Un Amor Prohibido

16

Narra Julio.

-— ¡Julio! —grito Leo a través de la puerta—Julio, abre la puerta—

— ¡Julio por favor ya no quiero que sigas así! —grito otra vez.

— ¡Julio has estado ahí por más de 2 semanas, no has comido nada y no has visto la luz del sol! —grito.

Yo me pare de la cama, me dirigí a la puerta, la abrí y le grite a Leo en la cara para que deje de molestarme.

A continuación, volví a acostarme en la cama para volver a dormirme entre la oscuridad y como siempre en el piso.

Narra Susie.

—Hija, por favor despierta—me dijo mi madre delicadamente.

—Estoy despierta, acaso no lo notas—le dije un poco entristecida.

—Hija al principio creí que seguías en tu periodo de crecimiento, pero me estoy empezando a preocupar y tu padre también está un poco preocupado—dijo mi madre intentando persuadirme.

—Si claro Mama, solo necesito más tiempo sola—le dije tristemente.

La verdad es que ni yo sabía porque me sentía tan triste, tal vez sea por el hecho de perder a mi mejor y único amigo; pero, ya no debería pensar en esa mierda, ya ha pasado más de un mes y todavía pienso en todo lo que hubiéramos podido hacer.

—Mama podrías dejarme sola por un rato, necesito aclarar mis ideas—dije un poco más seria.

Mi madre lo único que hizo fue salir de mi cuarto y dejarme sola, así que aproveche este tiempo para meter mis manos al fuego y empezar imaginar cosas sin sentido, como el recuerdo de mi medio hermano esquelético.

Al recordar esto se me salió una lagrima y lo que hice para despejar mi mente fue bañarme y salir a caminar por un tiempo, como lo hago casi todos los días, la verdad no entiendo porque a mi madre le preocupo tanto si me comporto como siempre, tal vez sea porque estoy más pensativa que antes o porque casi no he dicho ninguna palabra desde ese día.

— ¡Susie! —grito una voz conocida a lo lejos.

Al escuchar esta voz me enoje demasiado, ya que este estúpido dragón no me ha dejado de molestar desde que llegue al reino de Whinder.

El día en el que él se enteró de que había llegado se presentó en mi casa con un ramo de flores en su mano y con otros monstruos que estaban cantando a su alrededor, un gesto muy romántico, pero muy estúpido a su vez.

Ya lo he rechazado más de 100 veces, pero el siempre regresa, la verdad es que lo hubiera aceptado antes si no fuera porque es un dragón de agua.

— ¡Susie por favor no me ignores! —grito otra vez.

Ya no podía hacer nada y la verdad tampoco me importaba.

—Susie solo quería que tengas estas flores, creo que estás te gustaran—dijo tranquilamente.

Y ahí estaba Dorgan, un dragón azul calvo, como la mayoría de dragones machos, viste con una camiseta fina de color azul oscuro y con unos pantalones finos de color negro.

— ¡No me gustan las flores estúpido! —dije un poco enojada— ¡te lo he dicho miles de veces! —

—Ohh pues olvida eso—dijo tirando las flores—bueno pasaba por aquí y te vi pasar, para nada paso vigilando cuando sales de tu casa—

—Si claro, tampoco me importa—dije como si nada.

-—Bueno y que quieres hacer—me dijo entre un bostezo y me puso el brazo alrededor de mi cuello.

Al ver esto le gruñí para que saca su mano, pero él no me hacía caso o por lo menos así fue hasta que le mordí un dedo.

—No me toces—le gruñí alejándome de él.

—Está bien de momento te dejare sola, así tal vez puedas olvidar a ese maldito humano—dijo entre risas.

—Cómo es que sabes de eso—le pregunte al aire al parecer.

Al darme cuenta él ya había desaparecido; pero, como es que él sabe lo que le dije a mis padres, claramente no les dije la verdad del todo ya que mi padre se podría volver loco y buscarlo, así que mejor no mencione a Julio.

Después de minutos caminando y pensando me fui al lugar que a mí me parecía el más pacífico de todo Whinder, el cual es el parque con los árboles Zert; pero, al sentarme en una de las bancas vi como las parejas incluso hasta las personas mayores se alejaban mucho de mí.

— ¡Acaso nunca han visto a una puta dragona o que mierda! —grite bastante enojada.

La gente simplemente me ignoro y algunos hasta se alejaban más de mí.

—Porque será que los dragones no tenemos el mismo trato que las demás personas o monstruos—me dije a mi misma, no importa a donde vaya, el trato siempre es el mismo, la gente no quiere a los dragones en este mundo.

Narra Julio.

—Julio como así saliste de tu cuarto—me dijo Leo tranquilamente—y como has sobrevivido tanto tiempo sin comer, mírate estas en los huesos—

No puede ser, salgo por primera vez de mi cuarto en un mes y el estúpido de Leo no me deja de molestar, “aléjate de mí” le grite en mi mente, “nadie te quiere”, “nadie te necesita”, “y si mejor te mueres”, son unas de las palabras que quería decirle.

—Julio háblame de una vez—dijo Leo entre suplicas.

Leo al no dejar de molestarme no me dejo más opción que ponerle el pie en la pierna herida para hacer que se caiga de cabeza. Leo cayo de cabeza y rápidamente se paró con dificultad, no me dijo nada simplemente me dejo caminar tranquilo.

 

—Tienen a alguien que haga cortes de pelo—le susurre a Leo.

—Que dijiste cariño—me dijo tiernamente.

— ¡No me llames así y te pregunte si ¡TIENEN A UN PUTO EMPLEADO QUE HAGA MALDITOS CORTES DE CABELLO! —le grite bastante enojado.

“No me dejaste opción además tú te lo mereces” dije mentalmente solo así entenderás que no tienes futuro conmigo.

—Hay uno al lado de la torre de mago—dijo Leo un poco enfadado.

Leo solo se cruzó de brazos y se puso como en un gesto para que yo me disculpe con él y que nos quedemos juntos para siempre, “te digo algo amigo no hay nada entre nosotros y nunca habrá nada “dije mentalmente, lo único que hice yo fue verlo, enojarme un poco y seguir con mi camino.




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