POV ENYA CALLAHAN
Es tan difícil dejar entrar a alguien cuando sabes que todo está roto y podría lastimarse. Cuando eres consciente que incluso para ti es peligroso estar cerca de tu persona, pero aun así quieres que haya alguien. Quiero que haya alguien. Quiero que Demián sea ese alguien.
Pero la realidad es diferente. Mi misma psicóloga lo dijo. ¿Cómo pienso disfrutar de la compañía ajena si no soy capaz de disfrutar mi propia compañía?
Tal vez sigo sobre pensando. Quizás debería besarlo y enviar todo al diablo... ¿entonces qué? ¿Seguiría fingir que jamás había pensado en el suicidio o que me odio a mí misma?
Lo primero era sanar. Sanar sola. Luego volvería, y prometo, con toda la fuerza que puedo reunir, que haré lo que sea para amarte.
Pero por ahora...
Miro el mar que se extiende delante de mí. Da esa falsa sensación de libertad, de que todo es posible y que todo está bien. Pero esa sensación no es real ni duradera.
Por ahora me elijo a mí. Yo antes de ti. Y después seremos los dos.
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POV DEMIÁN KOZLOV
Londres. Casi un año después...
El tiempo pasó, el juicio terminó, pero Enya nunca volvió.
Las cosas se habían puesto difíciles en un momento, pero se logró. El acusado, el señor O'Ceallaigh, y la llamada Sadashi y Dmitry, el asesino que había contratado el magnate, habían caído. Con ayuda de las cámaras de vigilancias y los testigos, logramos encerrarlos por de por vida, dos de ellos pena de muerte.
Las cosas parecían mejorar demasiado rápido. En solo seis meses desmantelaron a O'Ceallaigh e hicieron que toda su red se secara, arrestando a sus cómplices o a los que sabían lo que él había hecho hace años y nunca lo denunciaron. Luego, dos meses después, terminaron de hacer del mundo un lugar seguro para los Callahan. Enya ya podía volver. Ninguno de ellos le haría daño otra vez a su familia.
La pregunta ahora era qué había pasado que Enya no había vuelto. Ha pasado casi un año y necesito verla, pero eso aún no ha sucedido.
Los aullidos de tres canes me devuelven a la realidad y evitan que me corte un dedo mientras pico la carne. Bajo la vista y me encuentro con Zeus y Blue, que se encuentran a mis pies, tratando de llamar mi atención o subir sus patas a la meseta. Cualquiera de las anteriores.
Con mi pie aparto a los lobos para que no se coman mi cena, pero finalmente tengo que darles de comer un extra para que me dejen terminar de cocinar.
Hace un año llevé a Blue al veterinario, como me había pedido Enya en el vídeo, pero no me dijeron nada más allá de que estaba deprimida. Por consecuente, conseguí un lobo para que le haga compañía.
—¿Qué quieres, Blue? Ya te di comida —murmuro. Blue ladra incontrolablemente, pero cuando no le doy de mi atención termina por irse con Zeus a jugar.
Desde donde estoy puedo ver la cuidad de Londres. Está nublado, como la mayoría de las veces, pero el ambiente sigue siendo extrañamente cautivador. Me mudé cuando todo había terminado, pero Enya no había vuelto. Ya nada me anclaba en Brow Hills, así que decidí mudarme lejos y empezar de nuevo aquí.
Claro que jamás voy a renunciar a Enya. Mis padres aún viven allá, así que, si ella quiere encontrarme, sabrá como hacerlo.
... Esa es la cuestión. Si ella quiere encontrarme.
Termino de prepararme la cena y la ingiero. Ya le he dado su cena a los lobos, así que solo les relleno sus respectivos tazones con algo más de agua.
Ya sin nada más que hacer, me siento en el sofá de la sala y enciendo el televisor para distraerme, cuando Blue se levanta de la nada y corre hacia la puerta.
Por la ranura que está bajo la puerta veo movimiento de alguien del otro lado. Pienso que podría ser un vecino o un amigo, pero Blue parece muy emocionada y ella solo se emociona cuando siente la presencia de una persona...
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POV ENYA CALLAHAN
Cinco minutos atrás...
Ha pasado un año.
Un año es mucho tiempo, pero por más tiempo que pase, algunas cosas no dejan de ser. Como que me sigue gustando Demián, por ejemplo.
Me desmonto del auto de mi tía Adara y le pido que mientras voy, vaya dando una vuelta. Antes de irse, ella me extiende una sombrilla.
—Esto es Londres. Nunca se sabe.
Rio mientras la tomo y me despido. Ya sola, me giro hacia el edificio que tengo en frente. El edificio es alto y tiene unos preciosos ventanales transparentes, pero tiene un color horrible. Hago una mueca. O Demián no tiene buen gusto, o no había más opción.
Camino con algo de temor hacia la puerta del edificio mientras me murmuro frases motivadoras que vi en Pinterest en el vuelo. Mi vestido color crema, al ser acampanado, se mueve por la fuerte brisa que hay.
Entro en la recepción del edificio, y después de preguntar por el pelinegro, me indican su piso y su número de apartamento. El señor de la recepción se ofreció a avisarle para que él bajara a buscarme, pero me negué con la excusa de que era una sorpresa. Entro al ascensor y marco el número cinco.
Estoy muy emocionada y también muy apenada. No me pude comunicar con él ni con Blue por un año completo. Miro mis zapatos, desde ya sintiendo el color rojo por la vergüenza tiñendo mis mejillas.
—Vamos, él lo entenderá —susurro mientras me arreglo el pelo con el reflejo del ascensor.
¡Ding!
Salgo al pasillo y miro la tarjeta que me dieron.
5A.
Me pongo enfrente de la puerta y solo dos segundos después, oigo a Blue aruñando la puerta y luchando por salir. No toco el timbre, sé que él abrirá la puerta.
Oigo sus pasos acercándose a la puerta y mi corazón amenaza con salir de mi cuerpo de lo rápido que late. La puerta se abre, revelando a quien por un año desee tener a mi lado, pero que me fue imposible.