El horizonte de paz que la familia Rossi había construido parecía inquebrantable. Sin embargo, el pasado siempre tiene una forma de resurgir cuando menos se espera. Una mañana, mientras Marco revisaba algunos documentos antiguos en su despacho, encontró una vieja carta que su padre le había dejado antes de morir. La carta mencionaba a una persona llamada Valerio, alguien de quien Marco nunca había oído hablar.
Intrigado, Marco decidió investigar más sobre este Valerio. Contactó a Luca y Antonio para ver si ellos sabían algo.
—Luca, ¿alguna vez has escuchado el nombre Valerio en relación con mi padre? —preguntó Marco durante una reunión.
Luca frunció el ceño, pensando profundamente. —Me suena, pero no estoy seguro. Tal vez era alguien de sus tiempos más jóvenes, antes de que nosotros estuviéramos involucrados en los negocios familiares.
Antonio asintió. —Podría ser. Tal vez deberíamos preguntar a algunos de los viejos contactos de tu padre. Pueden saber algo.
Decididos a desentrañar el misterio, Marco, Luca y Antonio comenzaron a hacer llamadas y a programar reuniones con antiguos amigos y socios de su padre. La búsqueda los llevó a descubrir que Valerio había sido un socio cercano de su padre en los primeros días de su imperio, pero algo había sucedido que lo había alejado de la familia.
Finalmente, un viejo asociado llamado Giovanni accedió a reunirse con ellos en un café apartado.
—Valerio era un hombre leal y valiente. Tu padre confiaba en él como en un hermano. Pero algo cambió. Hubo una traición, una disputa que nunca se resolvió —explicó Giovanni mientras sorbía su café.
—¿Sabes dónde puedo encontrar a Valerio? —preguntó Marco, decidido a descubrir la verdad.
Giovanni suspiró. —No estoy seguro. Pero la última vez que oí de él, se había retirado a una pequeña villa en la Toscana. Quizás todavía esté allí.
Con esta nueva información, Marco decidió que era hora de hacer un viaje a Italia. Quería confrontar a Valerio y obtener respuestas sobre su padre y el pasado que nunca había conocido. Elena, aunque preocupada, apoyó su decisión.
—Sé que necesitas hacer esto, Marco. Solo ten cuidado. Confío en ti y sé que volverás con las respuestas que buscas —dijo Elena, abrazándolo.
—Prometo que estaré bien y volveré pronto —respondió Marco, besándola.
Marco partió hacia la Toscana con Luca y Antonio a su lado. La villa de Valerio estaba ubicada en una región pintoresca, rodeada de viñedos y colinas ondulantes. Al llegar, encontraron a un hombre mayor trabajando en su jardín.
—¿Valerio? —preguntó Marco, acercándose.
El hombre se giró y lo miró con sorpresa. —Sí, soy yo. ¿Quién eres tú?
—Soy Marco Rossi, el hijo de Alessandro Rossi. Necesito hablar contigo sobre mi padre —dijo Marco, con una mezcla de determinación y curiosidad.
Valerio dejó caer sus herramientas y se limpió las manos. —Pensé que este día nunca llegaría. Ven, entremos. Hay mucho que debemos discutir.
Dentro de la acogedora casa de Valerio, el ambiente era tenso pero respetuoso. Se sirvieron café y se sentaron a hablar.
—Tu padre y yo éramos como hermanos. Pero hubo una traición, un malentendido que nos separó. Alessandro pensó que lo había traicionado, pero la verdad es que fui incriminado por alguien cercano a nosotros. Nunca pude limpiar mi nombre —comenzó Valerio, su voz llena de dolor.
—¿Quién te incriminó? —preguntó Marco, sintiendo la intensidad de la historia.
—Un hombre llamado Ricardo. Era envidioso y ambicioso. Hizo que Alessandro creyera que yo estaba trabajando con nuestros enemigos. Intenté explicarle la verdad, pero nunca me escuchó. Después de eso, me retiré y traté de vivir en paz —explicó Valerio, con los ojos llenos de tristeza.
—¿Qué puedo hacer para corregir esto? Mi padre ya no está aquí para escuchar la verdad, pero quiero hacer las paces y restaurar tu honor —dijo Marco, con sinceridad.
Valerio lo miró con gratitud. —El simple hecho de escuchar la verdad ya es un gran alivio. Pero si realmente quieres hacer algo, busca a Ricardo. Asegúrate de que la verdad salga a la luz y que él pague por lo que hizo.
Marco asintió, decidido a cumplir esta última tarea en nombre de su padre. —Lo haré, Valerio. Prometo que haré justicia.
Con una nueva misión en mente, Marco, Luca y Antonio se despidieron de Valerio y regresaron a casa. Marco compartió todo con Elena, quien lo apoyó plenamente en su decisión de buscar a Ricardo y descubrir la verdad.
Los días siguientes se llenaron de investigaciones y rastreo de pistas. Finalmente, descubrieron que Ricardo vivía en una ciudad cercana, habiendo abandonado el mundo criminal y establecido una vida tranquila.
Marco decidió confrontar a Ricardo directamente. Con Luca y Antonio a su lado, se dirigió a la casa de Ricardo una noche.
Ricardo abrió la puerta y su rostro palideció al ver a Marco. —¿Qué haces aquí, Marco?
—Vengo a buscar la verdad. Sé lo que hiciste a Valerio y a mi padre. Es hora de que pagues por tus acciones —dijo Marco, su voz llena de determinación.
Ricardo intentó negar sus acciones, pero la evidencia y la presión de Marco y su equipo lo hicieron confesar. Admitió su culpa y accedió a testificar y restaurar el honor de Valerio.