Un Amor Prohibido

5

Narra Susie.

“Es un día normal como cualquier otro, Julio se va de la cueva a trabajar, a traer comida, madera y no regresa hasta la tarde, así ha sido durante el último mes, yo ya estaba recuperando mi forma y sigo sin darle la chaqueta a Julio, él no lo sabe, pero siempre que él se va me la pongo y cuando el viene la escondo para que no me la pueda quitar, lleva varios días intentando hablar sobre eso pero siempre le cambio el tema”

“No me gusta vivir de otra persona, pero que puedo hacer, él está feliz por todo lo que está pasando, según él se lleva mejor con los señores de la granja, sin embargo no le creo del todo, ya que no lo he visto con mis propios ojos, además de eso él ha querido que nos vayamos a vivir con ellos, dice que sería una buena oportunidad para los dos, pero siempre evito eso ya que no quería que alguien más cuidara de mí, suficiente tengo con Julio”

“Pero bueno, aquí estoy otra vez hablando sola, acostada en una roca incomoda recibiendo el sol, lo mismo que hago todos los días” como siempre estoy tan concentrada en el techo que se me olvida todo lo que hay a mi alrededor, en eso veo que una pequeña roca cae, esta a su vez me pego en la cabeza.

- ¡Mierda! -grite mientras me agarraba la cabeza, a pesar de que la roca era muy pequeña al caer con intensidad hizo que me doliera un poco.

Después de que cayera la pequeña roca empecé a revisar minuciosamente la cueva, por si acaso este pasando algo, sin embargo, no veía nada y la oscuridad no ayudaba en nada “ya que no veo nada será mejor que me vaya a dormir tomando el sol” dicho esto me dirigí a la entrada de la cueva y deje que el sol me cubriera de calor.

-Susie despierta-escuche que una voz me susurraba.

-Susie despierta o te vas a congelar-escuche otra vez entre susurros.

- ¡Susie despierta coño! -grito esta vez.

Gracias a esto me desperté, ya era de noche y hacía mucho frio, ya que estaba nevando, Julio solo me estaba intentando levantar mientras que yo intentaba agarrar fuerzas, pero no podía, todas mis fuerzas se habían ido y todo gracias a la puta nieve.

Al parecer Julio ya había dejado la comida y la madera por ahí ya que no llevaba nada, el solo estaba ayudándome.

-Julio ayúdame por favor-dije con todas mis fuerzas.

Julio al escuchar esto me levanto y me llevo cargando en sus brazos hasta el centro de la cueva para que pudiera retomar fuerzas, pero no podía estaba congelada.

-Susie tienes fuerzas para hacer una pequeña bola de fuego-dijo con delicadeza mientras me miraba con sus ojos color rubí.

Yo mire en mis adentros para ver si me quedaba algo de fuerza en mi interior, sin embargo, no halle nada, estaba congelada, no podía hacer nada, ni siquiera me quedaban fuerzas para hablarle, así que solamente moví mi cabeza en un gesto de negación.

Julio al ver esto empezó a agarrar repetidamente unas rocas y las empezó a frotar entre sí con mucha intensidad, yo no sabía que quería lograr con eso, pero no le dije nada, de todas formas no podía, después de varios segundos una chispa salió de entre las rocas, esta chispa cayo en la madera y eso la fue encendiendo lentamente, a continuación Julio empezó a soplarle para que no se vaya el fuego y esto hizo que el fuego se extendiera aún más encendiendo la mayoría de la madera.

Yo con todas mis fuerzas fui acercándome al fuego y poco a poco fui recuperando mi fuerza, quería meterme entera en el fuego, pero si hacia eso se me quemaría la ropa y Julio me vería desnuda y claramente no quiero eso. Julio estaba inquieto por algo estaba moviendo sus piernas repetidamente, estaba agitado y con sus manos se cubría la boca mientras me veía con unos ojos de preocupación.

-Oye tranquilo viejo no me paso nada-le dije intentando animarlo, pero esto no hizo nada más que ponerlo nervioso.

 -tranquilo, tranquilo, como voy a estar tranquilo, Susie casi mueres-dijo apresuradamente-si hubiera llegado un poco tarde te morías-dijo un poco más tranquilo-dijimos que no te asomarías mucho a la entrada para que no pasen este tipo de cosas-

No puede ser que se acuerde de esas malditas reglas:

Reglas para Julio.

Regla 1: no le dirás a nadie más de lo que viste.

Regla 2: no llegaras tarde a la cueva.

Regla 3: revisa que nadie te persiga.

Regla 4: traerás comida y agua todos los días a no ser que ya tengamos.

Regla 5: nunca te acercaras al reino de Whinder.

Reglas para Susie.

Regla 1: mantendrás la cueva en orden.

Regla 2: no harás ningún destrozo ni un “arreglo” en la cueva a no ser que los dos estemos de acuerdo.

Regla 3: no comerás ni beberás más de lo debido.

Regla 4: nunca te acerques lo suficiente a la entrada de la cueva.

Regla 5: nunca atacaras a Julio.

Regla 6: nunca salgas de la cueva en un día nevado.

Regla 7: nunca te duermas fuera de la cueva.

Regla 8: nunca, pero nunca me sigas cuando estoy fuera de la cueva, a no ser que quieras venir conmigo y que yo esté de acuerdo.

Esas son las estúpidas reglas que nos pusimos entre nosotros a la semana de conocernos, la verdad es que yo fui buena con el maldito Julio, pero él se pasó, no me deja hacer nada.

-estaba haciendo mucho calor y decidí echarme una siesta en la entrada-le respondí.

-Argh, Susie no me importa que duermas, pero pudiste haber muerto y si fuera así yo, yo…-se interrumpió el mismo-nada solo come un poco, yo ya agarré algo durante el camino, quédate cerca del fuego y quédate con mi chaqueta, yo me iré a dormir por ahí-

Después de esto Julio se levantó me dejo la comida a un lado y se fue a acostar en un lugar lejano a la entrada. Yo simplemente lo estaba viendo y pasado unos minutos me puse a comer mientras me calentaba con el fuego, después de comer me sentí mal por Julio, él me ha dado de todo y yo solo me aprovecho de eso.




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