Capítulo # 2
En la clínica Lombardi.
En el consultorio de Dante Lombardi.
—¿Y cómo se llama? —pregunta nerviosamente.
—Matteo —contestó alegremente y recordó las palabras del pediatra— el doctor Valentino que vaya a su consultorio.
Dante está incrédulo, si su hermano lo mando a llamar, es porque debe de sospechar algo con el pequeño que Samantha tiene en sus brazos.
—Quiero que seas sincera.
Samantha deja de sonreír por la seriedad del médico.
—¿Sucede algo?
—Sí, tu hijo se parece demasiado a mí. Cuando era un niño y es completamente extraño, porque el único que se parece a mi abuelo Matteo solo soy yo —explica con seriedad—. ¿Estuviste en una fiesta de médicos hace un año?
Ella se puso tensa y no sabía qué responder, si mentir o decir la verdad.
—Yo.
—Por favor, sea sincera.
—Sí, me invitó mi amigo.
—¿Cuál amigo? —pregunta, extrañado.
—Piero Salvatore.
—No puede ser —soltó con asombro— tú eres esa chica rubia, del vestido rojo pasión.
Samantha palideció, porque solo esa noche uso ese vestido que Chloe le había prestado.
—Tú eres el tipo que tiene un tatuaje en el hombro.
Dante se quitó la chaqueta y la camisa, dejo al descubierto su pecho, efectivamente tiene un tatuaje de una luna en medio de un eclipse solar.
—Tú eres el padre de Matteo Emanuele —dijo con espanto.
—Lo sabía, ese día, no use protección —dijo enojándose, cuando lo recordó, le comentó a su hermano. Estuvo realizando exámenes por meses por miedo de contraer una enfermedad—. ¿Por qué no me buscaste?
—Esa noche tomé demasiado y no recordaba nada de tu rostro —confiesa con pesar— yo quería buscarte y decírtelo, pero, Piero se había ido de viaje mucho antes de saber de la existencia de Matteo.
Las palabras de Samantha son tan sinceras que es casi imposible no creerle.
—Hace unos días que Piero regreso y estaba haciéndome preguntas sobre el padre de Matteo. La verdad, evitaba responderle.
—Le haremos una prueba de paternidad —dijo comenzando a caminar por el consultorio nervioso— es idéntico a mí, mi familia es tan molesta.
—No tienes que explicarme nada, yo también lo haría —dijo y observa que Matteo está a punto de llorar— no llores amor.
Dante, sin decirle nada, se lo quita con cuidado.
—Es mi hijo —dijo detallándolo— es idéntico a mí.
—Ahora que estoy detallándolos, es verdad. Si se parecen y mucho —confiesa avergonzada— y no debiste de preocuparte por tu salud. Fue mi primera vez.
Entonces Dante entendió que esa noche no estaba loco y que creía que lo había imaginado por lo mucho que bebió.
—¿Y por qué decidiste tenerlo?
—Porque mis padres murieron y es mi bebé. Nunca le haría daño a mi propia sangre —dijo con sinceridad.
Él sonríe abiertamente, está satisfecho de que su hijo tendrá a una madre increíble, por el simple hecho de salir embarazada de un desconocido y amar tanto a un bebé que no fue producto del amor, es asombroso.
—Su nombre completo —le pidió.
—Matteo Emanuele —contestó.
—Uno debe de desaparecer —dijo con seriedad— o es Matteo o Emanuele.
—¿Por qué? —pregunta en protesta.
—No me gusta esa combinación.
—Matteo es el nombre de mi abuelo y Emanuele nunca nadie lo ha tenido en mi familia —comenta mirándola— Emanuele me parece un buen nombre.
—Me gustan los dos —aclara molesta— no cambiaré ninguno.
Aquel desafío le gusta a Dante.
—Lo aceptaré —dijo con cierta molestia— le diré Matt.
—Me parece bien —cruzando los brazos y mira como su hijo ni llora— reconoce que eres su padre.
—Lo soy.
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En el consultorio de Rosetta Lombardi.
Valentino mirando a su prima Rosetta.
—Es su hijo.
—El abuelo estará como loco —dijo con asombro— Dante muy poco es descuidado.
—Es ver a Dante de nuevo —comenta por el parecido que tiene el pequeño— mi madre se volverá loca.
—Quiero conocerlo.
Dante entró al consultorio de su prima en compañía de Samantha y su hijo.
—Valentino —dijo él con seriedad.
Rosetta acercándose a Samantha mirando al pequeño.
—Es precioso.
Samantha sintió celos y lo apretó un poco más.
—¿Puedo cargarlo? —preguntó sonriendo.
—Llora con extraños —contestó celosamente.
Rosetta entristecida.
—Qué pena.
—Es tu retrato —habla Valentino sonriendo.
—Quiero hacerle una prueba de ADN.
—Es una locura —suelta su prima— es tu viva imagen.
—¿Estás demente? —pregunta Valentino con asombro.
—Sabes cómo es la familia.
—No hay dudas, es tu hijo —insistió su hermano molestándose con él.
—Yo estoy seguro de que lo es. Sabes cómo es la familia —le recuerda cruzando los brazos.
—Me niego —insiste su hermano.
Samantha, sintiéndose realmente incómoda como el doctor Dante, está platicando con su familia como si ella no existiera.
—Tengo que irme —anuncia mirándolos.
—Yo te llevo —se ofreció Dante— necesito saber, en donde vive mi hijo.
—Está bien.
Rosetta se acercó al bebé y le dio un beso en la frente.
—Nos veremos pronto precioso.
Matteo agitó sus manitos, emocionado.
—¡Me encanta! —exclama enamorada.
Dante solo sonríe, porque su hijo es el único pequeño en la familia Lombardi, por los momentos.
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En el departamento Scott Wilson.
Chloe acomodo la comida en la mesa para esperar a su amiga, mientras que Piero terminaba de hablar por teléfono con un amigo.
—Sam está tardando mucho.
—Si tienes mucha hambre, comencemos nosotros —le propone él.
Ella negó con la cabeza.
—Prefiero esperarla un poco más.
Samantha abrió la puerta del departamento.