Un amor para Nebraska

Capítulo 21: Nebraska

Recojo el cabello de Angie en dos trenzas y ella me sonríe a través del espejo.

—Listo. —le digo dejando el cepillo a un lado.

—¿Pudo ponerme billito en mis labios, mami? —pregunta señalando mi bolsa de maquillaje.

Agarro el protector labial con color y brillo que compré para Angie sin que lo sepa, pues le encanta pintarse los labios y la última vez lo hizo muy mal arruinado mi labial, así que decidí engañarla con el protector. No se la doy o se la acabaría en dos minutos.

Ella frunce los labios y le pongo el protector, luego mueve un labio con el otro como me ve hacer a mí y se mira al espejo.

—Estás hermosa.

—Como tú. La tía Ari dice que soy tu copia con los ojos de papá.

Aprieto sus mejillas y beso su frente.

—Gracias a Dios que te pareces a mí. —reímos.

Angie no ha preguntado por su padre. Él la llamó queriendo hablar con ella, pero no quiso hablar con él. Daniel me acusó de llenarle la cabeza en su contra y tuvo que cerrar la boca luego de que le expuse la cantidad de llamadas que le hice pidiendo que viera a Angie y las veces que ella quiso hablar con él y no tenía tiempo. No pudo negar nada, sabe que es verdad y tengo sus llamadas grabadas y los mensajes. No me creyó cuando se lo dije y se lo envié por mensajes.

La idea de quedarme con la custodia completa de Angie siempre se cruzó en mi mente y es por eso que me tomé la molestia de grabar nuestras llamadas. Él dijo que no serían aceptables por haber grabado sin su consentimiento, aun así puede ser tomadas en cuenta.

Al final no llegamos a nada y decidí no hablar más con él. Pediré la custodia de Angie, hablaré con el abogado amigo de Zeke y que presente la demanda. Ya no perderé el tiempo con mi ex esposo que solo busca complacer a su prometida.

Diviso a Arizona de pie en el marco de la puerta. Ayudo a Angie a bajar de la banqueta y le sonríe a su tía.

—Me puse billito, tía. —le enseña los labios.

—Estás preciosa.

—Angie, ve por tu mochila y tu muñeca que te llevo a casa de Leila.

—Sí, mami.

Sale del baño y va a su habitación.

—¿Ahora qué?

—¿De verdad Angie no quiso hablar con el miembro flácido?

Río ante el apodo que le puso. En realidad no le decía miembro, usaba una palabra específica que le pedí que no la mencionara por si Angie escuchaba y repetía.

—De verdad. Le dije a Angie que su papá quería hablar con ella y dijo: Ahora no puedo, esta vez yo estoy ocupada. Estaba ayudando a Adelaila con las flores.

—Angie es una niña buena y dulce, mas tiene su carácter y que sea pequeña no quiere decir que no entienda las cosas. Tiene que claro que su padre no la quiere y se cansó de esperar que él le preste atención.

—Lo sé, por eso estoy más decidida que antes a pelear por la custodia de ella.

—Deberías conocer a la prometida de Daniel, dejar que ella conozca a Angie, luego hablarle de como es Daniel en realidad con la niña. No hablarle mal de él, sino plantearle la situación, y quizás ella convenza a Daniel de cederte la custodia sin pasar por el juicio. Por lo que me has contado, él parece tener en cuenta la opinión de ella.

—Mi opinión no siempre la tenía en cuenta.

—Yo que tú trataría. Que ellos vengan aquí, a tu territorio.

He pensado en esa posibilidad para no tener que viajar y hacer que Angie hable con una psicóloga y con el juez y le hagan preguntas incómodas.

Que Daniel haya accedido a la petición de su prometida para conocer a su hija y que esté en la boda, no quiere decir que tenga en cuenta la opinión de ella, lo hace por las apariencias. Tampoco estoy segura de que la mujer realmente quiera llevarse bien con Angie, es posible que también lo haga por las apariencias o porque cree que para Daniel es importante.

—Puede que no sea mala idea. Llamaré a Daniel y se lo sugeriré.

—¿No deberías cambiarte para tu cita con Zeke?

Bajo la vista a mis vaqueros, zapatos bajos, camisa y chaqueta.

—Estoy lista.

—Así te vistes siempre cuando no vas al trabajo.

—Esta vez dejé el cabello suelto y me maquillé un poco. Voy a un autocine a ver una película vieja.

—Yo igual me pondría escote y tacones.

Río.

—Esa eres tú, no yo.

Paso a su lado al mismo tiempo que Angie aparece con su mochila y su nueva muñeca. Me aseguro que tenga su pijama, su cepillo de dientes, una muda de ropa y agarro su mano para irnos.

Al final de las escaleras me encuentro con April, quien me avisa que mañana debemos decidir si vamos a ver al esperma fallido o no. El detective espera una respuesta y dijimos que mañana se la daríamos.

Arizona no quiere saber nada, April dijo que lo haría si yo la acompañaba, puesto que su madre se negó. Yo sigo dudando y prefiero pensar en eso mañana.




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