Un amor prohibido

Capítulo VI

Han pasado unas cuantas semanas desde que me entere del acto atroz que mi padre me pidió realizar, dure unas pocas horas en asimilarlo mas tuve que mentalizarme ya que no existía otra alternativa.

Ciertamente mi padre tenía razón debía de matar a la princesa para que así nuestro reino reclamara lo que les pertenecía.

Durante un cierto tiempo estuve rondando el castillo donde vivía la princesa, solo unas cuantas veces la mire vigilaba cada uno de sus pasos, a donde iba, que hacía, que comía, literalmente la seguí durante un día entero, mas nada útil o amenazador aparecía.

Pero lo aún más extraño fue que en todo ese tiempo en el que estuve vigilando no vi rastros de sus padres o de que alguien estuviera a cargo de ella, supuse que tal vez debieron de ir de viaje a robar más tierras, más allá del mar.

Mas por una extraña razón aquella chica me resultaba interesante, cada vez que la miraba o se encontraba a unos metros de distancia de donde yo me encontraba me sentía tan tranquilo y sin preocupaciones, cada vez que reía sus ojos se iluminaban y hacían saltar mi corazón sin razón alguna.

Pero en una ocasión todo se tornó distinto, era de noche y mientras yo me ocultaba en las copas de unos árboles aquella chica la cual sería mi próxima víctima tenía la mirada perdida a lo lejos mientras se encontraba en el balcón de sus aposentos, aquel rostro se miraba sin ninguna emoción alrededor de ella, tenía una mirada tan triste.

Me pareció increíble que en un pequeño rostro como el de ella pudiera ocultar tanta tristeza en su interior, se separó del balcón y volvió a entrar en la habitación, me acerque un poco más para poder lograr ver más.

Quede sorprendido con lo que vieron mis ojos, estaba llorando al pie de su cama, por unos instante quise entrara a consolarla pero me contuve. ¿Cómo diablos sentía pena por la persona a la cual debería de asesinar?, ¿Qué me estaba ocurriendo, estaba perdiendo totalmente la cabeza?

Me aleje del lugar tratando de olvidar lo que acababa de ver, debía sacar esos sentimientos tan extraños que me producía, no lo había vuelto a sentir desde aquella vez, la primera vez que la mire en el bosque sola, realmente la noticia de que ella era la princesa me tomo por sorpresa no se miraba que fuera una persona la cual fuera peligrosa para el futuro peor si era ella debía de hacer lo que hiciera falta para poder recuperar mi reino.

Aquella sensación que solo ella me producía era de un deseo intenso de protegerla y que nadie le hiciera daño, ya que podría matar a cualquiera que se atreviera a ponerle una mano encima y ero me incluía a mí de por medio, mas no debía de poner mi corazón ante mi trabajo que me había asignado.

Claramente no quería admitir la verdad que era demarcado clara, me había enamorado de ella sin pensar, ¿pero en qué momento sucedió?, ¿Cómo fue que ocurrió, en que momento fue que baje la guardia y lograra enamorarme de esa manera?

No debía de fallar en mi misión ya que no solo estaba en juego mi reino si también la aprobación y el honor ante mi padre, si llegara a algo más con ella perdería la corona.

Esa precisa noche dormir demasiado poco, no pude concentrarme en lo absoluto para conciliar el sueño me perseguía el llanto de aquella la cual me había robado el corazón, trate de no pensar más en ella y conseguir dormir.

Estaba completamente desecha, mi padre había vuelto de su viaje y no solo eso me traían noticias las cuales moverían mi mundo por completo.

–Esmeralda, pequeña hemos vuelto de nuestro viaje –escuche a mi madre decir a lo lejos-

–Madre –dije un poco emocionada ya que había pasado demasiado tiempo desde la última vez que se había marchado junto con papa – ¿Cómo les fue en su viaje a papa y a ti?

–Muy bien pequeña pero ahora debemos hablar contigo, ven sígueme

–Claro que si mama –decía mientras iba tras ella caminando para llegar al salón principal donde se encontraba mi padre y aun lado de el mi abuela una cara un poco triste, ciertamente so me desconcertó un poco ya que no sabía por qué la tristeza en su rostro.

– ¿Qué ocurre? –pregunto con un poco de miedo en mi voz, mas hice mi mejor esfuerzo para ocultarlo.

–Tenemos noticias sobre nuestro viaje que hicimos, así que quiero que lo tomes con calma Esmeralda –dijo mi padre en un tono de gran superioridad casi nunca utilizaba ese tono de voz más que cuando eran cosas graves y de suma importancia así que decidí tranquilizarme y prestar atención a lo que me diría.

–Hemos viajado ya que debía de arreglar asuntos personales del reino y no llegamos masque solo a un acuerdo y es que deberás de casarte con el hijo mayor del reino.

– ¿Qué? –Dije desconcertada –Eso mismo hija, tu futuro marido ya ha sido elegido –no lo podía creer me reusaba a creerlo, ¿cómo podían hacerle eso a su única hija?

–No puedo creerlo, no puedo, ¿Cómo pretenden que me case con alguien el cual ni siquiera conozco?, ¿Cómo pudieron hacerme esto? –Mis lágrimas comenzaban a salir de mis ojos sin intenciones de detenerse –Entiende hija, no tuvimos ninguna otra elección más que esta, para poder tener a nuestro reino en paz, y la única solución sería unir a los dos reinos de esa manera crecería o podríamos gobernar aún más territorio



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En el texto hay: fantasia, magia y amor

Editado: 21.10.2018

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