Un amor prohibido

29. Muerta

Retrocedo dos pasos inconscientemente. Es él... El asesino de Cara.

—¿Enya? —pregunta a mi lado Dalia, preocupada, pero yo no aparto mi vista de la del hombre.

Sus ojos se vuelven de un gris más oscuro, tormentosos, y algo en su expresión cambia.

Me reconoce. Sabe quién soy.

—Maté a la niña equivocada, pero aún estoy a tiempo de saldar esa vieja deuda.

Cuando esas palabras abandonan sus labios, no me lo pienso más y empiezo a correr en dirección a la casa, dejando atrás a una Dalia muy confundida. En cambio, escucho una risa horrorosa abandonar los labios de Sadashi.

—Dmitry, ¿qué esperas? Ve por ella.

Él me sigue. Siento sus pasos detrás de mí.

Estoy a punto de tocar el botón de emergencias de la sala, cuando un cuerpo pesado cae sobre mí, doblándome la pierna herida y causándome un dolor infernal.

Las lágrimas abandonan mis ojos a montones y no puedo evitar sollozar. Aún con todo lo anterior, saco toda la ira y el enojo que tengo contra él desde hace tanto tiempo, y consigo voltearme y golpearlo en la cara.

A él no parece dolerle, en cambio, eso lo aíra más. El hombre se coloca a horcajadas encima de mí, y empieza a ahorcarme, cerrándome la entrada de oxígeno.

—¿¡Pero qué demonios le pasa a tu guardaespaldas, Sadashi!? —solo ahora mis oídos captan los gritos de Dalia y los ladridos desesperados de Blue—. ¡Llama a la policía!

Pero Sadashi la ignora. Saca un arma y apunta a Dalia. Por el rabillo del ojo puedo ver a Blue abalanzarse sobre el brazo de Sadashi y empezar a arrastrarla por el suelo con una bestialidad impresionante.

Empiezo a perder el conocimiento cuando rizos negros aparecen en mi vista. Es Dalia. Se le subió encima al hombre e intenta apartarlo de mí a toda costa mientras Blue ataca a Sadashi.

El asesino se quita de encima de mí y por un momento me deja. Intento avanzar hasta donde Dalia se enfrenta a él para que no le haga daño, pero mi cuerpo no responde correctamente y no dejo de toser.

Sadashi, quien está forcejeando con Blue, dispara dos veces su pistola, pero a causa del silenciador no se escucha nada y tampoco parece haber herido a nadie.

Blue termina por soltarle el brazo para atacar su cuello en cuanto ella cae de rodillas. Finalmente, cuando termina con Sadashi en el suelo desmayada por la pérdida de sangre, intenta correr hacia el asesino, pero él saca aquel viejo revolver que usó contra Cara y dispara en su dirección, causando un gran estruendo.

Afortunadamente Jennifer había salido de la nada y se le cuelga del brazo, cambiando la dirección de esa bala. La bala rompe un espejo que hay cerca de la entrada, asustando a Blue, que sale de la casa, seguramente en dirección a la casa de los Kozlov.

Ahora que Sadashi está desmayada en el suelo, Jen y Dalia se aproximan hacia el asesino con intención de ayudarme, pero de nada sirve, pues de un golpe seco deja en el suelo a Dalia y un empujón envía a Jennifer al suelo.

Una vez que termina con ambas, se voltea hacia mí, saca una navaja militar que carga en su cinturón y empieza a caminar rápidamente hacia mí con ella.

No le era suficiente haberme hecho un daño de por vida. Quiere matarme, como lo hizo con Cara.

Tira un golpe, y me muevo a tiempo, pero al segundo ya no tengo tanta suerte y la navaja se clava no tan profundamente en mi abdomen, haciéndome una herida larga y de la cual al instante empieza a brotar mucha sangre.

Cuando el asesino se disponía a volverme a herir, Jennifer se abalanza sobre él por la espalda.

—Corre, Enya, ¡corre!

En un movimiento rápido ya ella está en el piso, gimiendo de dolor a causa del golpe. Haciéndole caso a Jen y queriendo llegar a un espacio abierto donde la gente pueda verme, salgo cojeando al jardín delantero. Estoy a pocos pasos de la verja de la casa de Demián, cuando un golpe en la cabeza me hace perder el equilibrio.

—¡Policía! —intento gritar desde el piso, pero otra vez sus sucias manos se ciernen sobre mi cuello. Intento patearlo numerosas veces en lugares claves donde al hombre le causa mucho dolor un golpe, pero nada parece funcionar.

Van a matarme. Voy a morir a manos del mismo asesino que hace tiempo mató una gran parte de mí.

Mientras soy asfixiada logro ver en la lejanía a Dalia y a Jennifer tendidas en el suelo, inconscientes. O espero que sea inconscientes.

¿Ningún vecino ha visto lo que está pasando aquí? ¿Por qué nadie viene a ayudarnos? ¿Es que no oyen a Blue pidiendo ayuda?

Me remuevo, intentando escapar de lo inevitable, y es cuando visualizo a Pastor gruñendo a varios metros de mí. Blue está detrás de mí, y cuando me ve empieza a correr hacia mí.

No, van a hacerte daño. Vete.

Pastor entiende lo que está pasando y corre hacia mí, superando la velocidad de Blue, y en un parpadeo se tira encima del asesino, mordiéndolo en el brazo y haciendo que me suelte.

Me arrastro lejos del asesino, cuando los chillidos de dolor de Pastor me detienen.

—¡Suéltame, maldito! —me giro a tiempo para ver la terrible escena del asesino gritando antes de doblar el cuello de can, matándolo en un instante.

Sollozo con fuerza.

¿Por qué siempre termino matando a todos lo que quiero? ¿Acaso es que estoy maldita?

El hombre suelta el cuerpo de Pastor en el suelo, como si no fuera nada y camina hacia mí.

—No necesitaré la navaja... —murmura—...y tampoco la pistola con que maté a tu hermana. Solo necesito quitarte el oxígeno un par de segundos para que descanses. Después de todo, tú ya estás muerta.

Es cierto. Estoy más que muerta, pero eso no quita que la rabia que tengo dentro de mí por haber matado a Pastor y haber herido a mi familia. Me preparo para al menos hacerle un tercio del daño que me ha hecho en la vida, cuando escucho la voz de alguien.



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En el texto hay: amorprohibido, amorodio, pasadodoloroso

Editado: 11.05.2024

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