Tres semanas habían pasado desde aquella “charla”, y nuestra relación simplemente iba en el mejor apogeo, diría que hasta se reforzó un poco luego de aquella pesada conversación. Tuvimos citas, estudiamos juntos y salimos con nuestros amigos, a simple vista parecíamos más inseparables que nunca.
Ahora estamos en la cafetería de la escuela, cómo cada día almorzando con nuestros amigos, platicando animadamente sobre el anime que Antonio ha estado viendo últimamente, hasta que un carraspeo de garganta nos hizo parar al instante para prestarle atención a la persona o mejor dicho la chica frente a nosotros.
— Hola, Mariano soy Lety de la clase dos, yo quería decirte que— hablaba atropelladamente la chica que apareció sin previo aviso en nuestro campo de visión, a la vez que jugueteaba nerviosa con sus manos—, Me gustas ¿Tendrías una cita conmigo?—, Terminó de hablar esta extraña chica desaliñada, que cargaba consigo algunas manchas de pintura en el rostro, su cabello atado en un moño suelto, con aquellos lentes cuadrados que estaban frente a esos grandes ojos castaños.
¿Qué le pasaba? Estaba incómodo, ella ni siquiera se molestó en confesarse en secreto y lo hizo en la cafetería frente a todos los presentes de la escuela, Mariano parecía atónito con su confesión, y ni siquiera se había dignado en verme, eso me molestó aún más.
— Lo siento, no puedo corresponder tus sentimientos y tampoco me interesa tener una cita contigo —, respondió al fin, para después continuar comiendo e ignorar a la chica, sentí su pie topar el mío por debajo de la mesa, nuestras miradas se conectaron, hablando en el silencio y me sentí más tranquilo.
— ¿Hay alguien más en tu corazón verdad? —, preguntó nuevamente insistiendo o más bien negando aquel rechazo.
— si, así es—, respondió Mar rápidamente y sonreí victorioso de saber que yo soy esa persona, sonará cruel, pero satisfactorio la verdad.
—¿Acaso sales con esa persona? — continuó interrogando esa chica, y todos no quitaban sus ojos de encima, simplemente en este instituto a todos les gusta el chisme, y bueno literal están teniendo uno en vivo y en directo frente a sus narices, que no son capaces siquiera de disimular un poco por lo menos.
— No... no salgo con esa persona—, mi atención volvió al peli castaño sentado frente a mi, arrugo mi nariz y estoy seguro de que mi ceño se frunció un poco, para que ser humilde, mucho, no puedo creer lo que mis oídos oyen, no es que yo espero que el me presuma con todos, pero negar salir conmigo... ósea esa persona, pero que obviamente se que soy yo es… Indignante.
fulminé a Mar con la mirada y mi enojo crece cada vez más en interior
—Si es asi, pues no me contendré y haré que te enamores de mí— continuó hablando esa chica que ya empezaba a molestarme el triple, y aquella fémina se acercó rápidamente a Mariano y depositó un beso en su mejilla derecha, dejó un regalo frente a él en la mesa y se fue corriendo, todos en la cafetería la abuchearon y aplaudieron en complicidad.
Me levanté enojado de la mesa, tomé mi bandeja de comida y me fui del lugar, ya con esto hasta el apetito perdí, aún más después de ver a Mariano reaccionar de esa forma, estaba apenado y sonrojado.
¿Te gustó el beso, Mar?
Con ese amargo pensamiento rondando mi mente y esos sentimientos que debo de admitir que... Estoy celoso, no se lo pienso negar a nadie, regresé al aula y me senté sin dirigirle palabra a nadie.
El aula nuevamente se fue llenando, pues el timbre había sonado, y todos nuestros compañeros ya estaban en sus respectivos lugares, incluyendo a Johan, Angelis, Thomas y Antonio
Mariano llegó unos minutos después, se sentó al lado mío, había tomado mi mano por debajo de la mesa y solo la alejé molesto, pero él volvió a tomarla y me agarró con fuerza evitando que vuelva alejarla.
—Lo siento—, me susurró por lo bajo y decidí ignorarlo, no me gusta hablar cuando estoy enojado, porque puedo decir algo de lo que me arrepienta luego.
—¿No piensas hablarme? —, volvió a preguntar y mi vista siguió fija en el pizarrón vacío, no estoy molesto con Mar sino con la chica, pero a la vez estoy molesto con Mariano, ¿por qué dijo que no sale con nadie? ¿por qué no le reclamó a la chica por aquel beso? ¿por qué no pusiste expresión de desagrado al recibir esa extraña confesión, con beso y regalo incluido?
«¡Maldita sea! Odio esto»
(...)
Las clases habían terminado y aun seguía sin dirigirle la palabra a Mar, estaba recogiendo mis cosas, cuando esa enana volvió a aparecer frente a nosotros, y esta vez traía dos refrescos en sus manos.
—¡Hola, Mariano! ¿caminamos juntos a casa? —, dijo la chica ignorando por completo mi presencia y extendiendo la bebida a Mariano, miré el acto, para ver si él aceptaba aquella bebida
—No tengo sed, gracias, si gustas dáselo a alguien más, y yo siempre voy a casa con mi mejor amigo— respondió no aceptando el molesto acto de gentileza de esa molesta lety o leticia como se llame.
—Vamos, acéptala la compré especialmente para ti ¿si? — siguió hablando con insistencia, que pesada.
bufé molesto soltando sin querer una notable risa sarcástica que ambos no pasan por desapercibido.
—¿Qué es lo que tanta gracia te da? — me confronta