Durante todo el trayecto no me topé con nadie inesperado solo con los guardias que cuidaban a las afueras de varios pasillos y jardines, camine por unos momentos más hasta que llegue a mi habitación.
Mi habitación era grande demasiado para ser sincera pero era muy hermosa y me encantaba el espacio que solo era para mí junto con mi balcón que tenía una vista increíble a lo lejos pero lo que si odiaba bastante era que durante esta estación del años que es primavera hace demasiado calor y no hay manera de tener fresco el lugar pero se mira increíble el bosque y más la época de invierno todas las copas de los árboles se teñían de un hermoso al igual que todo el bosque se convertía en un manto blanco.
Mire el reloj y faltaban veinte minutos para la cena y estaba completamente empapada de polvo por culpa de la biblioteca, necesitaban dar una limpieza de vez en cuando en los estantes pero después comentaría eso con mis padre o tal vez no a lo mejor por esa razón fue que me prohibieron entrar a la biblioteca.
Abrí mi armario que estaba repleto de vestidos y bellos suéteres para el invierno que no sabía cuál elegir, hasta que me decidí por uno violeta con una gran estrella de cuatro picos en la esquina del vestido y toques de pequeños cristales que iluminaban el vestido.
Me peine con dos coletas con mi cabello y me puse mi collar favorito que era la figura de un copo de nieve plateado con pequeños zafiros incrustados en cada punta de ellos, mi madre me lo había regalado el dio que nací como privilegio de mi nacimiento.
En el instante el que estaba acomodando los últimos pliegos de mi vestido me comencé a dar cuenta que la temperatura de la habitación había disminuido y no solo por el hecho de que estaba anocheciendo si no que me dio un extraño escalofrío por todo el cuerpo pero al acercarme al espejo vi una silueta muy extraña que se asomaba por el balcón pero al momento en que mire a mis espalda no se encontraba nada, no le tome importancia ya que nadie podría entrar a este castillo mucho menos en el piso en el que yo me encontraba por ser una de las partes más altas del lugar.
Mire la hora nuevamente ya habían transcurrido once minutos desde que lo había mirado, –genial nuevo récor– pensé para mis adentros ya que regularmente duraba más de treinta minutos en estar lista.
Bajo por las escaleras hasta el gran salón del castillo, curiosamente aun no llevaba Natalia era extraño ya que siempre ella llegaba antes que yo en muchas de las ocasiones, me dispuse a esperar un momento mientras que llegaba, ese tiempo lo utilice para pensar y analizar las extrañas cosas que estaban sucediendo en el castillo.
Nunca me había preguntado la verdadera razón del porque mis padres nunca me dejaban acercarme al bosque más de lo que debía aunque siempre para ellos su explicación era que algo me podría pasar, mas yo creía que fuera eso del todos cierto.
Estaba completamente segura que algo más estaba ocurriendo en este asunto y tenía que comenzar a investigar, podría preguntarle a la abuela pero lo malo es que no se encontraba en estos momentos así que mi única opción viable era Natalia.
Unos pasos me sacaron de mis pensamientos, mire a mis espaldas y era Natalia que ya había llegado al lugar, venía con un vestido verde pastel con grandes holanes y el cabello recogido en una coleta alta y un moño en ella con unos pequeños toques de polvo rojizo en las mejillas.
–He llegado pequeña –me decía con una sonrisa en el rostro mientras tomaba asiento aun lado de mi –Perdón por la demora solo que sucedió un pequeño problema en la cocina mientras preparaban nuestra cena y tuve que ir a solucionarlo –comentaba algo angustiada, tuvo que pasar algo grave en realidad por la expresión de su rostro que mantenía, pero bueno no podía culparla por llegar tarde una sí.
–No te preocupes sé que es difícil a veces ser la encargada de la cocina y que no suceda ningún tipo de peligros en ella, ya que a lo que he escuchado últimamente por parte de mi abuela, han estado ocurriendo graves accidentes, ¿es cierto? – pregunte curiosa, ya que no le había dicho todo, según los rumores de las mucamas que limpiaban mi habitación, curiosamente de estar caliente la cocina pasa a un frio que cala tan profundamente como si algo malo pasara por el lugar más claro mis padres no creían en ese tipo de cosas ya que hace años que cosas como esas no sucedían.
–Si así es pequeña, y debo de estar al pendiente, pero bueno sin más que hacer vamos a cenar, ¿te parece?
–Claro que sí, muero de hambre –le decía exageradamente como su en verdad no hubiera comido en todo el, pero bueno era parte de mi actuar de esa manera.
–Natalia –pronunciaba con un tono de voz suave –¿Qué sucede pequeña? –contesto Natalia un poco confundida, ya muy pocas veces la llamaba por su nombre.
– ¿Puedo preguntarte algo? –Le decía nerviosa, ya que era demasiado delicado lo que preguntaría a continuación. –Claro pequeña, sabes que me puedes contar y preguntas lo que sea sin excepción –Dijo sonriente – ¿Tu sabes la verdaderas razón del porque mi padre no me dejan acercarme al bosque? –Pregunte intrigada esperando que me contestara, su rostro se tornó serio, pensativo y nervioso como si quisiera responderme o simplemente también ella quería saber la respuesta a mi pregunta.