Mis parpados se sentían pesados, como si no hubiera dormido durante varias noches pero poco a poco comencé a parpadear lentamente mientras que me levantaba del polvo que tenia el suelo, con un gran dolor de cabeza.
Mi cerebro intentaba de procesar lo que había sucedido unos instante atrás, comencé a abrir los ojos, mientras miraba donde me encontraba.
Era la misma habitación pero con un poco más de luz alrededor era totalmente bello, todo limpio y acomodado, me levante del frio suelo mientras seguía mirando alrededor del lugar, camine alrededor de la gran cama admirándola mientras tocaba las suaves telas.
De pronto se comenzaron a escuchar pasos por el pasillo por el cual había entrado, mientras buscaba un buen escondite decidí por ocultarme en el armario que se encontraba en la habitación.
Abrí la puerta tratando de que no rechinara, entre rápidamente dentro de este mismo, mientras metía mi vestido en este y cerraba el armario dejando un espacio para poder ver de quien se trataba.
Se escuchó el seguro de la puerta de madera mientras se abría, entraba una chica comencé a enfocar un poco en cada detalle de aquella persona, era una mujer con un vestido color crema un poco esponjado mientras que el cabello lo tenía suelto con unos risos, su piel era blanca, su cabello era color rubio dorado y fue hasta que levante más la mirada para ver quién era en realidad.
Era Tamara la que estaba aquí encerrada, ¿pero por qué?, ¿sería por culpa de la guerra? O ¿es que era cierto que había traicionado a su padre?
Seguía observando mientras que ella continuaba escribiendo, seguía mirando por unos segundos más mientras más miraba más preguntas y dudas entraban en mi cabeza.
Se comenzaron a escuchar pasos por el pasillo nueva mente, se escucharon unos pequeños golpes en la puerta.
–Pase –Se comenzó abrir la puerta poco a poco y entro una mujer muy linda de cabello negro, ojos grandes y oscuros con la piel muy clara, vestía con un vestido largo color negro y blanco como el de una mucama.
–Tamara, te traigo noticias –decía la mujer alegremente con una sonrisa de oreja a oreja –¿Es lo que creo que es Sam? –se le comenzaron a iluminar los ojos mientras que una pequeña sonrisa en su rostro.
–Sí, lo es –decía Sam alegremente, se acercó a la puerta mientras le susurraba algo a la persona que estuviera fuera.
Mientras Sam salía de la habitación, una persona alta y corpulenta se miraba en la entrada, quede atónita por aquel hombre que acababa de entrar en la habitación, era Damen aquel el que había entrado.
–Damen, pudiste venir –decía alegremente mientras unas lágrimas caían por sus mejillas y Damen se la acariciaba con ternura –Así es amor.
Continuaba mirando mientras seguía con la mirada cada gesto y caricia que mostraban en sus rastros ambos, se miraban tan felices y realmente enamorados como si fuera la primera ves que se conocieron.
Salí de mis pensamientos por un sollozo de tristeza, mire a Tamara la cual tenía la cabeza apoyada en el hombro de Damen con sus brazos alrededor de él mientras que unas lágrimas amargas caían de sus ojos.
–Calma Tam, no quiero que llores aún más por favor
–Lo sé, pero es tan injusto esto, quiero estar a tu lado estoy harta de estar encerrada en este lugar
–Pronto estaremos juntos, solo es cuestión de un poco más de tiempo Tam.
–Sí, cuento los días y las horas para estar contigo.
Su gesto me tenía completamente emocionada por aquello. Que continúe mirándolos por unos minutos mas mientras ellos se besaban y abrazaban con tanta ternura
–Princesa Tamara, Damen necesita irse ahora –decía con gran rapidez Sam, se miraba un poco agitada y asustada.
– ¿Por qué?, ¿Qué pasa Sam?
–Su padre viene en camino –decía sin aliento.
–Así es debo de irme Tam –mientras la miraba con dulzura, le dio un pequeño beso en la frente y seguía a Sam por la puerta que hace unos minutos había entrado.
Tamara lo siguió con la vista hasta que la puerta se cerró, tratando de no llorar mientras se sentaba en el borde de su cama.
Comenzaban a pesarme los parpados mientras que amenazaba con caer nuevamente al piso ya si fue, desperté poco a poco mientras que recobraba la vista en el lugar, tome las cartas en mis manos y las guarde mientras que me acercaba a la puerta para irme de ese lugar.
Mire hacia atrás por última vez el lugar y cerré tras de mi aquel cuarto, comencé a arrastrarme entre el pasillo hasta llegar a la puerta principal, salí cuidadosamente mientras que colocaba de nuevo el cuatro.
Camine entre los pasillo sigilosamente ya que de nuevo había anochecido y había desaparecido durante todo el día del lugar.
Di vuelta en una esquina del pasillo que dirigía a mi habitación, cuando tropecé con alguien provocando caer al frio suelo.
–Auch –Fue lo único que dije mientras trataba de levantarme del piso –O lo siento, ¿estás bien?
– ¿Crees que estoy bien? –decía con un tomo un poco agresivo.