Un Amor Prohibido

21

Escuche algo a lo lejos, escuche el chillido de un niño, fui caminando por el lugar en el que estaba situado, parecía ser el sótano de un hospital abandonado, así con muchos pasillos y muy tenebroso o por lo menos así los reconozco yo.

Cada vez que me acercaba escuchaba chillidos más fuertes.

— ¡Padre donde estas, padre por favor ayúdame! —logre escuchar que gritaba el niño.

En los gritos se escuchaba un muy fuerte tono de angustia, de temor y lo que más podía notar, dolor.

— ¡Tu padre no te ayudara niño ahora deja de quejarte! —grito alguien, 

Después de varios segundos perdido por fin pude encontrar la habitación en la que se encontraba el “niño conejo” y si al parecer era Mark.

Mark estaba atado a una reja electrificada que estaba encendida, así que el pobre estaba siendo electrificado constantemente.

—Ya puedes apagar la máquina—dijo una hiena con una bata de laboratorio.

El otro monstruo que lo estaba acompañando era una rata y esta le hizo caso, apago la reja y desato a Mark y este solo se dejó caer, los científicos al ver la espalda de Mark se quedaron asombrados, al parecer habían descubierto la capacidad de regeneración que tenía el chico.

Mark en un intento desesperado por escapar le dio un mordisco a la pierna del ratón, este a su vez le intento dar un golpe a Mark, pero lo único que logro fue empeorar las cosas ya que Mark le agarro la mano y la estaba apretando muy fuertemente hasta el punto de casi partírsela y lo hubiera logrado por no ser por la hiena que pateo a Mark en la cara y le clavo una lanza en todo el pecho esto dejo a Mark casi que inconsciente, así que se dejó caer.

La hiena intento agarrar la lanza de nuevo, pero ya no hubo tiempo, el líquido negro absorbió toda la lanza y aparte de eso había regenerado a Mark.

—Argh—gruño la hiena—-Tuviste que ser más rápido—dijo la hiena muy enojada con su compañero.

La hiena después de decir esto ato a Mark devuelta a la reja y le tiro un libro a su compañero.

—Quiero que para mañana le hagas un informe completo al jefe y si descubro que modificaste algo te tragare vivo—dijo la hiena muy enojada— ¡ENTENDISTE! —le grito.

El ratón solo se quedó perplejo por lo que dijo la hiena y hasta se veía que estaba empapado en sudor.

Después de esto todo se quedó en negro y me dejo con muchas intrigas.

— ¡Mark porque me enseñas esto! —grite— ¡MARK! –

Todo lo que hacía era sin éxito, nadie me respondía, ni siquiera Mark, ni Jasón, ni nadie o por lo menos así fue hasta que apareció Jasón, pero estaba muy diferente no parecía el, sus ojos no mostraban nada y solo estaban blancos además estaba completamente pálido, lleno de cortes, ataduras y estaba encadenado a algo invisible.

—Tu eres el único que puede salvarnos—dijo seriamente—espero que tomes la decisión correcta y decidas salvarnos—

—Julio todo recae en tus manos—dijo esto con más intensidad—entendiste Julio—

Después de esto empezó a repetir mi nombre una y otra vez o así fue hasta que por fin fui despertado por Bertha, ella estaba viéndome fijamente y estaba con su hocico muy cerca de mi cara, al parecer había estado olfateándome mientras dormía y recién decidido despertarme.

—Bertha deja de olfatear a Julio y siéntate a comer—dijo Zeg desde la cocina.

A veces me sorprende como es que se comportan como unos cachorros siendo tan viejos o al menos yo ya los veía un poco viejos ya que tenían el pelo gris e intuyo yo que son canas.

Yo me senté a comer con Zegus y con Bertha mientras que la pregunta de cuantos años tenía cada uno se reproducía a cada rato en mi mente

—Algo te preocupa—me pregunto Zeg.

—Eh, claro que no, es solo que quiero hacer una pregunta—dije sonando serio.

—hazla hijo, estas en todo el derecho de hacerlo—dijo Bertha sonando un poco tierna.

No puede ser estaba sintiendo muchos nervios y estaba empezando a sentirme inseguro de mi pregunta, después de todo no creo que sea tan respetuoso preguntarle su edad a alguien, al final me toco decirla, pero estaba con un poco de miedo por su reacción.

—Eh, pues esto, nunca les pregunté y se me hace incomodo no tener conocimiento sobre eso, pero quería saber qué edad tiene cada uno—dije un poco nervioso.

Zegus solo se rio por mi pregunta y después de eso empezó diciendo—yo, Zegus tengo 42 años y mi esposa Bertha—Bertha estaba saludándome como para indicar que era ella—ella tiene la edad de 40 años—

—Ehhhhhh pues lo siento, pero yo creí que por lo menos tenían 58 años—dije un poco avergonzado.

Ni a Bertha ni a Zegus le importo mi comentario ya que lo único que hicieron fue reírse.

—Tranquilo nos pasa seguido—dijo Berth sonando amigable

—Que esperabas chico somos lobos grises—dijo Zeg sonando cariñoso—nuestro pelaje tiene esos tonos que nos hacen ver un poco viejos, pero no es así, aunque algunos lobos grises se salvan ya que siendo de sangre pura terminan siendo de diferentes colores violetas purpura, azul, negro, etc.

Yo me quede con una mirada un tanto perdida, pero en si estaba concentrado.

— ¿Que te pasa julio? —me pregunto Zegus.

Supongo que me hizo esta pregunta porque en primera no había ni tocado mi comida y además porque parecía que estuviera muy perdido.

—Nada es solo que todavía no digiero del todo la información—dije intentando mentirme a mí mismo.

La verdad es que no me siento del todo cómodo estando frente a gente que me trate con tanto respeto ya que siempre he sentido que todos en mi entornó me tratan como alguien raro o peor, pero se me hace raro que me traten con tanto cariño, pero por cuanto tiempo será así.

Narra leo.

—Leo busca en el hacha a ver si contiene más de su ADN—me dijo el señor Clarke

Al oír esto lo único que hice fue gruñirle un poco y encaminarme al cuarto en el que se hospeda Julio, al entrar vi como todo estaba en la oscuridad absoluta y como la mayoría de las cosas estaban ordenadas, todo olía demasiado bien, después de todo al tipo no le gusta vivir en un ambiente asqueroso, tanto es así que las únicas veces que salía de su cuarto cuando estaba deprimido era para lavar la ropa, pero me di cuenta muy pocas veces ya que siempre trataba de ir por las sombras y cuando llegaba al lugar para lavar la ropa “lavandería como le dice el” agarraba todos los suplementos para lavar la ropa y se los llevaba al baño de la lavandería para ahí lavar su ropa y cuando terminaba dejaba todos los suplementos y se iba otra vez a su cuarto con su canasta de ropa limpia.




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