Un amor que florece

11. Te dañé.

Luego de unos días, decidí confrontarlo, pero cada vez que iba a su casa, nadie contestaba, o simplemente alguno de sus padres abrían y decían que él no estaba o simplemente estaba dormido, no contestaba mis mensajes, pero yo al menos merezco una explicación, la merezco.

decidí confrontarlo después de la escuela, justo cuando Mar esperaba a Lety en la entrada, lo veía revisar su celular, y su expresión parecía perdida en algo que visualizaba en aquel aparato.

— Mar—, lo llamé — ¿Podemos hablar?—le pregunto con una pizca de esperanza, él alzó su mirada, sus ojos parecían cansados y estaba lleno de ojeras, tenía tiempo que no le veía así luego de la muerte de su hermano Mario.

— ¡ya llegué, amor!— escuché la voz de quien menos me hubiera gustado escuchar en estos momentos, Lety, llegó toda alegre y se abalanzó sobre Mariano, plantándole un beso en los labios, y simplemente sentí como algo dentro de mí se quebró— ¿Qué haces?

— Estaba hablando con— pausó, para mirarme un breve segundo—, Lukas ¿estás lista? vámonos mi... mi amor— dijo Mariano desviando su mirada de mi, sentí un picor en mis ojos, pero no me voy a rebajar, yo valgo más que eso.

«¡no llores! ¡no llores! ¡no llores!»

me gritaba internamente, apretando mis puños a mis costados, sintiendo la sangre hervir, y con ganas de gritar a todo el mundo que se mal cruzara en mi camino.

—Si aún no terminas de hablar con él, hazlo. Recuerda lo que te dije, ¡te espero en la cafetería para nuestra cita, cariño!—dijo la castaña, alejándose del lugar, tirándole un beso a Mariano, para luego dedicarme una sonrisa burlesca, que estoy seguro es malintencionada.

—¿por qué?— le pregunté sin más, queriendo saber la respuesta, necesitaba saber la causa , el motivo para lastimarme así de esta manera.

— que te puedo decir... no existe un "por qué" simplemente pasó— me respondió irónicamente mirando sus manos todo el tiempo.

— ¡Esa no es una respuesta, Mariano! y lo sabes—le reclamo, exigiendo una explicación.

—que la quiero a ella y a ti no, ya no significas nada para mi ¿acaso no lo notas? ¿eso necesita explicación? ¡Deja de mandarme mensajes y estar buscándome, me estás hastiando! lo nuestro nunca existió, simplemente olvídalo. ya no podemos seguir siendo amigos, lo siento— escuchar cada una de esas palabras fueron como dagas clavadas directamente en mi corazón, una tras otra... me mataron lentamente, ya no pude retenerlo más, estaba llorando.

Lo último que vi antes de que mi vista se volviera a nublar, fue una mirada de lástima de Mariano, yo no quiero eso, no merezco eso... simplemente, sin decir ni una palabra más, me retiré del lugar, caminé a casa. No sé en qué momento llegué, pero ya estaba encerrado en mi habitación llorando desbastado, escuchaba a mi mamá tocar la puerta incansablemente queriendo saber qué pasaba, queriendo entrar a consolarme, pero yo no quiero ver a nadie.

—por favor hijo, mamá quiere saber qué te pasa bebé—le escuché decir, y solo me oculté bajo las sábanas, como si eso me hiciera desaparecer del mundo

—Estoy bien mamá, ahora solo quiero dormir—, digo tratando de controlar mi voz y mis sollozos, escucho un "está bien, hijo" junto a sus pasos alejarse de la puerta, y me permito seguir llorando.

los siguientes días falté a la escuela y me la pasé encerrado en mi habitación, mamá mandó una excusa para justificar mi ausencia, diciendo que estaba enfermo.

mi rutina diaria se volvió en, salgo de mi habitación, como a regañadientes, ya que mi madre me insiste para comer algo, me doy un baño y regreso a mi encierro en mi propio mundo. de vez en cuando lloraba cuando no podía más, pero ahora siento que mis lágrimas se agotaron.

— ¿Con qué así se siente que te rompan el corazón?—digo para mí en un largo y cansado suspiro— se siente horrible—me respondo con un toque irónico y me río de mí mismo.

«ya es hora de recuperarse»

repito este mantra mental, con la idea de regresar a clases y fingir que el resto del mundo es parte de mi loca imaginación, y solo debo prestar atención a clases, sonará infantil y esquizofrénico, pero cada quién sus métodos.

Mariano

Habían pasado días y no había vuelto a ver a Lukas, la culpa me carcome día a día por dentro y no me deja dormir, a sabiendas de que lastimé a la persona que digo amar, mi corazón aún se estremece al recordar su rostro afligido y expectante de explicación, de como me vio besar a Lety frente a sus ojos, me duele recordar como aquellos diamantes oceánicos se inundaron en lágrimas de tristeza, decepción y agonía, y que yo fui la causa de esas lágrimas.

Estoy en el aula, sentado dónde siempre y a mi lado está ese asiento vacío, lugar que le pertenece a Lukas, donde compartimos muchas anécdotas e historias, me pongo a recordar si algún día nos hemos peleado o separado así, pero nunca , tal vez tuvimos peleas superficiales que arreglábamos el mismo día, el sol nunca se había puesto sobre nuestro enojo ni la luna fue testigo sobre nuestras discusiones ni desdichas , pero ahora las cosas simplemente son así y todo es mi culpa.

Las clases estaban a punto de empezar y ya todos estaban en sus lugares, resignado a que Luk no entraría por esa puerta, bajé la mirada, pero luego apareció esa familiar cabellera roja, con esos azules, apagados, opacos y ojerosos ojos; su mirada perdida, se veía más delgado y de alguna forma más pálido, no había color en aquellas mejillas que siempre tenía colorada, simplemente ya no parecía el.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.