sea paciente.

NamJoon se mordía las uñas solo pensando en lo que podría suceder, se imaginaba cientos de escenarios posibles tanto buenos como malos, aunque no quería ser negativo estaba convencido de que si esta vez las cosas no funcionaban tendría que pensar en tomar otra decisión entonces. Las primeras dosis que recibió Emma del medicamento que al parecer iba directo a su cerebro para estimular sus nervios no parecía dar resultados, la impaciencia que trataba de ocultar NamJoon le era más difícil cada vez.

—¡Namjoonie! — escuchó una tarde la voz de Jin a la espaldas, mantenía al pequeño JeongJin entre sus brazos.

En cuanto los vio decidió acercarse para abrazarlos a ambos, Jin se aferro con su brazo libre a la espalda de Nam mientras que el niño se prensaba del cuello de su padre.



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Editado: 09.10.2021

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