BIANCA.
Tom pone el plato frente a mí, y aunque mi cabeza me dice que no tengo hambre, mi cuerpo tiene otra opinión. Apenas doy el primer bocado, siento cómo el hambre me invade. Sin pensarlo mucho, termino devorando la comida, casi con desesperación. Sé que él me está observando; siento su mirada fija en mí, pero trato de ignorarlo.
No lo consigo.
Levanto la vista y lo encuentro mirándome con esa intensidad que me desarma. No dice nada, solo me observa, como si quisiera leer algo que no estoy dispuesta a mostrarle.
Me muevo en el asiento, incómoda. Su actitud me irrita más de lo que debería.
—¿Qué pasa? —digo al fin, dejando el tenedor con más fuerza de la necesaria sobre el plato—. ¿Por qué me miras así? ¿Qué se supone que es esa actitud?
Tom no responde de inmediato. Solo inclina ligeramente la cabeza, como si estuviera evaluando si vale la pena decir lo que tiene en mente. Y cuando finalmente habla, me deja sin aliento.
—¿Qué pasó hace cinco años, Bianca? —pregunta, su voz tan tranquila como un cuchillo afilado—. Y no me mientas más. Sé la verdad.
Me congelo. Durante un instante, ni siquiera sé cómo reaccionar. Sus palabras son una bofetada, y no estoy preparada para esto. Aun así, no voy a dejar que me vea dudar. Sonrío, pero no es una sonrisa amable. Es una de esas que uso cuando quiero mantener a alguien a distancia.
—¿Ah, sí? —digo, con un tono irónico que sé que lo enfurece—. ¿Y qué es exactamente lo que sabes?
Espero que retroceda, que dude, pero no lo hace. En cambio, se inclina hacia adelante, apoyando los codos sobre la mesa, con sus ojos clavados en los míos.
—Sé lo que Lidia, tú propia madre me contó —responde con una calma que me hace temblar por dentro.
¡Qué mierda! ¿Cuando ha hablado con mi madre?
Mi fachada se tambalea, pero no puedo permitir que se derrumbe. No ahora, no frente a él. ¡No!
TOM.
El cambio en su rostro es inmediato. Apenas menciono a Lidia, Bianca palidece, como si hubiera recibido un golpe que no vio venir. Traga saliva, sus labios se entreabren como si quisiera decir algo, pero no encuentra las palabras. Por un segundo, parece que va a levantarse y marcharse, pero se queda ahí, clavada en su asiento.
—¿Qué es lo que quieres que te diga? —me pregunta al fin, con la voz rota, aunque intenta sonar desafiante.
Me quedo mirándola fijamente. Mi mandíbula se tensa mientras reprimo todo lo que quiero soltarle de golpe. No sirve de nada gritar, pero tampoco voy a dejar que esto pase sin obtener las respuestas que necesito.
—La verdad —respondo simplemente, con un tono que no da lugar a discusiones.
Bianca sacude la cabeza, negando despacio. Su sonrisa irónica de antes ha desaparecido, y en su lugar hay algo más vulnerable, más doloroso.
—Si ya la sabes lo que pasó —dice, casi en un susurro—, ¿para qué necesitas saber más?
Mi mirada cambia. Lo sé porque veo cómo se encoge un poco, como si mi respuesta fuera un golpe anticipado. Y lo es, porque no puedo contenerlo más.
—Porque quiero saber por qué. —Mi voz se quiebra un poco al empezar, pero sigo—. Porque me he pasado cinco años pensando que no valía nada. Cinco años sintiéndome como una mierda, preguntándome qué hice mal. Y todo porque alguien decidió mentirme y romperme el corazón. Me duele el alma de recordar aquel día, cuando me dejaste.
Sus palabras aún resuenan en mi cabeza.
"No eres suficiente para mí."
Era mentira, pero en ese momento, yo no lo sabía. Me lo creí, creí cada palabra, y me destruí tratando de encontrar sentido en algo que no lo tenía.
Bianca suspira, largo y pesado, antes de levantar la mirada hacia mí.
—¿Qué querías que hiciera? —pregunta, y su voz tiembla, pero hay una chispa de desafío en sus ojos—. Si te hubiera dicho la verdad, si te hubiera contado lo que estaba pasando, no habrías tenido el futuro que tanto anhelabas. ¿Que no entiendes de eso?
El aire se vuelve más denso, es como si todo el apartamento estuviera a punto de derrumbarse sobre nosotros. Niego con la cabeza, lentamente, y doy un paso hacia ella.
—¿Mi sueño anhelado? —repito casi en un susurro, con el dolor latente en cada palabra—. Mi sueño anhelado era un futuro contigo, Bianca. ¿Cómo no lo entendiste?
Ella cierra los ojos por un momento, como si mis palabras la golpearan directamente en el pecho. Esta conversación está lejos de terminar, pero al menos la verdad está saliendo a la luz, aunque duela más de lo que esperaba.
Mis florecillas 🌸
Muchas gracias estar ahí apoyando en cada capítulo. Os animo a comentar, ¿que creéis que pasará ahora? Os leo.
También os recuerdo que vuestros ❤️ y vuestras ⭐ me ayudan y me animan un montón a seguir. ¡Gracias!
#210 en Novela romántica
#89 en Chick lit
verdades perdon amor, recuperar antiguo amor, perdón y reconquista
Editado: 04.01.2025