El sol de la mañana brillaba a través de los amplios ventanales de Rossi Enterprises cuando Elena llegó a su escritorio. La rutina empezaba a tomar forma, pero la tensión subyacente en su interacción con Marco no se desvanecía. A medida que se acomodaba, Carla se acercó con una sonrisa.
—Elena, hemos recibido un nuevo proyecto y quiero que tú te encargues. Es una gran oportunidad para mostrar lo que puedes hacer —dijo Carla, dejándole un dossier en su escritorio.
—¡Gracias, Carla! Estoy emocionada por comenzar —respondió Elena, sintiendo una mezcla de entusiasmo y nerviosismo.
Mientras se sumergía en los detalles del proyecto, el tiempo voló. A media mañana, se sorprendió al ver a Marco entrando en el departamento de diseño gráfico nuevamente. Había algo en su presencia que hacía que la atmósfera cambiara instantáneamente.
—Buenos días a todos —dijo Marco, su mirada fija en Elena—. ¿Cómo va el nuevo proyecto?
Carla se apresuró a responder, pero Marco se dirigió directamente a Elena. —¿Te sientes cómoda con las responsabilidades, Elena?
—Sí, señor Rossi. Estoy emocionada por esta oportunidad y haré todo lo posible para cumplir con las expectativas —dijo Elena, tratando de mantener la compostura.
—Estoy seguro de que lo harás bien —respondió Marco con una sonrisa, notando cómo sus ojos brillaban con determinación.
El resto del equipo observaba en silencio, conscientes de la tensión palpable entre ellos. Marco, sin embargo, no se quedó mucho tiempo. Después de unos minutos, se retiró, dejando a todos preguntándose sobre la naturaleza de su interés en Elena.
Esa tarde, mientras Elena trabajaba en el proyecto, recibió un mensaje de texto de Sofia.
"¿Te gustaría venir a cenar esta noche? Mi papá y yo estamos planeando algo especial. 😊"
Elena sonrió y respondió rápidamente. "¡Me encantaría! Gracias por invitarme."
Esa noche, Elena se encontró de nuevo en la mansión Rossi, esta vez en un ambiente más íntimo. La cena fue una mezcla de risas y buena comida. Marco, a pesar de su habitual seriedad, parecía más relajado en compañía de su hija y Elena.
Después de la cena, Sofia se excusó para hacer una llamada, dejando a Marco y Elena solos en la terraza.
—Gracias por invitarme, señor Rossi. Fue una cena maravillosa —dijo Elena, rompiendo el silencio.
—Por favor, llámame Marco. Y gracias a ti por venir. Es bueno verte en un ambiente más relajado —respondió Marco, acercándose a la barandilla y mirando las luces de la ciudad.
Elena se unió a él, sintiendo la brisa nocturna en su rostro. —Es una vista hermosa. Debe ser agradable poder desconectar aquí.
—Lo es, aunque a veces es difícil desconectar de verdad —admitió Marco, mirando a Elena con una expresión que revelaba más de lo que él pretendía.
Hubo un momento de silencio, cargado de emociones no dichas. Elena se sentía atraída por Marco, pero también sabía que había riesgos involucrados. Antes de que pudiera decir algo, Marco habló de nuevo.
—Elena, sé que esto puede parecer extraño, pero quiero que sepas que puedes contar conmigo para cualquier cosa. No solo en el trabajo, sino también fuera de él —dijo, su voz suave pero firme.
Elena lo miró, sorprendida por su sinceridad. —Gracias, Marco. Lo aprecio mucho.
Justo en ese momento, Sofia regresó, rompiendo la tensión. —¡Espero que no hayan comenzado una conversación profunda sin mí! —dijo, sonriendo.
El resto de la noche pasó en un ambiente más ligero, pero el momento en la terraza dejó una marca en ambos. Al despedirse, Elena no podía dejar de pensar en lo que había pasado. Sabía que estaba cruzando una línea peligrosa, pero sus sentimientos por Marco eran cada vez más difíciles de ignorar.
De vuelta en su habitación, Marco se sentó en su escritorio, perdido en pensamientos. Sabía que su conexión con Elena lo ponía en una posición vulnerable, pero no podía negar lo que sentía. Mientras miraba una foto de Sofia en su escritorio, se prometió a sí mismo que protegería a Elena, sin importar el costo.
A medida que las semanas pasaban, la relación entre Marco y Elena se profundizaba. Trabajaban juntos en varios proyectos y cada interacción, por pequeña que fuera, alimentaba el fuego entre ellos. Sin embargo, en las sombras, "El Lobo" continuaba observando, esperando el momento perfecto para atacar.
La ciudad seguía su curso, ajena a las batallas internas de sus habitantes. Pero para Marco y Elena, cada día era una lucha entre la pasión y la prudencia, conscientes de que cualquier paso en falso podría desatar consecuencias devastadoras.