Era la primera vez que miraba la ciudad de Tokio, le parecía sacada de algún relato de esos que solía leer cuando acudía a la secundaria, no era mentira que aquel lugar era mágico, lleno de inspiración en el viento, el mismo que le besaba el rostro rostro asomaba por la ventanilla solo para refrescarse o quizás para mantener sus pensamientos en control, desde el momento en el que despertó fue como si su cabeza trabajara más aprisa que antes y pensándolo bien tal vez era así pues fue como si volviera a nacer.
NamJoon se mantenía a su lado en silencio y pensativo, nervioso pero sonriente o quizás era que fingía sonreír para tratar de ocultar el nerviosismo que le causaba llevar a Emma al apartamento, presentar a su propio hijo, pero sobre todo tratar de hacerla recordar de la manera en que ella se sintiera cómoda. Para él sería sencillo robarle un beso de esos que solían encender su piel en seguida, aquellos en los que los labios de Emma sonreían entre los de él y era feliz, muy feliz por que finalmente lo tenía todo. Pero no quería correr cuando Emma apenas daba los primeros pasos, quería darle su tiempo el que fuera necesario para que pudiera recordar el sentimiento aquel que los llevó llevó estar juntos.
Miraba su mano a un lado de la suya, quería tomarla, llevarla hasta su boca y respirar el aroma de su piel, la extrañaba tanto, pero suspiró fuertemente antes de volver la mirada al frente en donde SeJin conducía con aparente tranquilidad.
—Espero que estés cómoda, —Dijo NamJoon una vez que subieron al ascensor, —estarás segura en este lugar me encargaré que nadie se acerque a este piso.
—Enviare a dos guardias de seguridad más, —agregó el manager, —tu también tendrás que estar protegido.
—Lo sé pero lo que más me importan es que Emma y JeongJin estén seguros, yo...sabes que me cuidare bien.
Emma solo aguardaba cuando las puertas se abrieron y comenzó comenzó escuchar el murmullo en coreano que provenía de la segunda puerta, de pronto el silencio se hizo presente cuando la chica puso un pie dentro del apartamento.
—¡Oh por Dios, pero si son guapísimos! —fue lo primero que Emma Pronunció dejándolos más que sorprendidos. —Lo siento, lo siento, —repetía —es que pareciera que los veo por primera vez.
—Emma bienvenida —Jimin se acercó antes que los demás y la rodeo con sus brazos.
La castaña apenas correspondió el abrazo aún sin creer lo que sucedía.
—Si estas cansada puedo llevarte a la habitación, —El líder sujetó a su esposa alejándola de Jimin quien seguía sonriéndole.
—NamJoon yo...bueno todos...¡ahm! Es complicado empezar por qué al parecer ustedes saben quien soy yo pero yo los olvide, no por completo sé quienes son claro, los he seguido desde su debut hasta donde recuerdo y ahora solo...Las cosas parecen confusas en mi cabeza, no quiero ser una molestia para nadie.
—No lo serás, —dijo Jungkook sonriente, —Emma nos alegra que hayas despertado y estoy seguro de que recordaras todo y volveremos a pasarla bien.
Emma intento una sonrisa genuina y los miro a cada uno de ellos, su corazón latía aprisa, sus manos parecían dos trozos de hielo de lo frías que se encontraban, le parecían tan amables como algún día lo imagino. Cuando su mirada se cruzó con la de Jin fue como si notara una frialdad que le quemo en seguida, la mirada penetrante casi llena de rencor.
—Ven ahora Emma, —Nam le llamaba tendiendole una mano, Emma dudo un poco antes de tomarla. —Quiero que conozcas a alguien.
Caminaron hasta la habitación, dentro esperaba la niñera y el pequeño JeongJin jugando sentado en el suelo, en cuanto escuchó la puerta abrirse el niño volteo y se levantó hasta llegar a NamJoon pronunciando un suave y tierno appa entre sus labios. Emma se congeló al verlo, era hermoso, perfecto, no logró evitar la sonrisa que lentamente se fue transformando en llanto.
—Ella es mamá Jinnie, es tu mamá.
El niño la miraba con cierto desconcierto, como si buscara reconocerla o quizás reconocerse en ella. Emma palideció estaba frustrada por no poder recordarlo, por no poder decirle que lo amaba como su corazón realmente decía.
—Omma, —soltó el pequeño.
NamJoon afirmó y lo acercó acercó Emma.
—Lo siento Nam, lo siento mucho.
Dio media vuelta y salio de la habitación envuelta en llanto, sin saber en donde ocultarse se quedó en medio del pasillo en donde Jimin la encontró sentada en el suelo.
—¡Ey! Todo estará bien. —La consolaba, esta vez fue Emma quien lo abrazó con fuerza de manera casa desesperada.
—No puedo recordarlo, soy una mala mamá. —susurraba.
—No lo eres, solo que el destino te jugo una broma pero ahora estás aquí y podrás salir adelante, serás una excelente madre. —Le buscó la mirada. —tu y yo somos buenos amigos sabes, así que sí necesitas hablar con alguien puedes confiar en mi, —secó sus lágrimas.
NamJoon salió de la habitación y los encontró, —¿Estas bien?—miró a Emma y después a su amigo.
—¡Hyung! Creo que debería descansar un poco.
NamJoon se acercó hasta ellos y aparto a Emma de Jimin, —la llevare a su alcoba, ustedes pueden marcharse ahora que emma despertó no tendrían por qué seguir aquí.
—¡No! Es decir no quiero que se marchen, necesito recordar, los necesito a todos. —dijo Emma.
—Esta bien hyung si tu quieres.
—No, esta bien Jimin, deben quedarse aún necesitare su ayuda con JeongJin, creo que son parte importante de los recuerdos de Emma en los meses anteriores al accidente, por favor quédense aquí.
Jimin afirmó con la cabeza —pediremos algo para la cena, esta bien.
—Sí encarguense de eso, yo llevare a Emma a la habitación.
Nam abrió la siguiente puerta y dejó entrar a su esposa, ambos guardaban silencio, Emma no podía dejar de mirar la decoración sin dudas NamJoon tenia un gusto increíble para decorar, se mordió el labio al mirar la gran cama delante de ellos, pensando en los momentos íntimos que quizás pasaron, suspiró.