Un amor peligroso

Capitulo 4

El sol de la mañana apenas se filtraba a través de las persianas cuando Marco recibió una llamada urgente de Luca. Todavía adormilado, se incorporó en la cama y contestó, sabiendo que cualquier llamada a esa hora rara vez traía buenas noticias.

—¿Qué sucede, Luca? —preguntó Marco, su voz ronca por el sueño.

—Tenemos problemas, jefe. He recibido informes de que "El Lobo" ha estado haciendo movimientos inusuales. Creo que está planeando algo grande —respondió Luca con gravedad.

Marco sintió un nudo en el estómago. "El Lobo" era conocido por su astucia y brutalidad. Si estaba planeando algo, era mejor estar preparado.

—Quiero un informe detallado en mi escritorio para cuando llegue a la oficina. Y aumenta la seguridad alrededor de Elena y Sofia. No quiero que les pase nada —ordenó Marco.

—Entendido, jefe. Nos veremos en la oficina —dijo Luca antes de colgar.

Marco se quedó un momento más en la cama, pensando en la creciente amenaza y en cómo proteger a las personas que más le importaban. Se levantó con determinación renovada, sabiendo que cada decisión que tomara podría significar la diferencia entre la vida y la muerte.

Más tarde, en la oficina, Marco revisaba el informe de Luca cuando Elena entró, trayendo consigo una brisa de frescura y energía.

—Buenos días, Marco. He traído los diseños preliminares para el nuevo proyecto —dijo, colocando una carpeta en su escritorio.

Marco la miró y sonrió, aunque sus pensamientos estaban en otra parte. —Gracias, Elena. Los revisaré más tarde. ¿Cómo te sientes hoy?

—Bien, gracias. Un poco nerviosa por el nuevo proyecto, pero emocionada también —respondió Elena, notando la tensión en los ojos de Marco.

—No tienes nada de qué preocuparte. Confío en tu talento —dijo Marco, su voz más suave.

Elena asintió y se retiró, dejando a Marco con sus preocupaciones. La amenaza de "El Lobo" no era algo que pudiera tomar a la ligera. Decidió convocar una reunión de emergencia con sus principales hombres para discutir las medidas de seguridad y los próximos pasos.

Mientras tanto, en otro rincón de la ciudad, "El Lobo" observaba desde las sombras. Había esperado pacientemente, estudiando cada movimiento de Marco. Sabía que atacar directamente sería un error, así que optó por un enfoque más sutil. La clave estaba en Elena. Si lograba usarla como cebo, podría desestabilizar a Marco de una manera que ningún otro ataque podría.

Esa noche, mientras Elena salía de la oficina, sintió una presencia inquietante. Luca la había seguido discretamente, asegurándose de que llegara a su auto sin problemas. Pero Elena no sabía que estaba siendo vigilada por otros ojos más siniestros.

Al día siguiente, mientras trabajaba en su proyecto, recibió un mensaje anónimo en su teléfono: "Sabemos quién eres y lo que significas para Marco. Mantente alejada o pagarás las consecuencias."

Elena se quedó helada, su corazón latiendo desbocado. No sabía qué hacer ni a quién recurrir. Decidió ir directamente a Marco.

—Marco, necesito hablar contigo —dijo, entrando en su oficina sin previo aviso.

Marco levantó la vista, preocupado al ver la expresión en el rostro de Elena. —¿Qué sucede?

Elena le mostró el mensaje, su mano temblando. —No sé quién me envió esto, pero estoy asustada.

Marco leyó el mensaje, su rostro endureciéndose con ira. —No permitiré que te hagan daño, Elena. Aumentaré tu seguridad y averiguaremos quién está detrás de esto.

Elena asintió, confiando en sus palabras, pero el miedo no desapareció. Marco sabía que tenía que actuar rápidamente. Convocó a Luca y a su equipo de seguridad, delineando un plan para proteger a Elena y Sofia mientras investigaban la amenaza.

Esa noche, Marco decidió llevar a Elena a un lugar seguro, lejos de la ciudad. En el camino, ambos sintieron la tensión del peligro que los rodeaba, pero también una creciente conexión entre ellos.

—Gracias por cuidarme, Marco —dijo Elena suavemente, rompiendo el silencio del viaje.

—Siempre lo haré, Elena. No permitiré que nada te pase —respondió Marco, su voz cargada de determinación.

Llegaron a una cabaña aislada, propiedad de la familia Rossi. Era un refugio seguro, vigilado por hombres de confianza de Marco. Mientras se instalaban, Elena no podía evitar sentir una mezcla de alivio y ansiedad. Sabía que estaba a salvo, pero la amenaza seguía presente en sus pensamientos.

Esa noche, mientras el fuego crepitaba en la chimenea, Marco y Elena se encontraron sentados juntos, compartiendo un momento de tranquilidad en medio del caos.

—¿Te gustaría quedarte aquí por un tiempo? —preguntó Marco, su mirada fija en el fuego.

—Sí, creo que sería lo mejor —respondió Elena, sintiendo que su corazón se aceleraba.

En ese momento, Marco tomó su mano, entrelazando sus dedos. —Te prometo que todo esto terminará pronto. No dejaré que nadie te haga daño.

Elena lo miró, sus ojos llenos de gratitud y algo más profundo. —Confío en ti, Marco.

Mientras las llamas danzaban en la chimenea, ambos sabían que estaban cruzando una línea peligrosa. Pero también sabían que, juntos, podrían enfrentar cualquier amenaza. Y en esa noche silenciosa, en medio de las sombras del peligro, las primeras chispas de un amor prohibido comenzaron a arder con intensidad.




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