Le fue imposible dormir por más de cuatro horas, antes de comenzaba a ver la luz del día aproximarse se levantó, no había tenido tiempo para ver el gran departamento a detalle, estaba segura de que era más grande de lo que parecía, así que se dio una ducha muy corta y salió, el silencio aún estaba presente, entonces comenzó a mirar a su alrededor los detalles de los que no se había percatado antes, era cierto que no era un apartamento común, desde luego que era más grande de lo normal hasta noto una escalera de caracol que llegaba a lo que pensó era un segundo piso y es que si todos vivian ahí, el espacio debía ser amplio.
Siguió caminando, le gustaban los cuadros que se encontraban sobre las paredes, bastante elegantes y que inspiraban calma, seguro todo era idea de NamJoon, sobre todo la serie de pequeñas macetas bien apiladas una seguida de la otra, todas bastante bien cuidadas. Sonrió, realmente era tan dulce, pasó la yema de los dedos por sobre las hojas de la planta más cercana, a ella no se le daban para nada bien, todo lo contrario o se pasaba de agua o bien terminaban marchitan dose por falta de esta, pero jamás fue la mejor cuidando de algo, de alguien.
La carita del pequeño niño volvió a su mente, si jamás logró cuidar de una planta, como podría cuidar de alguien tan frágil como lonera el pequeño JeongJin. Llegó a la cocina y busco la cafetera, aún era temprano y no deseaba despertar a ninguno, permaneció en silencio sobre el banquillo mientras mantenía la taza de café caliente entre sus manos.
—Buen día Emma, — escuchó luego de algunos minutos.
Su mirada se levantó y entonces dio de frente con la de NamJoon, lucia bastante apuesto, recién bañado y parecía que asistiría a una entrega de premios pues vestía una camisa formal y pantalones de vestir, Emma sorprendida de encontrarlo apenas escondió el rostro en la taza queriendo desaparecer.
—Hola, yo no pensé en despertarlos, lo siento solo quería algo de café.
—Esta bien Emma, —Nam paso por detrás d ella para tomar una de las tazas. —Esta es tu casa, puedes ir y hacer lo que tu quieras.
La chica comenzó comenzó temblar nerviosa de sentir apenas el roce de Nam por detrás de ella, se movía sigiloso pero aún así podía sentirlo tan cerca, tan cálido, su corazón latía acelerado y ella volvía a esconderse tras un sorbo más a su café.
—Me alegra que ya estés lista, hoy tengo planes para nosotros, —finalmente se quedó tranquilo frente a ella, —que dices de ir conmigo a un picnic para el almuerzo, solo tu y yo.
—¿Tu y yo, a solas?
—Sí bueno quizás un guardaespaldas nos acompañe pero le pediré que se mantenga alejado, seremos solo tu y yo.
NamJoon no dejaba de mirarla con los ojos llenos de brillo y de ilusiones, esperaba que Emma pudiera recordar cuanto la amaba, pero sino lo hacía entonces estaba dispuesto a conquistarla de nuevo.
—¿Qué hay de...de JeongJin? Se quedara solo.
—Jinnie jamás esta solo, los chicos lo cuidaran un par de horas y después, el segundo plan del día, todos iremos de pesca.
Emma abrió los ojos sorprendida, —¿En serio iré de pesca con Bangtan?
NamJoon comenzó comenzó reír de forma amable, —Emma en serio que aveces no logras controlar tus impulsos de fan. Pero sí, que dices.
—Que es el mejor plan de la vida.
Se levantó contenta al mismo tiempo que aplaudía cuál niña pequeña recién llegada a la feria.
—Entonces pediré que tengan listo el carro, ¿te parece?
—Nam...—dijo de una manera tan linda que no logró conmover a RM. —Dame unos minutos quieres, solo iré al sanitario.
Emma corrió de nuevo a su alcoba, seguía bastante ilusionada, como si esperara encontrar algo dentro del armario lo abrió, se sorprendió cuando en efecto, el armario estaba lleno de ropa bonita que le vendría bastante bien, busco rápidamente algo más decente que poder vestir que no fueran los jeans del día anterior, encontró entonces un vestido rosado, la tela parecía suave y bastante fresca, perfecta para una salida de picnic con su esposo.
Se miró al espejo, le faltaba algo de brillo a sus mejillas y en los labios, busco en los cajones pero no encontró nada que pudiera servirle más que un cepillo que paso por su cabello para poder llevarlo suelto, volvió a mirase, el cabello caía más abajo de sus hombros con esas ondas que jamás le habían terminado de gustar pues parecían darle más volumen a su rostro, decidió trenzarlo rápidamente, conforme con lo que encontró delante de ella en el espejo salió de la habitación, NamJoon ya la esperaba en la puerta. En cuanto la vio su piel se erizó, había deseado por mucho tiempo verla de nuevo con esa forma de caminar tan seductora directamente hacia él, vistiendo uno de esos vestidos que tanto había gustaban, miró con discreción sus torneadas pantorrillas y de ahí lentamente subió hasta las rodillas y después, al pequeño vistazo que le dejaba ver de sus muslos, contuvo el aire unos segundos para reponerse de verla tan hermosa antes de tenerla junto a él.
—Podemos irnos ahora Nam. — Dijo Emma con una sonrisa avergonzada. —El vestido, piensas que es demasiado.
—No, —soltó suavemente — te ves hermosa...muy hermosa. — Le tomó de la mejilla y la acercó despacio hasta él solo para besarle la frente con cariño. —Vamonos Emma, — le tendió la mano.
Emma la miró antes de alargar la de ella hasta tomarlo, una serie de mariposas revolotearon dentro de su estomago y parecía que comenzaban a bailar por el resto de su cuerpo, la sangre parecía estar calentandola y pensó que quizás en ese momento sus mejillas estuvieran más coloreadas de carmín de lo que pretendía.
Un auto negro ya los esperaba en el estacionamiento, dos hombres en apariencia serios saludaron amables antes de abrir la puerta para la pareja.
—Estoy seguro de que disfrutarás de este paseo. — Decía Nam una vez que se pusieron en marcha. Iremos a un lugar bastante peculiar aquí en Tokio, estoy seguro de que lo amaras.