Un Amor Prohibido

1

Ahí estaba yo, estaba corriendo, escapando de todos los problemas que yo mismo había causado y todo por no ser tan fuerte como creí que era, me deje llevar por mi odio y todo esto me llevo a salir del castillo.

No quería nada, no quería que la gente me mirara y me diga “Oigan ese no es el que mato al rey Magnus” ya que en cierta parte lo era y en otra parte no lo era, pero sabía que eso no se podía evitar. Yo solo seguía corriendo por todo el reino de Whinder, hasta poder encontrar una salida, pero mientras más caminaba y exploraba, más me perdía.

Seguía corriendo, las personas al verme pasar me ignoraron y algunas me tiraban cosas, pero a pesar de esto yo seguía corriendo, algunas personas me intentaban ayudar.

Pasé minutos corriendo hasta que por fin encontré una salida de Whinder. No tenía adónde ir, si regresaba tendría que enfrentarme a mis amigos y si seguía corriendo tal vez termine en un lugar del que nunca podré escapar.

No me importo nada solo seguí corriendo en medio de la incesante lluvia, pero gracias a esto cada vez el paso se iba dificultando más, gracias a esto me caí por el barro producto de la lluvia, pero me levanté y seguí corriendo, no sabía a donde iba, no sabía a donde me dirigía y en mi mente se iban repitiendo las mismas palabras.

- “Eres un inútil no sirves para nada, mataste a tu mejor amigo y todo por no ser tan fuerte como para liberarte y confrontarte a ti mismo” -me decía.

Esas palabras me herían a mí mismo, pero para eso servían, no, yo no me merezco nada, no merezco ser tratado como una persona, no merezco el respeto de nadie, no merezco la ayuda, no merezco nada, solo soy basura que algún día será incinerada hasta dejar solo cenizas en este difícil juego que es la vida.

Seguía corriendo, no me importaba que las gotas me inundaban, después de todo creo que esto es lo que me merezco, yo solo soy una mierda.

Ya llevaba como 30 minutos corriendo y recién me estaba alejando del reino, pero seguía corriendo y mientras corría pensaba en donde me podría quedar a dormir, en donde puedo tener un refugio.

Pasaban los segundos y por fin deje de correr y también dejo de llover, pero aun así el cielo estaba muy oscuro y en eso me pongo a observar el paisaje que tengo cerca mío, pero no veía ningún lugar seguro cerca de este lugar hasta que se me vino a la mente un recuerdo. El recuerdo del espacioso lugar que tenía la montaña Arnis dentro de ella.

Pasaron segundos hasta que por fin me decidí a quedarme en la montaña, después de todo que otro lugar me quedaba.

Esta vez no corrí, ya que me sentía muy exhausto, así que empecé a caminar, pero aun así sentí el impulso de correr, pero me evité las ganas por el cansancio.

En la mitad del camino empezó a nevar, esto hacía que me diera más frio, claramente, pero gracias a la chaqueta que me había traído de la tierra que me logra proteger un poco del frio, pero aun así me estaba muriendo del frio.

Quería volver a las comodidades del reino, pero sabía que si lo hacía me terminarían echando o terminarían gritándome o enojándose conmigo por haber vuelto después de matar a mi mejor amigo Mauro.

Cuando llegué a los pies de la montaña Arnis había dejado de nevar, pero aun así se sentía el frio, empecé escalando la montaña, pero las piedras estaban bastante frías y esto producía un fuerte dolor en mi mano.

Al parecer no podía subir, la montaña estaba helando, no podía escalarla y no me acordaba como Jasón la había subido así que no sabía cómo hacerlo, intente escalar la montaña, por segunda vez, pero cuando estuve subiendo apenas un poco, me resbale y me caí.

Me quede ahí acostado, a pesar de no ser una caída de muy alto aun así dolía y además no tenía ganas de hacer nada, en los segundos que pase acostado me fui acordando del viaje de Jasón y gracias a eso me acorde que había un pasaje por el otro extremo de la montaña.

Fui caminando alrededor de la montaña y gracias a esto me encontré con el pasadizo, lo malo es que estaba resbaladizo, pero aun así podía caminar por ahí.

Después de tanta caminata por fin llegue al hueco que le había dejado Jasón la otra vez que vino, entre por ese hueco y la cueva estaba antorchada lo suficiente como para dejar algo de luz.

Fui caminando por toda la cueva, todo parecía tranquilo, me voy paseando por cada lugar, era muy espacioso, pero muy solitario.

Todo era nuevo y no se podía decir que me estaba asombrando, ya que lo único que yo quería era descansar, pero en eso escucho unas pequeñas pisadas, al parecer alguien estaba aquí conmigo.

Me puse alerta e hice aparecer una espada gracias a los poderes del gran maestro, me puse con una pose de defensa y le empecé a gritar a la otra persona.

- ¿Quién está ahí? -grite- ¡Si no se muestra me veré obligado a atacar!

Yo empezaba a mostrarme muy amenazante, pero aun así la persona no salía de su escondite, yo seguía insistiendo, pero la persona seguía sin salir de su escondite hasta que desistió y salió de una de las paredes de la cueva.

Al parecer era una monstruo y yo ya sabía quién era, pero ella no sabe quién soy esa chica era…




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.