Más conozco a Angie, más puedo enamorarme de ella. Es una niña tan dulce, amable y feliz que contagia de amor a cualquier persona que se acerca.
No me extraña teniendo a Nebraska como su madre, quien ha sabido educarla bien y lograr que creciera llena de atención y amor sin convertirla en una malcriada, pues muchas madres hacen eso para compensar la ausencia del padre.
No entiendo como el ex esposo no puede querer a una hija tan maravillosa como Angie. Tal vez ni sepa lo especial que es la niña.
Angie me pide que la levante para asomarse y eso hago. Ella mira fascinada el castillo de Bradley rodeado de hermosos árboles.
—Es alto. —menciona.
—Bastante. —concuerda Nebraska sin asomarse porque le da vértigo.
El grito de una niña nos obliga a voltear. Hay una niña sentada en el piso con cara de enojo y su padre le pide por favor que se levante y siga caminando. La niña no hace caso para nada y grita llamando la atención.
—Por favor, Cali, ponte de pie. Las personas nos miran.
—Quiero chocolate.
—Te dije que te compraría cuando regresáramos. Aquí no venden.
Angie me pide que la baje, eso hago. Nebra y yo la seguimos mientras se acerca a la niña en el piso. Saca una paleta de su mochila de barbie y se la tiende a la niña.
—Te la regalo.
La niña suaviza la mirada.
—¿Por qué?
—Po que sí—sonríe—. Puedes entenderte mientras tu papi te compa chocolate.
La niña agarra la paleta y se pone de pie.
—¿Cómo se dice, Cali?
—Gracias. —exclama la niña abriendo la paleta.
El padre se arrima.
—Gracias, pequeña—nos mira—. Tienen suerte con su hija. La mía se ha vuelto difícil desde que su madre y yo nos separamos.
—Un consejo—dice Nebraska—. No le des todo lo que pide solo para compensarla por el divorcio. No justifiques sus caprichos con el divorcio. Trata de llevarte bien con tu ex esposa pensando en el bienestar de su hija y así explicarle a ella la situación. Soy divorciada y aunque tuve suerte con mi hija decidí llevarla al psicólogo para ayudarla con el proceso.
—Gracias. —exclama el padre.
Angie saluda con la mano, la niña le devuelve el saludo y sigue su camino con el padre.
—¿Hice bien, mami?
—¿Por qué lo hiciste? —pregunta esta.
—Para que no modestada a su papi. No es bueno que deje de quederla como el mío a mí.
—No va a dejar de quererla por eso.
—Es vedad. Yo no hice nada malo y mi papi no me quede.
Suspiro.
—Tu papi es un idiota—exclamo sin pensar. Nebraska me reclama con la mirada y Angie abre mucho los ojos—. Lo siento, salió sin pensar.
—Es una mala palabara. ¿Qué significa? —le pregunta a su madre.
—No debes usarla, es solo para adultos. Mejor vayamos a almorzar.
—Sí, mejor. —concuerdo.
«Antes que meta más la pata hablando mal del idiota».
Sé que no debería hablar mal de una persona que no conozco, mas no puedo aceptar que desinterese de su hija.
Yo hubiera dado lo que sea por tener un hijo o una hija. No puedo negar que algo se removió en mí cuando el padre de la otra niña se refirió a mí como el padre. Una parte mía me hizo sentir bien viendo a Angie como mi hija. Sería un padre muy orgulloso de tener una niña como ella que es capaz de renunciar a algo que le gusta mucho pensando en otra persona.
Mi sobrina no regala sus dulces por nada del mundo. Es egoísta en ese sentido. Puede prestar juguetes, ropa y las cosas de la escuela, mas no compartir sus dulces o su comida.
Angie toma mi mano mientras habla con su madre sobre el castillo y de nuevo siento una sensación extraña al tener su pequeña mano agarrada a la mía.
Otra vez la nostalgia de tener mi propia familia.
No quiero ir deprisa con Nebraska, apenas nos estamos conociendo, aun así la idea de formar una familia con ella y Angie en un futuro es atractiva.
Dejamos el castillo atrás y vamos a almorzar a un lugar cercano que es mi favorito. Nebraska no es exquisita con la comida ni el lugar, Angie dijo que sea cualquier lugar donde sirvan postre, así que les va a gustar.
A mi ex esposa no podía traerla a este lugar, lo consideraba demasiado corriente y anticuado. Casi no venía, al menos que mi cuñado, socio y amigo Canon me acompañara en nuestra noche de hombres una o dos veces al mes.
Angie mira los enormes candelabros con asombro y sigue a su madre a una mesa cerca de la ventana desde donde se puede observar el castillo.
—El lugar es genial—exclama Nebraska—. Muy original.
—Está ambientado en Irlanda de los ochenta. El exterior de piedra y el interior de madera.